Covid-19 · Actualidad · Internacional · República · Opinión · América Latina · Ciencia · Cultura · Derechos Humanos · Feminismo · Entrevistas


Los inicios de Rodolfo Llopis

Los inicios de Rodolfo Llopis
Eduardo Montagut | Eco Republicano

Sin lugar a dudas, Rodolfo Llopis Ferrándiz (1895-1983) ha pasado a la Historia por su intensa labor para mantener vivo y activo al PSOE en el exilio y por el conflicto final con los socialistas del interior, olvidando que se trata de un personaje que merece un lugar muy destacado en la Historia de la educación en España por su compromiso con la renovación pedagógica y por su trabajo para garantizar un derecho que la Constitución de 1931 reconoció. Nos acercaremos a su intensa figura en varios trabajos. En el primero estudiaremos su vida y obra hasta el final de la Dictadura de Primo de Rivera.

Rodolfo Llopis nació en la localidad alicantina de Callosa d’en Sarriá el 27 de febrero de 1895. Asistió a la Escuela Modelo, una experiencia pedagógica evangélica. Después ingresaría en la Escuela Graduada y en la Escuela Nacional. En esta última institución educativa habría que citar la figura del maestro Ricardo Vilar y Negre, ya que influiría en nuestro protagonista para que encaminase sus pasos hacia la educación. Sin lugar a dudas, estas tres escuelas con sus particularidades permitieron no sólo una intensa formación académica para Llopis, sino, sobre todo, vivir algunas experiencias pedagógicas muy novedosas.

Al terminar esta formación básica pasó a estudiar en la Escuela Normal de Alicante en 1907. En aquel momento el Magisterio, según el Plan Romanones, era de tres cursos, más un examen reválida que permitían acceder al título de Maestro Elemental. Llopis fue un alumno brillante. Mientras cursaba Magisterio comenzó a interesarse por el periodismo, quizás como una fórmula muy adecuada para comunicar sus ideas y pensamientos. Fue redactor jefe de España Normalista, una revista que nació en 1912. Fue becado por la Junta de Ampliación de Estudios para asistir como lector de español en la Escuela Normal de Auch, en Francia, durante el curso 1912/13. Posteriormente, siguió formándose en Madrid en la Escuela de Estudios Superiores de Madrid. Esta institución educativa tenía como fin la ampliación de los estudios de los maestros elementales. La formación duraba tres cursos.

En la capital de España Llopis se acercó, como no podía ser de otra manera, a la Institución Libre de Enseñanza. Muchos de los profesores de la Escuela Superior se habían formado en la ILE y su magisterio influyó en los alumnos más inquietos, en aquellos, como Llopis, que conjugaban su intenso interés por la renovación pedagógica con el valor social de la educación. En este sentido, Luis de Zulueta debió ser el profesor que más influyó en el joven alumno. Por supuesto, que los ejemplos de Giner de los Ríos y de su gran continuador Manuel Bartolomé Cossío, serían también determinantes.

Todo este intenso trabajo docente e investigador siempre se desarrolló de forma paralela con su compromiso con la causa socialista, dos pilares fundamentales para entender al personaje. Efectivamente, en 1917 ingresó en la Asociación General de Maestros de la UGT, una organización que se había creado en 1912. Esta Asociación elaboraría el programa educativo del sindicato que se aprobaría en el Congreso de 1920. En la Agrupación Socialista Madrileña ingresaría en 1919.

En ese año terminó sus estudios superiores de Magisterio en la rama de Letras, siendo segundo de su promoción, la octava. Su memoria de fin de carrera fue de geografía, y se tituló Santa Pola. Monografía geográfica.

Al terminar, en el mismo 1919 fue nombrado profesor de Geografía en la Escuela Normal de Cuenca. Allí desempeñó una larga carrera docente, ya que enseñó hasta el año 1930. Pero las inquietudes formativas de Llopis no se frenaron durante su labor docente. En el curso 1925/26 fue becado por la Junta de Ampliación de Estudios para conocer y estudiar el funcionamiento de las Escuelas Normales, y para conocer las nuevas concepciones sobre la Geografía en Francia, Bélgica y Suiza. En el año 1928 viajó a la URSS para asistir al Congreso Panruso de trabajadores de la enseñanza. A su vuelta publicó el libro Cómo se forja un pueblo: la Rusia que yo he visto.

En materia pedagógica, sus experiencias le permitieron escribir varias obras. En 1923 publicó La Escuela del porvenir, según Angelo Patri. Cuatro años después, salió a la luz, La pedagogía del Dr. Decroly. De 1929 es La educación nueva en Austria. 

Llopis fue director de la Asociación Nacional del Profesorado Numerario. También dirigió la Revista de Escuelas Normales en 1928. Se da la circunstancia que existía un boletín de la Asociación, pero en una asamblea, gracias a una ponencia de Llopis y de su compañero en la Escuela, Emilio Lizondo, se transformó en una revista de renovación pedagógica. Cuando Llopis accedió a su dirección escribió un artículo sobre la educación de la mujer. Dimitiría del cargo en 1929 por asuntos personales, relacionados con su intensa actividad.

En Cuenca Llopis comenzó a tener un evidente protagonismo en el seno del socialismo, ya que fue elegido concejal en el año 1921 dedicándose a asuntos culturales. Desde la Escuela, su compromiso político y sus escritos, se imbricó claramente en la vida de la ciudad castellana.

La inquietud por conocer que siempre estimuló a nuestro protagonista le llevó en 1930 a América. La Internacional de Maestros Latinoamericanos le invitó a Montevideo para que pudiera asistir al Congreso de Maestros Americanos. Aprovechó el viaje para impartir conferencias en Paraguay, Brasil y Argentina.

Tampoco puede olvidarse, como ocurrió con muchos otros socialistas de su tiempo y de todos los tiempos, su vinculación con la Masonería, circunstancia que se relaciona claramente con la vocación pedagógica y de servicio público. En 1923 fue iniciado con el nombre de “Antenor”, y estuvo en la logia “Electra” de Cuenca y en “Ibérica n.7” de Madrid. Alcanzó altas responsabilidades masónicas porque en 1931 fue elegido para una vicepresidencia en la Comisión Permanente del Gran Consejo Federal Masónico y dos años después era Gran Maestre del Gran Oriente Español. En el exilio su compromiso masónico no decayó, ya que perteneció a varias logias y talleres, siendo un masón muy apreciado en el mundo.

Eduardo Montagut Contreras
Twitter: @Montagut5

Eduardo Montagut Contreras es Doctor en Historia Moderna y Contemporánea, colabora con Eco Republicano desde 2014.


El contenido de los artículos de opinión serán responsabilidad exclusiva de su autor/a. Eco Republicano se compromete a eliminar cualquier contenido que pueda ser considerado ilícito

Publicar un comentario