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Alegorias republicanas. De Hispania a la Niña Bonita

Origen del nombre Hispania
A diferencia de los griegos que emplean siempre el nombre de Iberia. Los fenicios definirían a la península Ibérica como Hispania, posteriormente utilizado por los romanos (citada por primera vez hacia el 200 a. de C. por el poeta Quinto Ennio). Atendiendo a la etimología del origen de la palabra Hispania, nos encontramos con diferentes teorías controvertidas. 

Hispania proviene del fenicio i-spn-ya, un término cuyo uso está documentado desde el segundo milenio antes de Cristo, en inscripciones ugaríticas, Se sabe que los fenicios y los cartagineses llamaron a la Península con el nombre de Span o Spania, con el significado de oculto (país escondido y remoto). Existe otra versión de que el nombre proviene del término fenicio I-shphanim que literalmente significa: 'de damanes', (shphanim, es la forma plural de shaphán, 'damán', Hyrax syriacus) que fue con este vocablo con el que los fenicios decidieron, a falta de un nombre mejor, denominar al conejo, Oryctolagus cuniculus, animal poco conocido por ellos y que abundaba en extremo en la península. Otra versión de esta misma etimología sería Hi-shphanim, 'Isla de conejos' (o, de nuevo literalmente, damanes, unos mamíferos similares al conejo extendidos por África).

Los romanos, por tanto, le habrían dado a Hispania el significado de 'tierra abundante en conejos', un uso recogido por Cicerón, César, Plinio el Viejo, Catón, Tito Livio y, en particular, Cátulo, que se refiere a Hispania como península cuniculosa (en algunas monedas acuñadas en la época de Adriano figuraban personificaciones de Hispania como una dama sentada y con un conejo a sus pies). Abundando en el origen fenicio del término, Isidoro de Sevilla, en sus Etimologías, postula que tiene su origen en Ispani, el topónimo fenicio-púnico de Sevilla, ciudad a la que los romanos denominaron Hispalis.

Sobre el origen fenicio del término, el historiador y hebraísta Cándido María Trigueros propuso en la Real Academia de las Buenas Letras de Barcelona en 1767 una teoría diferente, basada en el hecho de que el alfabeto fenicio (al igual que el hebreo) carecía de vocales. Así spn (sphan en hebreo y arameo) significaría en fenicio "el norte", una denominación que habrían tomado los fenicios al llegar a la península Ibérica bordeando la costa africana, viéndola al norte de su ruta, por lo que i-spn-ya sería la "tierra del norte".

Junto a Hispania se aprecia la figura de un conejo.
Por su parte, según Jesús Luis Cunchillos en su Gramática fenicia elemental (2000) la raíz del término span es spy, que significa "forjar o batir metales". Así i-spn-ya sería la "la tierra en la que se forjan metales"

Otras hipótesis suponían que tanto Hispalis como Hispania eran derivaciones de los nombres de dos reyes legendarios de España, Hispalo y su hijo Hispano o Hispan, hijo y nieto, respectivamente, de Hércules. 

Al menos desde principios de la Edad Moderna hasta 1927 se defendió la teoría de que Hispania es una deformación de Hispalis, palabra de origen íbero que significaría la ciudad de occidente, y que, al ser Hispalis la ciudad principal de la península, los fenicios y, posteriormente, los romanos dieron su nombre a todo su territorio.

Los escritores antiguos optaban por un origen griego de la palabra: esperos era el nombre de la primera estrella que se observaba tras el crepúsculo en el occidente. Los griegos llamaron (H)Esperia a Italia y a España, ya que se encontraban a su occidente; por una mutación de fonemas es posible que Hesperia pasara a ser Hispania. Otros creían que la palabra procedía de alguna manera del dios Pan.

Representaciones de Hispania.
Moneda de la familia Postumia
La primera representación de Hispania surgió en la República romana. Consistía en una cabeza de mujer con la leyenda HISPAN. Fue acuñada en Roma por la familia Postumia en el 81 a. C. haciendo referencia a su antecesor L. Postumius Albinus, que fue pretor en el año 180 a. C. y enviado a Hispania como gobernador, destacando por sus victorias contra lusitanos y vacceos. La representación denota la identidad de la Península Ibérica como Hispania a pesar de estar dividida en esa época en Citerior y Ulterior.

En muchas monedas imperiales " Hispania" es representada por una figura femenina, a veces con corona mural, ataviada con estola o con los pliegues más sutiles de la túnica. Porta en la mano derecha espigas, amapolas o (con mayor frecuencia) una rama de olivo, emblemas todos de la fertilidad del país; en la otra, una guirnalda o armas. En ocasiones, tiene a sus pies un conejo como animal alegórico. Con esta personificación junto a la leyenda del epigrafe, se acuñaron áureos, denarios y bronces bajo los reinados de Galba, Vespasiano, Trajano, Adriano y Antoniano Pío.

Denario de Adriano
El emperador Adriano hacía frecuentes viajes a muchas provincias del Imperio, y para conmemorar estos viajes de forma propagandística se acuñaron monedas relativas a estos viajes por cada provincia. Una de ellas corresponde al viaje de Adriano a Hispania. La alegoría de Hispania más famosa se acuñó en Roma; era una figura femenina con una túnica larga, timbrada con laurel u olivo, reclinada hacia la izquierda, con su brazo izquierdo sobre unas rocas, que podrían hacer referencia a los Pirineos. Con su mano derecha sostiene una rama de olivo. A los pies de la figura aparece un conejo, el animal que teóricamente los fenicios emplearon para nombrar a la península: Hishphanim.

La alegoría de España sufriría muchas transformaciones a lo largo de las épocas. Las ilustraciones más populares durante el siglo XIX presentarían la iconografía como una matrona monárquica, de la unión de una España femenina acompañada de un león, trono, corona, toisón, flor de lis, etc. La modificación de la imagen de España llegaría a su punto álgido con el comienzo de la República española y sus nuevas representaciones.


La Primera república. De Hispania a la Niña Bonita.
Junto a Hispania, el peñon de Gibraltar
En 1869 es derrocada la reina Isabel II y se comienza a buscar un nuevo rey. En ese año nace la peseta con la alegoría de Hispania de la época de Adriano —en posición yacente y con una rama de olivo—. La diferencia es que estaba coronada con una corona mural en vez de una corona de laurel y añadieron un peñón aludiendo a Gibraltar. Sin embargo, no aparecía ninguna referencia a Hispania o a España. Más tarde añadirían la leyenda ESPAÑA.

En el periodo de transición entre el derrocamiento hasta el establecimiento de la I República (1869-1873) se acuñaron varias monedas diferentes representando a Hispania, siempre reclinada, sobre una roca o sentada con un león. Entre éstas, destaca una moneda de oro de 1870 —que no llegó a emitirse— con valor de 100 pesetas y que representaba a Hispania de pie y sin corona mural.

Esta vuelta del olvido de la alegoría supuso un retrato perfecto para representar a la vez a las alegorías de la I República y la II República. La primera aparecerá en la revista satírica La Flaca y la de la II será ya una imitación que aparecerá en monedas y billetes emitidos por la república.

Hispania había sido representada como una mujer desde tiempos de los romanos y los republicanos españoles la transformarían en “la niña bonita” o “la libertad”, alegoría que personificaría los valores adoptados del triunfo de la libertad y de la razón durante la revolución francesa frente al despotismo monárquico en 1792, representado por la figura de la “Marianne francesa” que recordaba a la diosa Atenea y portaba un gorro frigio y un ramillete. Célebre es la famosa pintura de Eugène Delacroix: “La libertad guiando al pueblo”. 

El diario “La flaca” de tendencia republicana, desde su creación en 1869 fue uno de los primeros que realizó representaciones de la “niña bonita”. En 1873, el dibujante catalán Tomás Padró Pedret (firma seudónimo AW) Dibuja en este periódico una alegoría femenina majestuosa y sosteniendo con su brazo derecho la balanza de la justicia y con el izquierdo la tabla de las Leyes de la República Federal. Ataviada con la clásica toga romana completamente roja y un gorro frigio, símbolo asociado a la libertad; también aparece la triada republicana con su lema Libertad, Igualdad, Fraternidad, el triángulo masón, incluso el gallo como unión con el país vecino. El detalle del pecho descubierto se relaciona con la práctica de alimentar a sus pobladores, considerados como hijos de la patria. Las alas son un símbolo de la victoria tomado de la escultura clásica, al igual que las hojas de laurel que asoman por encima de su cabeza. La balanza es un símbolo tradicional de la Justicia que se le presupone a cualquier poder político. El gorro frigio es una especie de caperuza de forma cónica pero con la punta curvada, normalmente confeccionado con lana o fieltro. Aunque sus orígenes están en el Mundo Clásico, constituye un símbolo de la libertad, de la razón y del republicanismo que fue muy difundido durante la Revolución Francesa. 

La Niña Bonita, representada en "La Flaca" (1873)

Destacan dos elementos de inspiración francesa. El primero es el gallo que hay a los pies de la mujer, que es símbolo de vigilancia, del despertar a una nueva era y de combatividad (aunque a los monárquicos recalcitrantes les sirvió para hacer el chiste fácil de que la República era más puta que las gallinas). El segundo es el triángulo grabado detrás, que recoge los tres principios de la Revolución Francesa (Libertad, Igualdad, Fraternidad). Además, aparecen numerosas referencias a las actividades económicas como vehículo para lograr el progreso de la nación. A la izquierda, un haz de trigo, verduras, frutos, una hoz y una colmena alusivos a la agricultura. A la derecha, el caduceo de Mercurio y varios mástiles de barcos en referencia a la importancia del comercio, junto con otros símbolos relacionados con las artes, las letras y las ciencias, como un globo terráqueo, una cámara fotográfica, un libro, un busto escultórico y una paleta de pintor.En el paisaje del fondo aparece un labrador arando el campo con sus bueyes, otra vez una mención a la agricultura, un poste de telégrafo y varias chimeneas de fábrica, referidos a la industria, y al otro lado la bocana de un puerto, para señalar la importancia de la navegación. En resumen, todos ellos elementos y circunstancias que pretenden augurar un futuro próspero y feliz al nuevo régimen político. Las letras “RF” entre hojas de laurel son las iniciales de República Federal. 

El periódico “La Ilustración”, también republicano, el 15 junio 1871 publica una alegoría femenina similar a la francesa, con un gorro frigio, portando en su mano derecha una corona de laurel y en su mano izquierda una bandera con las palabras “libertad, igualdad y justicia”, además aparecen otros símbolos como el triángulo masón y un león a los pies de la dama.

La Ilustración 1871, matrona sosteniendo la bandera de España.

La Segunda República. La Mariana Española símbolo de la libertad.
Con la proclamación de la segunda República el 14 de abril de 1931, la iconografía alegórica de España continuaría siendo la “Niña Bonita” o “Mariana Española”, inspirada en la Mariana francesa, es decir, ataviada con túnica y gorro frigio (amén de otros adminículos como la balanza de la justicia, el león -atributo de la diosa Cibeles-). El rasgo más significativo, es que la alegoría de la II República aparecerá siempre con los colores de la bandera republicana : el rojo, el amarillo y el morado. Tambien la balanza que significa la justicia y la igualdad.

La Segunda República emitió en 1933 una moneda de plata con valor de una peseta, donde figuraba una mujer con rama de olivo, pero esta vez en posición sedente. Esta representación se consideró como la alegoría de la república, pero muchos autores afirman que es una variante de la alegoría de Hispania. Un año antes de estallar la contienda civil (1936) se emitiría un billete de 10 pesetas con la cabeza de una mujer con corona mural.

Durante la Guerra Civil Española, la rubia acuñada en latón era posiblemente la moneda de una peseta más popular en el bando republicano y aparecía un busto femenino con la leyenda REPVBLICA con la letra V romana en vez de la U, por imitación a las leyendas de las monedas romanas donde aparecía la alegoría hispana.


Luis Egea

Fuentes consultadas: 


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