Eran los primeros años del siglo XIX cuando se produjeron en
España una serie de acontecimientos trascendentales: la invasión francesa y la
guerra de la Independencia.
Constitucionalismo, absolutismo e inquisición. Dos reyes
fueron los responsables de que el ejército aliado de Napoleón ocupara Madrid.
Dos reyes por la gracia de dios, Borbones y traidores para más señas.
El 2 de mayo de 1808, a primera hora de la mañana, la
multitud comenzó a concentrarse ante el Palacio Real. Los soldados franceses
sacan del palacio al infante Francisco de Paula, para llevarle a Francia con su
real familia. Al grito de “¡Que nos lo llevan!”, el gentío intentó asaltar el
palacio.
Apoyado en una farola a la entrada de la calle Bailén, vi
llegar a la Guardia Imperial con los mamelucos y la artillería disparando
contra la multitud. La lucha se extiende por Madrid y al resto de España.
El pueblo contra los franceses, los liberales contra los
absolutistas reales, Fernando VII contra el pueblo, la razón contra el despotismo
y el oscurantismo contra la ilustración. Con el “¡vivan las caenas!” y
derogando la Constitución de Cádiz, se entronizó al Rey Felón y a su
descendencia.