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Sentido en que se emplea la palabra federación, por Fernando Valera

República Federal
"No se restablecerá el buen orden del pensamiento y de la conducta, 
hasta que se llame tiranía a la tiranía, corrupción a la corrupción y servidumbre 
la servidumbre, única manera de que recobren su jerarquía de conceptos 
rectores de la vida política: el pueblo, la libertad, la honestidad y la democracia".

Fernando Valera Aparicio

SENTIDO EN QUE SE EMPLEA LA PALABRA FEDERACIÓN

Algunos tratadistas de Derecho constitucional emplean hoy las palabras federal y federación en el sentido de proceso o tendencia hacia la centralización del Estado. Ya en Las Cortes Constituyentes de 1931 hube de objetar a este vicioso empleo del vocablo lo siguiente: "Háblase de la federación como el proceso histórico para integrar el poder político, como si fuera una especie de transición o evolución de los pequeños estados, de sociedades dispersas y rezagadas, hacia una forma superior y más perfecta de estado unitario y centralizado". Lo cual equivale a confundir la federación con la unificación o la centralización, cuya forma política perfecta fue la monarquía absoluta, ora electiva, ora hereditaria.

"Pero los autonomistas y federales españoles hemos concebido siempre la federación como un nuevo proceso de la sociedad política que consiste en reorganizar la estructura interna de los grandes estados, restableciendo en ellos el perdido equilibrio entre la libertad y la autoridad". Surgidos los estados unitarios, las monarquías absolutas, de la guerra y la conquista, el principio de autoridad había prevalecido hasta el punto de borrar por completo los derechos del ciudadano, la autonomía de las ciudades y la soberanía de los pueblos, países o naciones que integran el Estado.

Cuando el Estado se ha constituido libremente, como en el caso de los Estados Unidos de América, la Constitución se cuidó bien de delimitar las competencias del poder central o federación y las de los estados soberanos que la integran, así como de proclamar la carta fundamental de los Derechos del Hombre y del ciudadano. Cada Estado de la federación tiene sus leyes propias, su Parlamento  y su Gobierno que a veces, como ha acaecido recientemente con la segregación racial en las escuelas, puede entrar en conflicto con las autoridades y leyes de la Federación. El poder central no es ni mucho menos absoluto, como en las monarquías y repúblicas unitarias, y no puede impunemente extralimitarse de las competencias establecidas en la Constitución Federal.

En suma, autonomía y federalismo son términos correlativos que se suponen y complementan. No hay federación (foedus es alianza o pacto) sin la previa existencia de elementos autónomos a los que se considera con capacidad y soberanía suficiente para federarse. Ni hay autonomía sin la fusión de las entidades particulares en otra manera e comunidad política más amplia, general y soberana que las comprenda, enlace, relacione, organice y gobierne. La federación sin autonomía es el unitarismo. La autonomía sin federación es el secesionismo.

Así lo enseñaron los maestros clásicos de la idea federal, Proudhon y Pí y Margall. La república federal, en los estados unitarios, ya constituidos y centralizados, supone rehacer el proceso histórico y reformar la estructura interna de la comunidad política, restaurando la libertad y autonomía de sus elementos: ciudadanos, ciudades, comarcas y países o naciones.

Extracto de la Conferencia pronunciada por don Fernando Valera el 3 de noviembre de 1962 en el Centro de Estudios y Económicos de París.


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