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Hacia la República

Se quiera ver o no, estamos en un periodo constitucional en el que las fuerzas herederas del franquismo, aunque no se atreven por el momento a reformar o retocar la actual Constitución, sí que están trabajando en ello para hacerla más proclive a sus políticas de perpetuarse en el poder y dar legitimidad a la monarquía borbónica restaurada por Franco, en medio del neoliberalismo que gobierna en España.

Decía días pasados un político ya retirado que viene de la izquierda y está asentado en la derecha más montaraz (¿acaso no fue siempre de derechas?), que hay que adaptar la Constitución a los tiempos modernos puesto que en 1978 no existían las redes sociales y la rapidez en las comunicaciones, argumentaba el político que, era preciso regular esos avances y darles cabida en la Constitución, con la sana intención, argumento, desde aquí, de recortar la libertad de expresión, estableciendo una censura como la de su añorado régimen franquista.

Los poderes fácticos que nos gobiernan, los que rigen nuestro destino, quieren convertirse en un gran hermano. Son conscientes que la Revolución Tecnológica y la era de la Comunicación sirven, por un lado, a la globalización de la economía y la explotación. Y también saben que por otro lado sirven a la mundialización de la Resistencia y Revolución de los pueblos.

El régimen del 78, tiene puntos débiles de los que no quiere hablar; uno es la República, otro la Memoria Histórica, el tercer punto es el separatismo catalán y que el pueblo se exprese libremente ante todo lo que concierne a la vida pública. De ahí que ningún gobierno desde la etapa de Adolfo Suarez, se haya atrevido a consultar al pueblo español sobre la forma de estado que querría darse. De la Memoria Histórica ni mencionarlo, ya que, si se reconoce el hecho de que aún hay cerca de 150 mil enterrados en barrancos, fosas comunes y cunetas, asesinados por el franquismo, condenados en juicios farsa sumarísimos y como punto final está la Ley de Amnistía de 1977, que blindaba a todos los carceleros, torturadores y asesinos de aquella época. Saben los que están en el poder y lo saben en el palacio de la Zarzuela, que el poder fin a la impunidad de los crímenes franquistas, es reconocer que la monarquía reinante en España tiene un origen ilegítimo.

Los republicanos no buscamos no queremos unos retoques cosméticos de la actual Constitución. Queremos difundir los valores republicanos y democráticos en todos los ámbitos de la sociedad y en particular entre los miembros de las Fuerzas Armadas.

Queremos una ruptura total con la transición y poner fin a la monarquía borbónica, contando con la sublevación del pueblo que grite ¡basta ya! de perpetuar el franquismo y poner fin a la corrupción generalizada, que ha llevado al mismísimo presidente del Gobierno, Mariano Rajoy a declarar como testigo por las corruptelas de su partido, el PP. Pedimos los republicanos que la banca devuelva los cientos de miles de euros que les ha dado el gobierno del PP a costa de la clase trabajadora. Queremos los republicanos, un régimen de justicia, de legalidad, fraternidad, solidaridad, que ponga –ahora sí-, punto final a las atrocidades que padeció y aún padece el pueblo español, donde la clase obrera, las clases medias, han sido apartadas del poder, usurpado por oligarcas y profesionales de la política que en su mayoría no vienen a servir al pueblo, sino a servirse de él. Pedimos que la justicia sea igual para todos y que los criminales del franquismo sean juzgados y condenados. Y las víctimas y sus familias vean que se hace justicia y reparación.

Luchamos por traer a España la legalidad republicana arrebatada mediante un Golpe de Estado, que, si bien fracasó, como represalia trajo una cruenta guerra civil que sirvió de banco de pruebas a las armas nazis y fascistas que luego asolaron a Europa y gran parte del planeta como consecuencia de la II Guerra Mundial.

La legalidad republicana se llama III República, con una mirada al frente, sin olvidar el legado de la II República, el periodo histórico español de mayor libertad para la ciudadanía, de mayor desarrollo de las artes y la cultura, un régimen que alfabetizó a una gran parte de la población. Durante la II República se extendió por toda España una importante red de escuelas públicas, en detrimento de la enseñanza que impartían curas, frailes y monjas, que solo era de adoctrinamiento.

Aún hoy ese crecimiento de la enseñanza pública no se ha superado, máxime desde que el Gobierno socialista de Felipe González, estableciera los conciertos escolares con la enseñanza privada, que pasó a cobrar del Estado sin perder su privacidad. Esta no es una mirada nostálgica, es reivindicar unos hechos que –junto a otros importantes logros republicanos-, se han mantenido en silencio, en un vergonzoso silencio.

Queremos la III República, en la que la ciudadanía tenga asegurados sin que ningún poder tenga facultades para cohibirlos, ni ley ninguna, ni autoridad para recortarlos, todos los derechos naturales:

1º El derecho a la vida, y a la seguridad y la dignidad de la vida.

2º El derecho al libre ejercicio de su pensamiento y la libre expresión de su conciencia.

3º El derecho a la difusión de sus ideas por medio de la enseñanza.

4º El derecho de reunión y de asociación pacíficas.

5º La libertad del trabajo, de la industria, el comercio interior y del crédito.

6º El derecho a la propiedad, sin facultad de vinculación no amortización.

7º La igualdad ante la ley.

8º El derecho a ser jurado y ser juzgado por los Jurados, el derecho a la defensa libérrima en el juicio; el derecho, en caso de caer en culpa o delito, a la corrección y a la purificación por medio de la pena.

Estos derechos son anteriores y superiores a toda legislación positiva.

Lo anteriormente escrito, corresponde a l Título Preliminar del Proyecto de Constitución de la I República española. Redactado hace 144 años y aun hoy con una vigencia y claridad meridiana.

La III República que queremos es la que los españoles seamos iguales ante la ley, federal, laica donde el Estado no tiene una religión oficial, plena separación del poder público de las creencias religiosas. Una República, feminista, ecologista, que trabaje por la paz, fuera de las organizaciones belicistas como la OTAN. Que el Estado español recupere su soberanía nacional, saliendo de la OTAN y de denuncia de los acuerdos firmado por Franco en 1953 con los EEUU, que han hecho de España su portaaviones en tierra para agredir a países soberanos con los que el Estado español no tiene ni ha tenido ningún litigio. Queremos recuperar la soberanía económica, revisando el papel de España en la UE y en la zona euro.

Una república de ciudadanos y ciudadanas libres y no súbditas y súbditos, en la que la cultura, las artes, la ciencia, la docencia y el desarrollo cultural del individuo, sean los ejes de su política.

Es un camino largo e ilusionante el que tenemos por delante. No es fácil, pero nunca imposible, solo hay que atacar al régimen desde dentro, desde las instituciones, necesitamos que nuestros parlamentarios y parlamentarias, propongan en el Congreso de los Diputados y en el Senado proposiciones de ley sobre la República al igual que en todos los municipios, donde han de prosperar mociones republicanas, todo ellos arropado desde la calle por la ciudadanía en una constante manifestación a favor de la República.

Ese es el camino hacia la República.

Ángel Pasero Barrajón, es director de La hora de la República y Secretario de la Asociación Civil Milicia y República ACMYR

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