La podrida política de la monarquía a través de los diversos gobiernos de la derecha, tanto en su versión “socialista” como “pepera”, han creado desilusión y aversión hacia lo “político” en los ciudadanos que ven como se les engaña en todos los procesos electorales convocados desde que se proclamó esta semidemocracia neoconservadora de la que ambos partidos son el soporte principal a través de ese invento conocido como el bipartidismo.
Es un sistema electoral fraudulento desde su concepción, que adultera la representación y permite a los que se reparten el poder hacer lo que les de la gana sin tener que responder ante los electores por el control absoluto que ejercen sobre el “parlamento”, al que con un sarcasmo vergonzante llaman la casa de la “representación democrática”, “la sede de la soberanía nacional”, etc. El ciudadano ve como ha votado una opción, un programa y el vencedor hace lo que le da la gana durante los cuatro años de gobierno.
Esta falta de control del pueblo sobre los votado, la burla con la que gobiernan hacen mella en multitud de ciudadanos que desilusionados optan por no acudir a las urnas o lo que es lo mismo “votan” por la abstención, no cayendo en la cuenta que la abstención, el voto en blanco, y el nulo para nada perjudica a los autores de bipartidismo reinante.
Creo que al mismo tiempo que luchamos por un sistema más democrático y libre, por la República, ni debemos ni podemos abstenernos, solo que debemos racionalizar y votar las opciones que más coincidan con nuestros intereses sociales y democráticos.

Sabemos que las opciones republicanas van a contar con la oposición de todo el sistema, que las dificultades van a ser enormes, que los candidatos van a ser marcados por el poder no como adversarios políticos sino como enemigos... Pero es hora de pasearnos a cuerpo, de sacar nuestras banderas, de reivindicar un pasado corto pero glorioso y emancipador, y si así lo hacemos ilusionaremos y crearemos conciencia ciudadana responsable y libertadora.
No importa que los resultados nos sean adversos en los primeros momentos, lo que importa es que nuestro pueblo conozca nuestra existencia, nuestros proyectos de futuro, nuestros planes para conquistar para todos y entre todos una sociedad libre, plenamente democrática, socialmente avanzada, solidaria y eso solo puede nacer de los principios revolucionarios de libertad, igualdad y fraternidad. Sólo, naturalmente, puede darse en una República.
Salud y República.
Salva Artacho