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¿España una democracia? de ilusión también se vive

La transición política en hubo en España tras la muerte del dictador Franco en noviembre de 1975 y fue un lavado de imagen del poder establecido en 40 años de dictadura. A los españoles tras la muerte de Franco, no se les preguntó si querían república o monarquía, la monarquía vino impuesta. Por lo tanto, la transición daría continuidad al franquismo, porque no hubo una ruptura con el anterior régimen. 

Los políticos antifranquistas que negociaron la transición, tragaron con todo: la negación a las 
aspiraciones republicanas, la imposición de una Jefatura de Estado en favor del príncipe Juan Carlos; una amnistía a los asesinos franquistas; una constitución que resultó ser papel mojado; un estado nacionalcatólico y el establecimiento todo tipo de obstáculos para que el pueblo no tenga soberanía, ni pueda aspirar jamás a tenerla. 

A demás de todo eso, "les colaron" un sistema electoral fraudulento, basado en el bipartidismo político y la alternancia en el poder; así mismo la imposibilidad de que el pueblo pueda presentar Iniciativa Legislativa Popular (ILP) con carácter vinculante.

Uno de esos ejemplos, lo vimos el año pasado, cuando el Congreso, rechazó una ILP según la cual al menos 500.000 ciudadanos españoles solicitaban la eliminación de los privilegios que tienen los políticos cuando pierden su cargo. 

Es decir, la comisión del Congreso NO ADMITÍA A TRÁMITE UNA PROPOSICIÓN POR LA CUAL LOS POLÍTICOS DEJARÍAN DE COBRAR DEL ESTADO TERMINADO SU MANDATO. 

Así de solidarios son los políticos en tiempos de crisis, apretándose el cinturón, pero no el suyo, sino el nuestro. El resultado es una total desvergüenza nacional: ¡ni tan siquiera se llevó a trámite!. 

En estos tiempos donde la corrupción campa a sus anchas a la misma velocidad que la justicia reparte indultos a corruptos, ya nadie se puede asustar. No podemos esperar nada bueno de estos políticos especialistas de la poltrona. Si tuvieran un poco de dignidad, se les debería de caer la cara de vergüenza. Lo más repugnante de todo, es como además, se les hincha la boca hablando de la modélica transición, de los padres de la Constitución y de que España es una democracia.... ¡Que risa, María Luisa!.

L. Egea


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