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Fernando Valera Aparicio, por Francisco Arias Solís

Fernando Valera Aparicio, por Francisco Arias Solís
“... a la hora ya próxima, para unos de la libertad,
para otros del regreso, todos los que no desertaron de la lucha
podrán presentarse ante el pueblo con la cabeza erguida
del honor conservado y con la conciencia satisfecha
del deber cumplido.”

Fernando Valera Aparicio (1899-1982)


LA VOZ DEL ÚLTIMO JEFE DE GOBIERNO REPUBLICANO EN EL EXILIO

El 28 de febrero de 1971, el presidente de la República en el exilio, José Maldonado González, designa como jefe de Gobierno a Fernando Valera Aparicio, el escritor extremeño que representaba a Valencia en las Cortes Constituyentes de 1931. Desde esa fecha, la pareja Maldonado-Valera, con sus colaboradores en París, representa la legitimidad republicana en el exilio. En un discurso pronunciado por Valera en el Ayuntamiento de Lyon, afirmó que habría siempre Gobierno de la República en el exilio “hasta que el pueblo español fuera libre para elegir un nuevo Gobierno representativo de la voluntad actual de la nación”. 

Tras las elecciones generales legislativas de España del año 1977, celebradas el 15 de junio, el último presidente de la República en el exilio, José Maldonado, y el último jefe de Gobierno, Fernando Valera, firmaron en París, el 21 de junio de 1977, una declaración en la que se manifiesta: “Las instituciones de la República en el exilio ponen así término a la misión histórica que se habían impuesto. Y quienes la han mantenido hasta hoy se sienten satisfechos porque tienen la convicción de haber cumplido con su deber”.

El político y escritor Fernando Valera Aparicio nace en Madroñera, Cáceres, el 20 de febrero de 1899 y fallece en París el 13 de febrero de 1982. Familiar del escritor Juan Valera e hijo de un médico, a edad muy temprana pierde a sus padres y queda al cuidado de su abuela. En el Instituto de Cáceres cursa el bachillerato. Estudia Filosofía y Letras en la Universidad de Salamanca, donde fue alumno de Miguel de Unamuno. En 1917 llega a Valencia y trabaja en el Cuerpo Administrativo del Catastro y al poco tiempo oposita al Instituto Geográfico y Estadístico. Contacta con Vicente Blasco Ibáñez. Colabora en diarios y revistas y dirige el periódico El Pueblo. Ingresa en la masonería y en Alianza Republicana, partido que se integraría, en 1929, en el Partido Radical Socialista del que Valera fue uno de sus fundadores. 

En las elecciones municipales celebradas el 12 de abril de 1931 que determinaron el advenimiento de la Segunda República, es elegido concejal del Ayuntamiento de Valencia. En las elecciones a Cortes Constituyentes celebradas ese mismo año fue elegido diputado por Valencia. Disuelto el Partido Radical Socialista, en 1936 es elegido diputado por Badajoz por Unión Republicana. Director general de Agricultura con Azaña, dimitió por los lamentables sucesos de Casas Viejas. Subsecretario de Justicia con Diego Martínez Barrio. Subsecretario de Comercio y de Obras Públicas y director general de Comunicaciones con el gobierno de Largo Caballero. 

Se exilia en febrero de 1939 en Francia, y después, pasando por Marruecos, en México y, nuevamente, Francia. Durante su destierro ha sido en Francia profesor de Griego y de Literatura española y en México, profesor de la Academia Hispano-Mexicana y traductor de griego en la Universidad Nacional Autónoma de México. Fue colaborador de la prestigiosa revista Cuadernos del Congreso por la Libertad de la Cultura, cuyo primer número apareció en París, en mayo de 1953, también colaboraron en ella otros intelectuales españoles exiliados como Salvador de Madariaga, Luis Araquistain, José Ferrater Mora, Américo Castro, Adolfo Salazar, Claudio Sánchez-Albornoz, Francisco Ayala, Ramón J. Sender, Guillermo de Torre, etc. 

Participa en la integración de las nuevas formaciones republicanas creadas en la posguera como Acción Republicana Española (ARE) y Asociación Republicana y Democrática Española (ARDE) y, en 1962, asiste como delegado de la República Española, al denominado por los fascistas, “Contubernio de Munich”. 

En su largo exilio, fue ministro de Hacienda en el gobierno de Rodolfo Llopis, ministro de Hacienda y Justicia y vicepresidencia y Hacienda, respectivamente, en los dos gobiernos de Álvaro de Albornoz, ministro de Estado y ministro de Estado y Relaciones Internacionales, respectivamente, en los dos de Félix Gordón Ordax, ministro de Estado y secretario del Consejo de Ministros en el de Emilio Herrera, ministro de Negocios Extranjeros en el de Claudio Sánchez-Albornoz, y, finalmente, fue el último jefe de Gobierno republicano en el exilio.

Entre sus numerosas obras destacan: Introducción a la Filosofía (1930), Liberalismo (1930), Alma republicana tópicos conservadores (1935), El sendero inmóvil (1944), Diálogos de las Españas (1963), Actualidad de la idea federal (1964), Evolución de España (1967), Reivindicación de un pueblo calumniado (1968), Socialismo libre frente a mitología revolucionaria (1973), Ni Caudillo ni Rey: República (1974), Mitos de la burguesía (1976), Autonomía y federación (1977) y Los mal llamados años de la Segunda República (1978).

Y como dijo, el último jefe de Gobierno republicano en el exilio, al finalizar su discurso pronunciado con sencilla elegancia en el teatro Alhambra-Maurice Chevalier de París, el 15 de enero de 1967 : “¡Creo en el pueblo, creo en España, creo en la libertad!”. No se puede ser libre más que entre libres.

Francisco Arias Solís

Fuente: es.globedia.com

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