Esta entrevista sobre la lucha por la República en España y el actual debate soberanista en Catalunya fue realizada por Milagros Heredero y forma parte de un trabajo más amplio que intenta reflejar el punto de vista de los republicanos que defienden la recuperación de la legalidad republicana como algo imprescindible para vencer a la crisis y a los mercados. Sociología Crítica irá publicando las siguientes entregas. Pedro A. García Bilbao es miembro de la Plataforma de ciudadanos por la República (CxR) y de la Federación Republicanos (RPS). En la actualidad forma parte de la Junta Estatal Republicana (JER).
En medio de la situación extrema que estamos viviendo, con recortes brutales, despidos, paro, miseria creciente, el asunto de la independencia de Catalunya ha entrado con fuerza en la agenda política. Se habla mucho y abiertamente del derecho a decidir, de la necesidad de continuar el camino a la plena soberanía catalana. ¿qué opinión te merece esto? ¿Es realmente tan importante?
Pedro A. García Bilbao |
Es importante, que duda cabe. Que un pueblo luche por sus libertades y su soberanía plena es importante. Que luchen todos los pueblos es importante, que lo hagan juntos es fundamental. Y lo que veo es que en este proceso se nos está llevando a la división y a ocultar contradicciones que son fundamentales. La oligarquía catalana es tan parasitaria como la centralista y, es más, en algunos casos coinciden incluso personalmente. Lo que yo veo prioritario absolutamente es frenar las políticas antisociales y de saqueo que están llevando la miseria a la mayoría de la población. Eso es lo principal. Y en esa batalla es básico derrotar a la oligarquía economica y financiera que se está beneficiando de la crisis y está destruyendo lo poco de democrático y social que había en el Estado Español. La Tercera República Española es el símbolo de la victoria de los trabajadores en esta lucha. No es el carácter español o catalán de la República el problema, sino su condición democrática y de clase. Debemos tener una idea clara de qué papel juega en esta lucha cada facción en liza, y suponer que CiU juega un papel progresista porque dice defender la soberanía catalana ofende la inteligencia.
Lo que resulta aterrador es cómo en un debate tan aparentemente incorrecto como el del independencia y el soberanismo, en el que se habla abiertamente, la palabra República no sale. El PSC, en lo que es ya el colmo de la degradación política y moral, se atreve a pedir la abdicación de un Borbón y su sustitución por otro, al tiempo que hablan de federalismo en un marco monárquico; es sencillamente delirante. La actuación de Iniciativa no es mucho mejor, señalan la prioridad de lo social y de un debate federalista, lo que no está mal, pero ¿defender eso sin defender la República? Podemos decir por tanto, que sigue vigente la proscripción de la República en el debate político. Y tragan con esa proscripcion incluso los partidos de izquierda, catalanes o de ámbito estatal.
La ERC habla, eso sí, de República Catalana, pero al apoyar a CiU y no actuar políticamente contra la impunidad del franquismo que representa el Borbon en Madrid en realidad lo que hace es seguir apoyando al régimen. Debo decir que ERC es el único partido, no obstante, que ha hablado claro en las Cortes en este tema y ha denunciado la impunidad franquista, lo que les reprocho no es eso, sino que su estrategia parlamentaria, de gobierno e institucional no actue en consecuencia con esas acciones. No son los únicos, todo hay que decirlo. El día que todas las fuerzas de izquierda y democráticas actuemos juntos y coordinadamente, ese día el régimen estará acabado. Pero para que esto sea posible se precisa tener las ideas claras.
¿Por ejemplo?
Al apoyar a CiU, ERC está apoyando, dando oxígeno a una fuerza reaccionaria y neoliberal por mucho que se autopresenten como catalanistas. Eso no es excusa para apoyar a un partido y a un gobierno tan brutal con los derechos de los trabajadores como el de CiU. Usar la apelación a la nación para sostener a los que han practicado recortes como los que ha sufrido la población catalana es impresentable. En suma, lo que quiero transmitir es que si debe haber alguna prioridad es la lucha contra los recortes, el paro y el saqueo de lo publico, que debemos agruparnos todos con un programa de emergencia que haga frente a la situación de precariedad y miseria creciente. Pero ese programa sólo podrá ser eficaz si responde a las causas y origen de las agresiones, debe ser, por tanto, lúcido y no ocultar las contradicciones. Ese programa significa una alternativa a este régimen, y para poder aplicarse precisa vencer políticamente al régimen. Programa anticrisis y lucha por la República están unidos indisolublemente si lo que se quiere es vencer.
Pero las llamadas a formar frentes, a redactar programas conjuntos, a agruparse son numerosas. ¿Significa eso que estamos avanzando?
Significa varias cosas. Una que se avanza como dices, pero si observamos el detalle del discurso de algunas propuestas lo que podemos ver es que si algo predomina es la confusión, hay muchas voces pero a veces son contradictorias. Algo propio de momentos como los que vivímos. El sistema político español está en una profunda crisis, el modelo de estado, constitucional, está agotado. Pero está agotado porque ya no responde a los intereses de las clases dominantes, la crisis consiste en el proceso de transición a un nuevo modelo social basado en más explotación, más precariedad, nulidad de derechos sociales y laborales, precariedad y miseria para la mayoría. Un modelo que solo podrá sostenerse con represión y miedo. Este es el panorama ante el que nos encontramos. Comportarse a la altura de ese reto no es fácil. Y no todos lo están.
Lo que digo es que ante esa multitud de propuestas que se oyen, los republicanos afirmamos algunas cosas básicas: la actual relación de fuerzas en España está ligada a la impunidad del franquismo que persiste, la monarquía es la tapadera de esa situación, la crisis no es una crisis, es un proceso de transición a un modelo social atroz, basado en nuevo clasismo, la miseria y el miedo, para salir de esta situación debemos recuperar nuestra soberanía nacional, nuestra plena libertad para decidir nuestro futuro y para ello es ineludible rescatar la legalidad republicana perdida y construir, juntos, la Tercera República Española.
Pero existen muchas repúblicas afectadas por la crisis y ese proceso neoliberal que denuncias y no parece que su condición de repúblicas les ayude mucho.
Cierto, cierto. Yo hablo de la república republicana, esa república que considera ineludible el compromiso por la defensa del pueblo y el derecho a vivir con dignidad, la república basada en la libertad, en la igualdad política y en la fraternidad. La República, o es la fraternidad organizada o no es nada. El republicanismo es la madre —tal vez la abuela— de toda la izquierda. La República republicana no es liberal, el liberalismo es la expresión ideológica del capitalismo y tras 1793 y Thermidor destruyó el concepto de república identificándola con la burguesía. Nos llevan de cabeza a una regresión espantosa. ¿Cómo llamar república o democracia a un régimen en el que para tener derechos, salud, educación o una vida digna se dependa exclusivamente del dinero o la propiedad? Eso es la democracia burguesa propiamente dicha, la «liberal» del XIX, en la que derechos era algo para los propietarios y adinerados, nada más. Cuando hablamos de república, los republicanos que nos sentimos herederos de la II RE nos referimos a un régimen profundamente democrático comprometido con la defensa de los trabajadores y que someterá al interés público la economía y la propiedad. No faltará quien diga que es escaso tal programa, pero digo claramente que los obstáculos para lograr algo tan sencillo son inmensos, la durísima realidad de la lucha de clases convierten la simple esperanza de un estado comprometido con la defensa de la dignidad humana en poco menos que un imposible. Pero no deben desdeñarse los sueños, en España millones de personas supieron luchar y sacrificarse por su libertad y la nuestra y lo hicieron bajo el amparo de la bandera de la República Española. En estos terribles días que vivimos hoy no debemos olvidar su ejemplo. No vamos a hacerlo.
¿Qué proponéis en Republicanos RPS? ¿Y en la JER?
Claridad y firmeza republicana, esa la seña de identidad de RPS. Y una voluntad infinita de lograr la unidad. No importan los errores del pasado de unos u otros, lo importante es no repetirlos ahora, nuestra mano está tendida. Nos estamos movilizando por la Dimisión del Gobierno y la formación de un gran Frente Popular que defienda un programa de choque contra la crisis. Y en ese programa, declarar la ilegalidad del régimen franquista para empezar a hablar. Esas son las ideas básicas que estamos defendiendo. Y debo decir que esta idea se extiende. La Junta Estatal Republicana recién formada en la que estamos confluyendo decenas de organizaciones es la promesa del frente republicano que se necesita. El 14 de abril hubo una gran movilización por la República y se hizo público un comunicado conjunto. No se publicitó como se debía ni hablaron personas representativas de la JER en el acto central de Sol en Madrid; eso denota que queda mucho por hacer y que hay contradicciones internas que se deben resolver. Todos vamos a tener que hacer un gran esfuerzo para estar a la altura.
Digo una cosa, desde hoy cada movilización de trabajadores o ciudadana que se produzca deberá estar coordinada políticamente al servicio de una estrategia republicana y de clase para derribar este régimen y construir la república y vencer a esta crisis. A un lado los dispuestos a resistir los recortes y a decir no a las políticas de Bruselas, al otro los que están dispuestos a tragar con lo que sea para que la crisis les pille en el gobierno o pisando moqueta. ¿Quienes son los nuestros? Está claro: los que estén dispuestos a resistir y vencer. Nadie dispuesto a resistir y vencer va a rechazar la República, lograr la unidad en un gran frente de resistencia es imprescindible. Este objetivo tiene grandes enemigos, debemos hacer lo que se precise para lograrlo.
Es un hecho que Cataluña se va a independizar, ¿qué hay detrás de eso?¿Podemos pensar que tiene apoyos externos?
¿Un hecho? Es un hecho que se se habla de ello, que hay fuerzas políticas y sociales que lo plantean y que existe un proceso social abierto, pero no podemos afirmar tan categoricamente que la independencia sea segura. Independizarse… ¿de qué? ¿De Madrid? Eludir mediante un estado soberano propio la acción de la Guardia Civil o de cualquiera de los instrumentos del estado central con capital en Madrid puede ser un objetivo atractivo por sí mismo, pero eso no significa necesariamente independizarse del poder de clase, de la dependencia de las oligarquías propias o ajenas que controlan Europa. Fuerzas políticas que promueven el proceso soberanista como CiU representan a la oligarquía catalana, son tan neoliberales y partidarios de las privatizaciones y del saqueo de lo público, tan clasistas y reccionarios como sus homólogos «centralistas». ¿Van a independizarse de esas dependencias también?
Estas son algunas contradicciones de las que debe hablarse; quizá la mejor prueba de que Cataluña es una nación, consiste en que tienen su propia burguesía neoliberal y que tiene puntos de divergencia estratégica con la burguesia centralista. Es por aquí por donde arranca el proceso ahora: en un contexto de crisis se produce competencia por espacios propios para el saqueo y la burguesía catalana no desea compartir su reserva nacional de origen. Es crudo este análisis, pero me temo que es así. Está siendo repugnante ver cómo se manipula el indudable sentimiento nacional de la población catalana y el más que justo rechazo a las políticas neoliberales de Madrid y Bruselas, por parte de quienes están aplicando sin escrúpulos medidas de privatización de servicios, carreteras, sanidad pública, educación; la disputa de fondo con Madrid es por obtener una mayor tasa de «retornos» de ese saqueo y disminuir la cuota a la fracción centralista de la burguesía. La oligarquía catalana desea negociar directamente con Bruselas y reconducir su relación con Madrid, pero ni remotamente están dispuestos a cuestionar las políticas de la troika europea, lo que quieren es adjudicarse en mayor proporción la gestión directa de Catalunya disminuyendo el peso de los «intermediarios» de Madrid. Desde este punto de vista, un avance en el proceso soberanista que no cuestione la dominación de clase y no contemple la necesaria solidaridad de los trabajadores ¿qué sería sino escapar de una prisión a otra? Lo que no podemos hacer es dejarnos fascinar por lo que no son sino señuelos. Hay luchas en las que para vencer se necesita unidad y coordinación por encima de fronteras.
¿Hay apoyos externos al proceso soberanista? Depende cómo definamos eso. Desde el punto de vista de Bruselas o Berlín, que Catalunya se independice o redefina su relación con Madrid es algo perfectamente aceptable siempre que no implique problemas de desestabilización de la situación en España; es decir que si se llegara a algún acuerdo estable entre Madrid y Barcelona, una especie de salida a la checa, ¿Pondría pegas Bruselas? Lo dudo mucho. Ahora bien, lo que es altamente improbable es que un proceso soberanista en Catalunya no vaya a generar tensiones muy fuertes en el sistema de equilibrios políticos del Estado Español. Ni tan siquiera es creíble que CiU vaya en serio en esto, algo que los sectores independentistas más sinceros no dejan de denunciar. Más bien no, ellos lo que quieren es renegociar su status en el estado español y el % de plusvalias que le arrancan a los trabajadores. La crisis, la decadencia miserable del Borbón actual en el trono, la notoria falta de soberanía del Estado Español respecto de las políticas europeas y atlánticas, las tensiones sociales generadas por los recortes y la precarización generalizada marcan una época en la que el gobierno central necesita mantener a toda costa el control y el equilibrio. Y para poder mantener el control y el equilibrio de todo el tinglado la burguesía centralista necesita un alto grado de complicidad de la catalana. Y la catalana está intentando renegociar el contrato, básicamente es eso. Ya lo hicieron en el 77 cuando aceptaron la impunidad del Franquismo y la Monarquía postfranquista. Estos son días de mudanza, no debe extrañarnos por tanto que la burguesía catalana juegue sus cartas para renegociar el alquiler.
Pero lo que está siendo muy significativo en este debate es lo que se calla. Se habla con libertad de soberanismo, de independencia incluso, y se está difundiendo mucho el concepto de «derecho a decidir», surge también la idea del federalismo, pero ¿Y la República? ¿qué pasa con la República? ¿Cómo es posible que se estén poniendo en cuestión tantas cosas y la palabra República no salga al debate público? En mi opinión quienes callan sobre la República Española lo que hacen es apoyar la Monarquía y la Transición con todo lo que eso significa. Una parte muy imporante de la oligarquía catalana apoyó al franquismo y condenó a la República. Es algo que no se debe olvidar.
¿Independencia del Reino de España? ¡Pues claro! Somos muchos los que también queremos independizarnos del Reino de España, pero ¿no sería conveniente analizar la naturaleza de las cadenas que se sufren? ¿No sería conveniente para tratar de estas cuestiones de tanto alcance poder sacar a la luz todas las contradicciones? ¿Qué credibilidad pueden tener los que dicen defender la independencia de Catalunya y callan sobre la Monarquía española y la impunidad del franquismo?
República Catalana y República Española no están necesariamente enfrentadas, si para Lluis Companys no lo estaban, para nosotros tampoco; Buscad los enemigos de una y tendréis los enemigos de la otra. Es más, ambas se necesitan. La 2ª República española nació de la unidad entre republicanos unitarios o federalistas y los republicanos catalanes, todos ellos demócratas, antifascistas y antimonárquicos. Una unidad republicana en la que el movimiento obrero organizado fue imprescindible. Me atrevo a decir que la victoria de la República española en el siglo XXI y la derrota de las oligarquías que nos explotan a todos, tendrá esos mismos actores necesarios y la misma base, la unidad sobre dos elementos: la República y un programa de choque que derrote a las oligarquías económicas y financieras. Y tengamos claro una cosa: unas acciones de gobierno que paren los desahucios y den vivienda a quienes la necesitan, que deroguen la Reforma Laboral y den trabajo digno, que aseguren la salud pública, la educación, los transportes, que nacionalicen los sectores estratégicos (banca, energía, la distribución) y en última instancia el derecho a vivir con dignidad es algo que implica la derrota política de la oligarquía española y de la catalana. La lucha de clases es una realidad. Suponer que se va lograr aplicar un programa así sin la derrota política y social de quienes se benefician de la crisis es de una ingenuidad criminal.
¿Qué beneficios traería a los demás, País Vasco, Galicia, lo que quede de España? ¿Qué consecuencias políticas?
Una hipotética independencia de Catalunya o de cualquier otra nacionalidad histórica de las que confluyen en España, sólo podría producirse por una quiebra muy profunda en la actual relación de fuerzas en todo el estado y no es tanto un problema nacional como de clase. Si esa independencia se produce como consecuencia de un avance de las fuerzas democráticas y populares que duda cabe que sólo podría ser una buena noticia. Pero debemos centrarnos en la realidad actual y tener en cuenta que los problemas que estamos sufriendo no se deben precisamente a una dinámica de oposición España-Catalunya, España-País Vasco, etc.
España como tal ya no es tal, es «lo que queda» tras la derrota de 1939 y la aniquilación de lo mejor de nuestro pueblo y la liquidación de nuestra soberanía nacional. Porque el régimen franquista asesinó y encarceló a cientos de miles, liquidó nuestro estado democrático y vendió nuestra independencia y soberanía nacional. No las hemos recuperado todavía. En la Transición y en la actualidad, la situación de dependencia externa no ha cambiado. Suponer que vamos a poder sobrevivir y vencer a los retos planteados sin soberanía nacional es de ilusos. La República —libre, independiente, soberana, democrática, republicana, la República del pueblo— es imprescindible para sobrevivir.
¿Cree alguien que podremos sobrevivir a la crisis de la energía y al cambio climático que tenemos encima sin un estado firmemente comprometido con la supervivencia de todos, con el derecho del pueblo a sobrevivir? Pues eso en España se llama República y no la tenemos.
España es un país sometido, con un un gobierno incapaz de defender nuestra libertad y soberanía, ni se cuestionan que podamos realmente actuar de otra forma. El peso en nuestras vidas de Bruselas (vía UE) y Washington (vía OTAN), de la Troika (Banco Central Europeo, FMI y Unión Europea), del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) es enorme. No es de extrañar que haya quienes deseen marcharse, lo que pasa es que ¿a donde? Puigcercos de la ERC, fue recibido en Washington poco después de un importante triunfo electoral de su partido, igual que Tsipras de Syriza recientemente. Así que repito, aquí lo importante es saber qué es lo que queremos hacer y porqué. Y tener claro que se puede usar la retórica nacionalista para eludir ciertas contradicciones.
¿Serviría la independencia de Catalunya o País Vasco para empujar la República de España?
Ya digo que una independencia fruto de un proceso de emancipación de clase, es decir, de un triunfo de los trabajadores, sería una excelente noticia y un gran avance, pero honradamente digo que considerar todas estas luchas por separado es un error. Si las fuerzas que son a la vez patrioticas y populares en Catalunya, País Vasco, Galicia o Castilla asumieran un papel de vanguardia y coordinado entre sí y con la fuerzas republicanas y de izquierda en el conjunto del estado para derrotar a la Monarquía española, poner fin a la impunidad del franquismo y proclamar la República lo que puedo asegurar es que la victoria sería segura. Es más, es el escenario de pesadilla para el actual régimen. ¿Por qué no es posible una coordinación de este tipo? Porque no todos quieren lo mismo, porque para algunos es la oposición nacional y no la de clase la que les preocupa, o porque no todos consideran la República como una prioridad, pero sobre todo porque todavía no se ha abierto paso la sencilla idea de que el actual régimen se basa en la legalidad franquista que sobrevive hasta el momento; destruyamos lo que resta de la legalidad franquista y la III República Española será una realidad. Una República Española que sea fruto del fin de la impunidad del franquismo, que sea expresión de la victoria de los trabajadores, será una República democrática y como tal una República solidaria y que reconocería el derecho a decidir. La Tercera República Española será la expresión del triunfo de los trabajadores sobre la oligarquia. El Ibex-35 debe ir en el mismo ERE que le vamos a hacer al Borbón.
¿Y no es posible una república de derechas? Se habla de ella, es más, buena parte de los ataques a la monarquía que hay actualmente tienen su origen en facciones de la derecha. ¿No podríamos encontrarnos con una República y que eso no resuelva nada?
Claro que es posible. Y constituye un peligro. Debemos valorar esto seriamente. Lo que demuestra la degradación de la izquierda española mayoritaria es precisamente que los mayores ataques a la Monarquía proceden como dices de sectores de la derecha. ¡qué curioso! La derecha se atreve a criticar al Rey abiertamente mientras una parte de la izquierda mantiene el silencio. Pero plantearé una pregunta, ¿es a la monarquía a la que se ataca, o es al actual Rey, a Juan Carlos Borbón? Desgastar al Borbón actual no significa desgastar la Monarquía, significa abrirle paso al sucesor. Y sabemos sobradamente que hay intereses que apuntan en esa dirección. La monarquía cumple una función de legitimación de todo el sistema, si la decadencia personal y moral de Juan Carlos Borbón se vuelve una amenaza, la solución pasa por el repuesto. ¿Están contentos los señores del IBEX-35 con este sistema? Parece que sí, que la expresión personal de la oligarquía financiera y bancaria española están encantados con el régimen. Pensad, un jefe de estado que no es político, que dura toda una vida y que ve entrar y salir a los politicos, como si fuese un Botín cualquiera. Cuando las tensiones con la monarquía alcancen a su relación con el poder económico real entonces sí podríamos hablar del peligro de una república bicolor. Pero eso no ocurre ahora. No parece. Hay quienes juegan también a ser la izquierda de repuesto de este régimen en decadencia y están tratando de prepararse para el futuro. Hay quienes traicionaron a la República en 1977 y estarían dispuestos a hacerlo en el futuro. Estoy persuadido de la existencia de aspirantes a nuevos «Felipe González», se habla de la idoneidad de cierto juez estrella, o la de algún joven valor en alza, estrella parlamentaria y del 15M, que no ha dudado en hacer ya profesión de fe antimarxista y en afirmar que la república no es prioritaria. No faltan los que pretenden «resetear» el sistema, niegan que exista la izquierda y la derecha y apelan al «ciudadanismo» y a «procesos constituyentes» de nuevo tipo. Hay multitud de oportunistas y sobra confusión.
¿República, aunque sea de derechas? No lo veo creíble a corto plazo. El odio que le tiene una facción muy importante de la derecha española a la idea misma, a la palabra misma de República es de tal magnitud que no les veo apoyando una, por muy de derechas que sea. La opción dinástica está ahí, van a jugar a eso con toda probabilidad…
Tengamos claro una cosa: dentro de 15 años, solamente 15 años, el coste de la energía y con ella de la distribución de alimentos será tan alto que el riesgo que se correrá será el de colapso de las estructuras estatales tal y como las conocemos. Mantener un estado que no se comprometa con la supervivencia de la población es nuestra mayor amenaza, llamamos República a nuestra única opción de futuro como sociedad civilizada y democrática.
¿Pero no es tarde ya para la República española, no estamos asistiendo a una huida de un estado en ruina? ¿Una futura República Española no podría hacer otra cosa que ir adelante con las independencias?
Sólo es tarde cuando se abandona la lucha. Las independencias tienen mucho que ver con la decadencia española y del régimen postfranquista de la transición. Es muy comprensible que haya muchos que deseen marcharse. Pero lo que convierte en un drama una independencia es el temor de las personas en verse del lado equivocado de la frontera, verse discriminado por tu lengua, tu cultura, tu identidad y tus derechos ciudadanos y como trabajadores. Si esos derechos estan asegurados, si no hay discriminación, si se vive en un estado democrático y comprometido con la supervivencia de los ciudadanos, los derechos de los trabajadores, con la dignidad humana en suma, pues entonces el saber de que lado de la frontera se esté no es tan importante. Una República Española democrática y de trabajadores (como decía el art. 1 de la CE31) será respetuosa necesariamente con los derechos de los pueblos, lo que nunca aceptaría sería que las apelaciones a la independencia se usen para aplastar a los trabajadores, dividirlos o para salvaguardar la dominación de oligarquías locales. Lo que estoy diciendo es que una Tercera República Española heredera de la Segunda será democrática y respetará el derecho a decidir y defenderá la libertad, la igualdad y la fraternidad. La república no debe ser otra cosa que la fraternidad organizada. Buscad a los que odian a la Segunda República a estas alturas todavía y tendréis a los enemigos de la Tercera.
¿Qué se puede hacer para traer la República?
Lo primero es tener voluntad de traer la República. Y trazar un plan de acción coordinado. Estamos viendo que muchas organizaciones de izquierda se definen como republicanas y hasta pretenden representar a los republicanos en las instituciones; pues si así fuera un paso imprescindible es organizar esa lucha. ¿Cuál es el plan de batalla? ¿O es que resulta que en realidad no es prioritario este tema?
La república no vendrá, debemos salir a buscarla, será la consecuencia de un triunfo del pueblo y de una derrota de la oligarquía, porque si no fuera así no sería una república democrática y fraterna. Para traer la República bastaría con que las Cortes declaren formalmente que el Régimen Franquista fue ilegal de origen, y que las decisiones y leyes emanadas de él que conculcasen los derechos humanos y la pérdida de la soberania popular, queden declaradas nulas. De forma inmediata la Ley de Sucesión de Jefatura del Estado de 1967 sería declarada nula su vez y con ello quedaría en situación irregular la actual monarquía; el proceso lógico sería que la Jefatura del Estado pasara a las Cortes de forma automática, el ciudadano Borbón debería pasar a disposición de la Justicia por su condición de jefe de estado de la dictadura entre 1975 y 1977 y se nombraría un gobierno provisional para hacer frente a la situación. Cuando exponemos este punto de vista en público, la reacción es de estupor entre el público, una mayoría de la gente, militantes de izquierda incluso, se sorprende de que el franquismo, como régimen siga siendo legal y sus leyes clave sigan surtiendo efectos a día de hoy. Los tribunales y las sentencias que mataron a cientos de miles, robaron y expoliaron a millones siguen siendo legales, algo sencillamente infame a día de hoy. ¿El motivo de esta situación en 2013? Es sencillo, se trata de proteger al Rey, a la Monarquía, la gran tapadera de todas las injusticias; no es el 36 el que le preocupa al régimen, les preocupa el presente y el futuro y para asegurarlo el franquismo debe seguir siendo legal. Es por eso que cuando preclaros dirigentes de la izquierda o jóvenes diputados promesas de no se sabe qué nos vienen con lo de que este debate de la legalidad franquista y su impunidad es algo obsoleto y que la república no es prioritaria debemos desconfiar. Quienes han tragado con todo en el pasado, seguirán tragando en el futuro.
¿Me dices que qué se puede hacer? Pues por ejemplo decir esto en público, donde debe decirse, en todas partes, en la calle, en las fabricas, en las instituciones, en los ayuntamientos, en las Cortes… Debemos decir claramente que el problema es la legalidad franquista que sigue vigente, denunciémosla, debemos defender la recuperación de la legalidad republicana y decir claramente que la Monarquía es ilegítima y antidemocrática. Hay que decirlo en las Cortes. No hay excusa para seguir callando. Quienes no tienen valor para defender la República hoy, no lo tendrán mañana para enfrentarse a los mercados.
Hay que ir a las Cortes a hablar claro, no a jugar el papel de bufones soportables que el régimen nos ha asignado. Hay que convertirse en la pesadilla del régimen, debemos decir claramente que no aceptamos ni un día más la impunidad del franquismo y que no vamos a cejar en nuestra lucha por recuperar la legalidad republicana. Es imprescindible unir las luchas sociales y en defensa de los derechos de la población y los trabajadores a la lucha por la república; es la misma lucha en realidad.
¿Qué pasos hay que seguir para obtener la abdicación de Juan Carlos y que ésta recaiga sobre la soberanía del pueblo y no sobre el que nos dicen que es su legítimo heredero?
Primer paso: declarar ilegal el régimen franquista y sus actos jurídicos que afecten a los derechos humanos, sus crímenes y a la destrucción de la legalidad republicana.
Para un republicano las abdicaciones de los reyes son irrelevantes. El Rey debe ser destituido por las Cortes en la primera ocasión posible pues ocupa la jefatura de estado de forma irregular y antidemocrática. Y aunque no haya mayoría debe decirse esto en las Cortes, es preciso romper el pacto de silencio y complicidad de la transición. Basta ya de seguir tragando imposturas impresentables.
Un acto de abdicación no debería librar al ciudadano Borbón de sus responsabilidades ante la ley, no se olvide que fue jefe de estado de la dictadura y miembro de sus gobiernos en algunas ocasiones; ese régimen cometió crímenes contra la humanidad, fue responsable de cientos de miles de asesinatos; no es ninguna broma. La magistratura que ocupa es antidemocrática por definición y no podemos aceptarla de ninguna forma, es por ello que el actual debate sobre la abdicación es una trampa. Quienes plantean la abdicación de Juan Carlos Borbón no cuestionan la Monarquía, la lógica de una monarquia se basa en que una vez muere o abdica un Rey le sucede otro de inmediato; todo lo que es decadencia en Juan Carlos, se nos venderá como juventud y renovación en Felipe Borbón. Debemos tener claro que nuestro objetivo es recuperar la legalidad republicana y con ella la soberanía popular y nuestra plena soberanía nacional.
Pero hay muchas cosas más que podemos hacer. La recién creada Junta Estatal Republicana tiene ante sí una amplia tarea, la cuestión es si quienes formamos parte de ellas vamos a estar —como personas o como organizaciones— a la altura del reto que tenemos planteados.
Me pregunto: ¿Habría 100 cargos públicos dispuestos a defender en público lo que estamos aquí diciendo?
¿No crees que en tiempo de crisis sería muy fácil meter miedo y manipular al pueblo ante un equívoco referéndum?
Por supuesto. Una época de crisis es una época dominada por el miedo, pero no creo que el asunto del referéndum sea algo a tomarse en serio. Se habla de ello, pero quienes lo hacen demuestran o ingenua ignorancia o mala fe. Los referendo están muy limitados en la CE78, hay en ella un montón de salvaguardas hacia la monarquía. ¿Motivos? La monarquía es la tapadera de la impunidad franquista y de los grupos sociales y económicos que se beneficiaron del régimen y siguen condicionando nuestro presente. Los referendo en nuestro ordenamiento son consultivos, los convoca el gobierno y no pueden tratar nunca, por ley, de los aspectos centrales del Estado. La monarquía, por ejemplo, no puede ser objeto de referéndum.
Supongamos que no fuese así, que el propio régimen decidiera algún tipo de consulta. O que hipotéticamente se nos concediera democraticamente una consulta popular. ¿Qué condiciones democráticas habría? Con la actual relación de fuerzas las condiciones serían totalmente asimétricas. Todas las televisiones, radios, prensa escrita están en manos de las fuerzas de derechas, el papel del estado es cualquier cosa menos neutral. Sería absurdo.
Además, hay una cuestión fundamental, de principio. La libertad no se negocia. La República no es discutible. Es sencillo, la monarquía es inaceptable aunque se vote. No vamos a aceptar nunca la esclavitud aunque sea votada, ¿aceptaremos la monarquía? De ninguna forma. Forma parte de la realidad actual y de la legalidad vigente, eso es un hecho y como tal debe ser tratado, los republicanos somos los primeros defensores de los valores democráticos
Las “mareas”: ¿Qué son?¿Qué hay detrás?
Son obviamente, un movimiento social de respuesta a las privatizaciones, los despidos y los recortes en servicios públicos. Son la expresión del rechazo a las medidas del gobierno que se traducen en precarización y saqueo de lo público. Salud, educación y servicios sociales han dado un paso al frente y se han movilizado de acuerdo con unas ciertas pautas comunes: el concepto de «mareas», el uso de cierta terminología, de ciertos símbolos o señas de identidad de la lucha, como son las camisetas de colores, etc. Curiosamente las luchas por la Educación Pública, por la Salud Pública, por los Servicios Sociales, por la función pública, por el laicismo, por todas y cada una de esas demandas, esa suma de todo eso no es otra cosa que la República. Sumadas, esas luchas son el programa de la República. Debo decir que aunque en el seno de esas mareas haya miles de personas que tienen esto claro, la imagen proyectada por las mareas no es precisamente republicana.
La simbología usada por las mareas está completamente desideologizada y desconectada de las simbologías del mundo obrero y de la izquierda. Partidos, sindicatos y grupos de activistas diversos han confluido en esas «mareas»; algo normal, pues son un movimiento popular de respuesta a unas agresiones reales. Hay muchas preguntas que hacerse, no obstante, la primera es la desconexión inicial entre estas iniciativas de respuesta y los sindicatos. Están en las luchas los sindicalistas y gran cantidad de militantes sindicales por supuesto, pero no fue una iniciativa que partiera de este o aquel sindicato. ¿De donde surge? ¿Cómo logran las mareas dar una «imagen» corporativa unificada? Es una pregunta a responder. Hay un núcleo de activistas que le da cuerpo a todo el movimiento, ligados a anteriores movilizaciones de otros ámbitos. El 15M, el 25S, el 23F, las asambleas y plazas diversas, el ciudadanismo, los DRY en cualquiera de sus avatares…, todos ellos comparten algunas personas, pero sobre todo protocolos de actuación, códigos de estilo, manuales de comunicación web, diseño de páginas, cursos de uso de redes sociales, todo muy efectivo. Son pocos, pero disponen de recursos y formación, que les han permitido desarrollar algunas pautas comunes: los partidos, la izquierda, la lucha de clases, la República, la solidaridad de clase, son conceptos sospechosos. Es la ideología de los que dicen que las luchas por lo público no se deben «politizar». Pero como las agresiones son reales, son miles los afectados y las consecuencias e implicaciones aterradoras, la respuesta es masiva en cada sector y confluyen cuadros, personas con experiencia y motivación, sindicalistas, secciones sindicales, partidos y colectivos de todo tipo. Y toda esa gente está cayendo sobre un molde que ya estaba ahí, preparado y diseñado. Entre toda esa masa de gente hay miles de cuadros, de personas con experiencia que se han unido a las luchas entre otras cosas porque son sus propias vidas están en juego. Y entre ellos hay muchos que pugnan por darle un sentido politico a las luchas y coordinarlas de forma más efectiva. Pero lo cierto es que esta doble tendencia observada está frenando la efectividad, pues las contradicciones internas son enormes y se impone la desideologizacion y el discurso ciudadanista y anti-sindical. Las mareas triunfan en convocatoria y número, pero al gobierno les basta con ignorarles y acelerar los despidos, cada vez más gente se ve en precario y la atomización, el miedo y el «sálvese quien pueda» se extienden. Las movilizaciones se suceden, pero no logran frenar los ataques, las batucadas, las pegatinas y las camisetas, las canciones y perfomances en la calle no surten efectos. El 23F hubo una gran movilización que siguió las mismas pautas de diseño corporativo que las anteriores: Si se observan las páginas oficiales del evento vemos excelente diseño profesional, desideologización, presencia nula de simbología de izquierda, dominio absoluto del discurso ciudadanista y globalista… Los mismos que tomaron el 25S convocaron el 23F, y ya convocan para el 25A (25 de Abril). Por supuesto no lo han hecho para 14 de abril. Nada de esto ha impedido, por supuesto, que los sectores de izquierda y los republicanos convocasen a su vez una Marea Tricolor aquel 23F pasado, una Marea Tricolor que no formaba parte de los mareas oficiales blanca, verde y naranja, por ejemplo. El hecho fue que el 23F esa marea tricolor autoconvocada fue masiva y desbordó las manifestaciones y marchas, algo que sólo pudo ser compensado por el tratamiento informativo que la prensa del sistema (es decir, toda la prensa) le dispensó al 23F.
Sobre el origen del concepto Mareas hay muchas preguntas y pocas respuestas. Pero basta con una. Con una que no descarte algunas realidades incómodas para quien no quieren verlas. Lo de Mareas se había usado en Venezuela, México y Centroamérica de manos de Fundaciones de origen norteamericano que propugnan renovar la democracia, formar lideres, potenciar la sociedad civil y «empoderar» a los grupos sociales marginados. Todo muy hermoso en apariencia a juicio de algunos, pero esas fundaciones forman redes con algunos nudos centrales muy curiosos, la Open Society de George Soros, la red de Fundaciones del partido demócrata norteamericano, la Trilateral, todas ellas con conexiones importantes en España igualmente; pero hay una que destaca, la Tides Foundation, es decir, la fundación «Mareas»; una fundación en cuyos colores corporativos está el mismo verde de la marea… verde, claro. Sabemos que el origen concreto de la famosa camiseta verde fue una propuesta de un participante en una asamblea de padres y profesores en un instituto de Madrid, cierto, pero no podemos olvidar que el mismo tono de verde coincide con las iniciativas promovidas por la Open Society y la Tides Foundation.
Si se busca entre las ofertas de servicios y ayudas de estas organizaciones norteamericanas encontramos cursos on-line de comunicación, periodismo web, de redes sociales, y numerosos consejos sobre cómo actuar para renovar las formas de resistencia «ciudadana» y desligarlas de la tradición de lucha de la izquierda. Casualidad, dicen algunos. Debo decir que, en mi impresión, este conjunto de movimientos españoles cuentan entre sus impulsores con un núcleo activista que sigue las pautas de los grupos globalistas y ciudadanistas de inspiración y origen norteamericano y que buscan destruir cualquier resto que quede de lucha de clases organizada y efectiva, y para ello precisan destruir los símbolos, las señas de identidad, la memoria, las tradiciones, el discurso y el lenguaje de la izquierda. Una de las tareas de los que luchan en las Mareas es convertir su lucha en una lucha abierta contra el régimen y por la república. No volverá a haber educación y salud pública sin que la República triunfe y la oligarquía sea derrotada. Así de claro.
Cuando se habla de “despolitizar” que ahora está tan de moda, ¿qué se quiere expresar? ¿quiénes están detrás de esa “despolitización”?
Despolitizar un problema que responde a una causa política, es una forma de neutralizar la efectividad de cualquier respuesta. No se puede evitar que acciones agresivas dañen a la gente y que la gente se queje, así que lo que se hace es fomentar que la gente se vea incapaz de identificar la identidad de los agresores, la naturaleza de la agresión y las posibles vías más efectivas de respuesta. ¿por qué ha calado tan fácilmente este discurso antipolítico y anti-izquierda? Lo que pasa es que el franquismo sociológico campa por sus respetos y ayuda a esas intoxicaciones. Hemos llegado a ver a miembros de la marea Blanca de la Sanidad decir que sus movilizaciones «no son políticas», sino que «buscan la sanidad pública». Un verdadero absurdo. Muy extendido por otra parte. La expresión «político» es usada como sinónimo de «interesado», «egoísta», «manipulador», si dices que la lucha por la sanidad o la educación públicas no son algo «político» sino «ciudadano» llevas ya en tí la semilla de tu derrota. Es la herencia del pasado fascista, potenciado por la desideologización de 35 años de transición y de las fantasías del welfare state que nunca tuvimos. Debemos estar muy alertas con todo esto, la batalla ideológica que se está librando es brutal y el enemigo no quiere prisioneros, desean destruir lo que quede de los valores de la izquierda y romper el hilo rojo de la memoria, separar a los jóvenes de las luchas del pasado y de la experiencia acumulada de generaciones de lucha. No podemos ceder ni un paso en este combate. La bandera de la República es nuestra fortaleza principal, por eso la atacan y la desprecian.
¿Qué piensas del futuro de Venezuela, cómo será su proceso político? ¿Crees que la revolución bolivariana tiene bases para seguir en Venezuela? ¿Y en Latinoamérica y en el mundo?
En primer lugar quiero decir que la posición sobre Venezuela es una buena prueba para poder evaluar con quien estamos hablando. No debemos olvidar, por ejemplo, que en España, el PSOE es un decidido enemigo del proceso venezolano, del socialismo del siglo XXI y del chavismo. Es un hecho. El PSOE, como partido es partidario de Capriles, como lo fue de Carlos Andrés Pérez, destacado miembro de la Internacional Socialista. La República venezolana de los Acuerdos de Punto Fijo fue equivalente al pasteleo de nuestra Transición del franquismo al postfranquismo juan-carlista.
En mi opinión Chaves fue un patriota y un gran republicano. Alguien que representó a lo mejor de Venezuela, a su pueblo, que llevó muy alto la dignidad y la imagen de Venezuela y su gente. Puso el país en el mapa, integró al 80% de habitantes que vivían en la marginación y la exclusion en la sociedad civil y política y se puede decir con toda honradez que refundo la República siguiendo el ejemplo de Bolivar y Miranda. Chaves ha sido un gran hombre y estadista, su pérdida es inmensa.
Venezuela ha cambiado estos años. Millones de personas se han sentido dueñas de su destino y se han sentido unidos por encima de diferencias, el racismo clasista atroz que predominaba en el país difícilmente podrá volver a ser aceptado. El país ha cambiado porque las masas han cambiado. Es irreversible, quienes quieran destruir la República Bolivariana tendrán delante de sí a una mayoría de la población. Es por todo ello un proceso difícil de exportar en toda su dimensión. Chaves no solamente fue un dirigente de gran carisma e influencia personal, fue alguien que transformó las instituciones del país, el ejército y la autoimagen colectiva de todo el país.
La continuidad de la República Bolivariana creo que está asegurada. El papel del ejército es fundamental en ello. Las diferencias entre los bolivarianos son muy grandes, es un grupo muy heterogéneo, pero forman un conjunto respecto de sus contrincantes. Hay base social bolivariana, eso parece claro, pero no es un fenómeno de fácil exportación.
Fuente: http://dedona.wordpress.com