Pedro A. García Bilbao |
El día 14 de Abril, en Sol, la organización del acto fue INCAPAZ de ofrecer un discurso a la multitud, ni se leyó comunicado alguno, ni se hablo, ni se tomó la palabra. Miles y miles de personas que acudieron en un ambiente de exaltación republicana y expectantes por la situación que se vive y animados por la extensión creciente del sentimiento republicano asistieron estupefactos al silencio de los convocantes. No hay excusa alguna que valga para justificar este silencio. Sólo el temor a comprometerse de los que llevan años a caballo de la transición y sus pactos de silencio, y el cálculo mal entendido de los que quieren la unidad pero aceptaron callar para lograrla puede explicar un error tan grande.
Este 2013, en este abril, se debería haber hablado claro, no hemos llegado hasta aquí para callarnos; discutamos la estrategia y las palabras pero hagámoslo para que la lucha avance no para frenarla. Estamos en una lucha a muerte con un sistema atroz que condena a la miseria a toda la población, la República expresa el deseo de cambio sustancial, es la metáfora de la victoria de los trabajadores y el pueblo sobre la oligarquía, el camino es la unidad coordinando todas las luchas sectoriales, ciudadanas, sindicales, políticas, el punto débil del enemigo es la legalidad franquista que fundamenta este régimen. La unidad, expresada en el programa de la JER, obliga a seguir un camino, no es una excusa para hacer callar. Callar es ofrecer a los oportunistas y cínicos de siempre la oportunidad para reconducir la lucha a ninguna parte. Estamos ante un reto gigantesco.
Las direcciones que durante años administraron el oportunismo y el juancarlismo en la izquierda, los que siempre tragaron con todo, luchan por mantenerse como imprescindibles en estos momentos de cambio. No podemos ser flexibles en esto. Hay que ser intransigentes en temas centrales. Para hacer avanzar la lucha se puede pasar por cualquier acuerdo, pero no se puede ceder ni un milímetro ante quienes quieren frenarla, cuando se nos pide sacrificar la claridad y la firmeza. La claridad y la firmeza han hecho posible que lleguemos hasta aquí y que los acuerdos de Rivas de la JER en enero pasado sean una realidad. La generosidad política, la altura de miras, la flexibilidad y la cintura política son necesarias para lograr la mayor unidad posible, pero sin olvidar el objetivo, son precisas para lograrlo, pero no pueden ser la excusa para retrasarlo.
Las miles de personas que acudieron a la manifestación de sol el 14 de abril tenían claro lo que era preciso que alguien dijera, que la lucha continua, que la república es irrenunciable y que haremos cuanto sea necesario para lograr la victoria, para forjar un Frente Popular amplio, sólido y fiable que luche por la República y contra los Recortes… Eso era preciso haberlo dicho y no se dijo. Quienes tuvieron miedo a que se dijera ¿qué temían? Quienes tanto miedo tienen a lo que es necesario, no están en condiciones de dirigir este combate. Es preciso pasar de hablar claro ante 300 personas a hacerlo ante 30.000. Y multiplicar eso 10 veces. Si los cientos de miles de personas que acudirán a los actos del 1 de mayo oyeran en alto lo que es preciso decir y todos piensan, se produciría un salto cualitativo en la situación, la presión de las masas actuaría sobre las direcciones y estas, o se ponen al frente o serían desbordadas. Este es el temor de muchos, verse desbordados y obligados a hacer lo que no quieren, y por eso en los discursos de este 1 de mayo no se dirán las palabras que se deben decir. Eso debe cambiar. Quienes no quieran o tengan miedo, quienes hayan interiorizado la derrota, deberán ser apartados. Debemos contar con cuantos estén dispuestos a luchar y a comprometerse, será la dinámica de la lucha la que señalará los que dan la talla y los que no. REPUBLICANOS RPS, nuestro partido, debe ser seguir siendo el bastión de la lucha por la República, debemos transmitir confianza y seguridad a cuantos desean sinceramente la unidad por la República, la derrota de los mercados y un Frente Popular lo más amplio posible, para lograr eso nadie será más sincero y dialogante que nosotros, pero debe quedar absolutamente claro que no vamos a ceder en cuestiones clave.
Lo que digo es que ante esa multitud de propuestas que se oyen, los republicanos afirmamos algunas cosas básicas: la actual relación de fuerzas en España está ligada a la impunidad del franquismo que persiste, la monarquía es la tapadera de esa situación, la crisis no es una crisis, es un proceso de transición a un modelo social atroz, basado en nuevo clasismo, la miseria y el miedo, para salir de esta situación debemos recuperar nuestra soberanía nacional, nuestra plena libertad para decidir nuestro futuro y para ello es ineludible rescatar la legalidad republicana perdida y construir, juntos, la Tercera República Española.
PIDO EXPRESAMENTE a cuantos leéis estas palabras que reflexionéis sobre lo que está pasando y los peligros que afrontamos. No puede repetirse el fracaso y la traición de 1977, no, no ahora, no de nuevo, la situación vivida, con este gobierno, con la crisis, con la relación de fuerzas entre izquierda y derecha, entre oligarquía y fuerzas populares es muy peligrosa; una derrota ahora sería catastrófica. Si no somos capaces de avanzar ahora cuando el propio sistema está en crisis y la misma monarquía está en horas bajas y dividida, ¿vamos a hacerlo cuando seamos más débiles y ellos más fuertes?
No estamos luchando para administrar los puestecitos que el sistema regalaba a los que les servían, luchamos para vencer, para recuperar la República que necesitamos para asegurar la libertad, los derechos sociales y hasta la supervivencia del pueblo. Lograr eso exige la derrota de los que hoy gobiernan y de aquellos a los que sirven. Es posible la victoria, pero exige creer en ella y estar dispuestos a sacrificar lo que haga falta. No debemos desviarnos del camino de la República. El peligro es real. Lo aviso. Al tiempo. El Frente Popular republicano y antirrecortes es más necesario que nunca, es el único camino.
Pedro A. García Bilbao