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¿Quo Vadis, Sánchez?

¿Quo Vadis, Sánchez?
La verdad, cualquiera sabe dónde va el líder socialista. Sí que sabemos de dónde viene. Y viene de haber tenido los peores resultados de su historia, y se encuentra dentro de su partido con una baronía que le machaca, que le dicta el camino y que le tiene prisionero de su fracaso y sus decisiones.





Pedro Sánchez atraviesa una situación esquizofrénica, de blanco y negro, de Doctor Jeckill y Mr. Hyde. Desde fuera y, para su desgracia, desde dentro de su partido tiene presiones que le tienen obnubilado y que le hacen dar pasos a izquierda y derecha como si estuviera bailando la yenka.

Da penita verle en esta situación, aunque cuando toma decisiones es para darle una colleja. Porque es verdad que lo tiene difícil, en este momento, pero es que además, él mismo, se complica más la vida innecesariamente.

La realidad le tiene cercado. Si apoya al PP, cuestión que no descarto conociendo al PSOE y a Sánchez, sus militantes le van a dejar más solo que la una. Si se convocasen elecciones generales, es más que probable que Podemos le supere –ya hay encuestas que lo anuncian--, con lo que quedaría supeditado a un papel secundario, algo que no perdonarían sus barones y que le echarían los perros y le desalojarían en el próximo congreso con toda seguridad.

La única posibilidad que tiene es pactar para conseguir un gobierno que él presidiera. Difícil pero no imposible. Es seguro que desde la derecha, incluido Ciudadanos le llamarían de todo, y desde luego a muchos de los suyos no les gusta ni un pelo que pacte con los podemitas, pero es la única posibilidad de que una vez de presidente del gobierno pudiera reconducir su causa y la de su partido, y desde allí, hacer olvidar todo lo anterior.

Lo que pasa es que si la situación es la que es, o sea mala para Sánchez, las decisiones que está tomando la empeoran. Porque pretende estar en misa y repicando, lo cual es harto difícil. Y desde luego lo que ha decidido al constituir la mesa de los parlamentos, le puede pasar una factura importante. Y todo para que Patxi López pudiera llegar a presidente del Congreso. El precio puede ser caro, porque aunque se empeñen en que no es legal la constitución de cuatro grupos en el caso de Podemos y sus coaliciones afines, todos saben que una interpretación laxa del reglamento –otras veces se ha hecho-- podría permitirlo.

Y lo que es más grave, mucho más, es que para que el ex-lehendakari López (el único socialista que se ha atrevido, sin rubor y con orgullo, a aliarse con el PP para gobernar Euskadi) fuera elegido presidente de la mesa ha pactado con PP y Ciudadanos, mientras que ha aislado a Podemos, haciendo que la derecha tenga la mayoría de la mesa, cuando no la tiene ni en escaños ni menos en votos.

Añadamos a todo esto que, después de estar diciendo que con los independentistas no iba a pactar, de ninguna manera, resulta que les presta senadores para que tengan grupo, tanto Esquerra Republicana como Democràcia y Llibertat. Que conste que yo estoy de acuerdo en que estas dos formaciones tengan voz, puesto que han tenido unos buenos resultados y es importante no cortarles la comunicación, pero hay que recordar que la condición sine-qua-non del PSOE para hablar con Podemos era retirar la creación de un referéndum decisorio en Catalunya, y sin embargo son capaces de buscar alianzas con los que quieren la independencia. ¿No es esto una clara incoherencia?

Si a lo anterior unimos que Sánchez insiste en que puede hacer un acuerdo de izquierdas para ser presidente, se nos antoja que el camino, él mismo, lo está llenando de obstáculos, porque estos bandazos no han contentado mucho a Podemos, que debería ser el socio más importante, sin el cual es imposible la opción de un gobierno sin el PP.

En fin, difícil lo tiene, está recibiendo palos de todos los lados y en vez de seguir una ruta coherente, se está cargando de enemigos en el camino. Haber dejado la mesa del Congreso en manos de la derecha –aunque pueda presumir de presidente— y haber hecho oídos sordos a la petición de los cuatro grupos de Podemos, mientras que ha ayudado a los grupos independentistas puede hacer que ni dentro ni fuera de su partido consiga las ayudas necesarias para liderar una opción sin el PP.

Y ya sabe qué le puede pasar si pacta con el PP o hay nuevas elecciones. Sus barones mayores –los que obtuvieron los mejores resultados en las elecciones: Susana Díaz, Fernández Vara y Emiliano García.Page-- le están esperando con la escopeta cargada. Lo tiene francamente, jodido.

Salud y República

Rafael García Almazán

Fuente: Kabila

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