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Regreso al pasado robando el futuro en diferido

El gobierno es muy imaginativo en sus sistemático expolio al salario de los trabajadores. ¿Será el castigo que nos merecemos por haber gritado en mayo del 68 “la imaginación al poder”? 

Estos liberales y devotos seguidores de Adan Smith son sólo que se dedica al paradójico murcio legal desde las instituciones. Adam Smith no sólo habló de la “mano oculta” del mercado- y no me estoy refiriendo a las tarjetas black de Bankia ni a los demás latrocinios potenciados en las autonomías donde se forra “la casta” (Gürtel, Pokemon, Púnica, Palau, ITV, ERE, cursos, etc.). Lo más importante que dijo Adam Smith fue que la riqueza procedía del trabajo, pero los ladrones lo ocultan.

Antes se creía que la riqueza procedía de la tierra; por eso se hacían guerras para robarla. El trabajo asalariado era un sucedáneo de la servidumbre y la esclavitud del trabajador sin derechos al servicio de la tierra. Era la forma “civilizada” a que les obligó la presión de los sindicatos, inicialmente unas asociaciones ilegales que alteraban el orden público económico demandando salarios bastantes para alimentar a su familia de los a. Obligados a legalizarlos los han inutilizado corrompiéndolos.

Hoy ya saben que el salario de los trabajadores es la fuente de riqueza donde, con cruel paradoja, hay que robar legalmente con la ayuda del gobierno. Para privar al trabajador de todos los derechos logrados con los que habían conseguido su objetivo: poder alimentar a su familia e ¡incluso!, poder pagarle unos estudios para que progresaran socialmente se provocó una crisis financiera prestando el dinero, con la garantía de la casa, a unos trabajadores cuyo salario no les permitía devolver el préstamos. Picaron y pocos años después los bancos se quedaron con las casas, con lo que pagaron por el préstamo y además con todo el patrimonio futuro de los endeudados desalojados de sus “ex viviendas”. A este murcio legal se le llama “ingeniería financiera”. A los que tenían dinero en efectivo se les robó directamente vendiéndoles preferentes y subordinadas 

Privados de todos sus derechos cayeron en la pobreza hasta alcanzar la miseria recuperando el sistema bíblico de contratación en la plaza del mercado que se practicaba en los muelles de aquella magnífica película de Marlon Brando “La ley del silencio”. Con el último paso anunciado por el Sr. Rajoy se quedaran con parte de la nómina de los trabajadores los empresarios españoles. Esos incompetentes que no saben crear riqueza, como sus homólogos en la Unión Europea. Ellos logran que beneficios en las mismas empresas pagando impuestos y salarios más elevados a los trabajadores si no es esquilmando el salario de los trabajadores y evadiendo ilegalmente impuestos.

Insaciables tras haberle robado el gobierno con sus políticas la juventud, un 50 % de paro, de robarles la madurez, con parados de larga duración de 50 años que ya nunca encontrarán empleo, se trata de robarles la seguridad social a los miserables que apenas logran un salario de 500 €.

El cómplice y beneficiario es el empresario. Al robo pactando contratos de duración de cinco días - ¡no digamos de cuantas horas! - para no pagar el sábado y el domingo se añade el robo directo en la nómina quedándose con lo que antes tenía que pagar a la Seguridad Social por los primeros 500 €. que es el 100 % de muchos trabajos. Esto incentiva al empresario cómplice para poner en la calle al trabajador con un salario de 1.000 o 1500 € y contratar a 2 o 3 trabajadores por 500 €. De este modo les roba a todos la seguridad social porque la ley se lo permite. 

Los beneficios son muchos. Aumenta el empleo porque en vez de un trabajador habrá 2 o 3, todos de 500 €. Las estadísticas no distinguen si el trabajo es precario y así el gobierno engaña al que se deja. El empresario se beneficia al quedarse legalmente con el dinero de la nómina del trabajador. Además de reventará la Caja de la Seguridad Social al reducir los ingresos cuando se jubile el trabajador su pensión de jubilación todavía más miserable que la actual gracias al robo legal sufrido toda su vida para beneficio del empresario que se quedó con parte de su salario.

Este regreso al S. XVIII, cuando no había Seguridad Social, anuncia un futuro también sin Seguridad Social, cuya caja se revienta para financiar a unos empresarios incompetentes y para beneficio de las agencias de seguros. A la política del PP del pago en diferido de finiquitos se suma el robo en diferido, también legal. ¡Éste si qué es el estado de la nación!, aplaudido por sus secuaces en ese Parlamento donde la explicación de estos planes me recordó, mutatis mutandis, los dados en el patio de Monipodio aunque con una diferencia esencial: todo lo explicado en aquel patio incitaba al “delito que persigue la ley” y todo lo que se explica en este hemisferio incita a la “ingeniería financiera a cuyo servicio está la ley” Pese a la diferencia la asociación por oposición es inevitable.

Alfonso J. Vázquez

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