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Marcelino Domingo: La ética republicana

Marcelino Domingo


«Soy republicano. El régimen de gobierno es esencial para todo hombre de categoría moral. Sólo es accidental cuando la categoría moral del hombre desciende". "Y es que una República democrática y liberal puede instaurarse en una hora de pasión popular, cuando el corazón en caliente magnifica, por la pasión, la calidad humana; pero una República democrática y liberal no se sostiene en frío por el sentido del deber civil, por la colaboración disciplinada y activa de todos, sin una base de cultura general que depure, defina y sostenga la personalidad humana. Cuando la pasión muere -y la capacidad de pasión es limitadísima- sólo queda como resorte moral el deber; y el deber no se siente ni se cumple sin una formación cultural. La instauración de la democracia puede ser por la violencia; su consolidación sólo es por la cultura. Donde la cultura falta, el sistema democrático se pervierte, se esteriliza, se desfigura o cae, no por la presión exterior, sino por interna consunción. No lo derriban; se desploma". "Federar no es separar sino solidarizar; no es desacordar, sino buscar un acuerdo que cree sobre las variedades evidentes una unidad cordial y fecunda». Marcelino Domingo

Marcelino Domingo Sanjuán nació el día 25 de abril de 1884 en el domicilio de sus abuelos maternos, en un edificio situado en la Plaza de la Fuente, número 6, de Tarragona. Sus orígenes familiares se encuentran repartidos entre Andalucía y Catalunya. Su padre, D. Pedro Domingo Villa, era un oficial de la Guardia Civil nacido en Granada y su madre Dolors Sanjuán i Bassedas era hija de unos comerciantes acomodados de Cambrils (Tarragona).

Hasta los cuatro años vivió con su familia en Tarragona. Posteriormente, debido a la profesión paterna, hubieron de trasladarse a Llucmajor (Mallorca) y dos años después a Barcelona. La infancia de M. Domingo estuvo marcada por los constantes cambios de residencia del domicilio familiar y por las dificultades económicas. Sin embargo, él mismo confesaría que su niñez transcurrió tranquila y consagrada a los estudios, para los que mostró una precocidad y una brillantez remarcable.

Fue en el Instituto de Bachillerato de Tarragona donde, de la mano del joven Rovira i Virgili, entró en contacto con las primeras manifestaciones republicanas y federalistas. En 1903 consigue su titulación definitiva de Maestro, fecha en la que se traslada a Tortosa donde ejercería la docencia y comenzaría su actividad periodística y política.

Seguidor de las ideas pimargallianas y decepcionado del lerrouxismo entraría en la órbita, aunque con muchas prevenciones, del republicanismo tortosino cercano a la Solidaritat Catalana. De este modo sería elegido Concejal del Ayuntamiento de Tortosa en 1909 con un mensaje basado en la supresión del impuesto de consumos, en la lucha contra la corrupción política, en la formación de una organización republicana cohesionada y fundamentada en un mensaje ético con capacidad de influencia en la población y alejada tanto de los radicales de Lerroux como del nacionalismo conservador de la Lliga Regionalista. Tres años después, M. Domingo es la figura más representativa del republicanismo en Tortosa y de oposición al régimen canovista.

En 1911 sería elegido miembro del Consell General de la Unió Federal Nacionalista Republicana, lo que le supondría un creciente protagonismo tanto a nivel interno de partido como en el conjunto del republicanismo catalán que, a la postre, significaría su elección como diputado en las Cortes el año 1914.

A comienzos de 1915 se hace cargo de la dirección de La Publicidad, desde donde difundirá sus planteamientos aliadófilos con respecto a la guerra y reivindicará la incorporación del obrerismo al movimiento republicano. A mediados de ese mismo año impulsa junto con Layret y Alomar el Bloc Republicà Autonomista (BRA), que se nutriría de hombres procedentes de la UFNR, pero también de antiguos lerrouxistas. El manifiesto fundacional del BRA de mayo de 1915 incidiría en la necesidad de apertura del republicanismo a los obreros del campo y la ciudad, en la unidad de las fuerzas republicanas y en el rechazo tajante a las ideas del catalanismo conservador. En muchos aspectos, las tesis del BRA, como después las del Partit Republicà Català, son precursoras de los fundamentos ideológicos en los que se basaría el radicalsocialismo español. A partir de 1916, y hasta 1919, dirigiría el nuevo diario afín al Bloc "La Lucha", desde donde lanzaría durísimas campañas de crítica contra el gobierno. Su sección "Marruecos, sangría y robo" constituyó toda una catilinaria contra la ocupación española del norte de África. La campaña, basada en una información exhaustiva de primera mano y en un demoledor rigor documental, denunciaba con toda crudeza la corrupción y el tráfico de influencias existente entre la administración civil, las oligarquías financieras y la oficialidad del ejército colonial alfonsino establecido en territorio marroquí.

En abril de 1917 constituye el Partit Republicà Català, expresión política de la convergencia entre el Bloc y la Joventut Republicana de Lleida, junto con representantes del federalismo, del reformismo y de los restos de la antigua UFNR. El PRC incorporaría ya con claridad los postulados marcelinistas referentes a una estructura orgánica sólida para el republicanismo, el federalismo pimargalliano como propuesta alternativa en la articulación territorial de España y la asunción de las ideas socialdemócratas en el terreno económico.

1917 sería también el año de la definitiva proyección política de Marcelino Domingo en ámbito español en el contexto de la triple crisis que sacudiría la monarquía de Alfonso XIII. En este sentido jugó un papel destacado en la Asamblea de Parlamentarios y participó activamente en los preparativos de la huelga revolucionaria del mes de agosto. A tres días de iniciada la huelga, el día 16, fue detenido en su domicilio, y tras permanecer unas horas en la delegación de la policía, lo trasladaron a la caserna de las Atarazanas donde fue torturado. Posteriormente, fue incomunicado durante ocho días en el barco "Reina Regente" antes de ser confinado en el crucero de la Marina de Guerra "Princesa de Asturias". Su detención, a pesar de su inmunidad parlamentaria, puso de manifiesto la subalternidad del poder civil y judicial respecto de la autoridad militar. Esta evidencia haría afirmar a M. Domingo que "(...) estaba yo en manos de los militares, y el poder civil estaba preso como yo."

A partir de 1918, con un amplio prestigio entre las clases populares, reanudaría su actividad parlamentaria e impulsaría la Alianza de Izquierdas, amplia entente republicana a la que se uniría el PSOE, cuyos rasgos programáticos más reseñables serían la reforma de la propiedad de la tierra y expropiación de los latifundios, impulso de la legislación sobre derechos sindicales y salariales, implantar medidas contra la carestía y la escasez de artículos de primera necesidad, y constitución definitiva de España con la implantación de un Estado federal.

A partir de noviembre de ese mismo año iniciaría Domingo la campaña parlamentaria a favor de la autonomía de Catalunya, consiguiendo presentar un texto en el Congreso de los Diputados que fue rechazado por las fuerzas dinásticas. Para Marcelino Domingo los límites del autogobierno catalán serían los fijados en la organización de un Estado federal republicano.

El cuatrienio 1919-1923 supone para M. Domingo una inflexión en su vida pública. La descomposición de la monarquía que acentúa la represión y el falseamiento electoral le priva de su escaño parlamentario. La ruptura de la Alianza de Izquierdas y la muerte de Layret suponen un retroceso momentáneo en su vida pública. Asimismo, los años de la dictadura primorriverista (1923-1929), que fuerzan su ostracismo político, serán en contraposición el período más fructífero en cuanto a su producción literaria y a sus formulaciones teóricas. Es especialmente importante el período comprendido entre 1925 y 1928, momento de germinación del radicalsocialismo español del que Domingo sería su principal inspirador. Con todo, seguiría manteniendo su actividad de oposición a la dictadura, lo que volvería a costarle la prisión.

La culminación de su proyecto político tendría lugar en 1929 con la fundación del Partido Republicano Radical Socialista y en la que participarían José Díaz Fernández, Victoria Kent, José Salmerón y otros eminentes republicanos. Según declararía Marcelino Domingo "este partido podrá no ser el primero que deba gobernar en una República; pero debe ser como Gambetta, el primero en posibilitarla."

Tras la caída del dictador, Domingo, al frente ya del radicalsocialismo español, impulsará la unidad de acción del republicanismo hispánico. Así, la coordinación entre la Alianza Republicana y el PRRS era ya una realidad el 14 de mayo de 1930. Dicho acuerdo preveía además la incorporación del resto de fuerzas republicanas para provocar el cambio de régimen con la consiguiente instauración de la República. Su participación en el Pacto de San Sebastián resultó fundamental a la hora de integrar a las principales fuerzas del catalanismo político menos conservador.

Tras el fracasado intento de insurrección en Jaca hubo de exiliarse nuevamente. Desde París, sin embargo, siguió trabajando para posibilitar el advenimiento del régimen republicano, consiguiendo participar en la campaña electoral a través de algunos manifiestos.

Tras la victoria republicana en la elecciones municipales del día 12 de abril que abrían las puertas de la IIª República formó parte del gobierno provisional como Ministro de Instrucción Pública. Bajo el lema "sembrar España de escuelas", Marcelino Domingo sentó las bases del proyecto educativo más ambicioso de toda la historia de España: la creación de más de 27.000 escuelas y 7.000 plazas de maestros debían ser la infraestructura material y humana para una escuela pública laica, única, de inspiración pedagógica institucionista y en la que se garantizaba la enseñanza en la lengua materna. Para M. Domingo "España no será una auténtica democracia mientras la mayoría de sus hijos, por falta de escuelas, se vean condenados a perpetua ignorancia." Su labor al frente de Instrucción Pública contó, como no podía ser de otro modo, con la oposición encarnizada de la derecha monárquica y de la iglesia católica que, de este modo, veía perder sus privilegios sociales y económicos.

Entre diciembre de 1931 y septiembre de 1932 ocupó la cartera de Agricultura, desde donde impulsó la aprobación y desarrollo de la Reforma Agraria, enseguida torpedeada por las oligarquías rurales, la iglesia católica y la impaciencia de los sectores más extremistas del campesinado anarquista. En un contexto de crisis política derivada del intento golpista de Sanjurjo y los sucesos de Casas Viejas, Domingo hubo de abandonar el Ministerio de Agricultura sin haber alcanzado los objetivos reformistas trazados por los gobiernos del primer bienio republicano. Los moderados logros obtenidos hasta entonces en materia agraria fueron desarbolados de inmediato por los gobiernos radical-cedistas surgidos de las elecciones de noviembre de 1933. Había comenzado el bienio negro: el secuestro de la República.

Tras la derrota electoral de 1933, Domingo abogará por la necesidad de reconstruir el espacio sociopolítico del republicanismo progresista a través de un partido para la reconquista de la República. Así, en 1934 funda Izquierda Republicana en compañía de Manuel Azaña, Santiago Casares Quiroga, Victoria Kent y otros ilustres republicanos.

Tras el triunfo del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936 regresaría, aunque por breve espacio, al Ministerio de Instrucción Pública, desde donde reanudaría la política educativa del primer bienio republicano que el golpe de estado militar y la subsiguiente guerra civil frustraría definitivamente.

Los últimos tres años de la vida de D. Marcelino Domingo se caracterizaron por el intenso dolor que le produjo la guerra fratricida a nivel personal, y por el alejamiento de los centros neurálgicos del poder en la vertiente política. Formó parte de la delegación española que se entrevistó con León Blum para recabar la ayuda del gobierno francés en favor de la asediada democracia española. En este sentido, Domingo exclamaría que "ganar Europa a nuestra causa es más eficaz que ganar Zaragoza". Durante esta etapa recorrió infinidad de países explicando la realidad española y defendiendo la legalidad republicana. A comienzos de 1939, con la salud quebrantada por los esfuerzos desarrollados y con la amargura de la derrota fallecía en Francia.

José Antonio Quesada Montilla
Llicenciat en Historia Moderna i Contemporània

Fuente: E Pur Si Muove

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