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Carta de llamamiento a la dignidad a un príncipe que quiere ser rey

Perdone usted que no le tutee (solo tuteo a las personas que me merecen confianza o simpatía) a pesar de que nos conocimos hace muchos años en Ibiza, siendo los dos niños, usted un crío de unos siete años yo un trabajador de catorce que llevaba ya dos años trabajando - en aquellos tiempos en que ya reinaba su padre, la explotación infantil era una triste realidad todavía entre los pobres). Yo no trabajaba en el mismo hotel en el que usted se alojaba, pero cuando tenía libre cogía mi vieja bicicleta y marchaba a ver a mi tía Eleutería, viuda de guerra a la cual le asesinó el marido los partidarios de quien puso su padre como rey. No voy a decir ni mencionar las palabras tan “cariñosas” que usted dedicaba a sus cuidadoras, al fin y al cabo era un niño que estaba preparándose para ser rey. No es esta la intención de esta carta. 

Cuentan que al hijo de un presidente iberoamericano le preguntaron qué quería ser de mayor, pensando que iba a decir, futbolista o actor de Hollywood, pero no, dijo que quería ser presidente como su padre, a lo que su padre le contestó:




- No hijo mío, no eso no puede ser, en nuestro país el presidente es elegido cada cuatro años y para ello debe ganarse la confianza de los ciudadanos y esmerarse en la tarea para seguir manteniéndola, sin mentiras ni abusos.

- Pero yo quiero ser presidente.- Insistió tozudo el niño.

- Eso lo decidirán los ciudadanos y es a ellos a quienes les corresponde decir quien es presidente y quién no.

Con esta anécdota quiero dejar claro que comprendo que usted quiera ser rey como su padre, aunque yo no quisiese ser campesino, pobre como mi padre, a pesar de sentirme orgulloso de ser hijo de un gran hombre que me enseño el sentido de la dignidad. Pero no debe ser usted quien decida si debe ser rey o no, deben ser los ciudadanos y por tanto debe ganarse la confianza de los mismos, solo a ellos les corresponde decidir si usted va a ser el jefe del Estado, si se merece el puesto, yo no lo voy a poner en duda, aunque…
Dicen que usted está muy preparado, ¿más que los miles de jóvenes exiliados en el extranjero o en paro en España? Estoy convencido que miles de esos exiliados o parados podrían desempeñar perfectamente el papel de jefe del Estado, siempre que se ganasen la confianza del pueblo.

Dicen que quiere ser el rey de todos los españoles… ¿PERDÓN? Yo no reconozco ningún rey, menos a uno que cuando el gobierno actual aprobó la criminal reforma laboral, usted la alabó en Estados Unidos, concretamente el 19 de junio de 2012. También cuando el 15 de enero del año pasado alabo ante empresarios internacionales la política económica del gobierno me avergonzó como representante de mi país, de sus palabras se desprendía que España, mi país, era un cortijo en venta, en el cual los trabajadores éramos parte del ganado al que se le puede sacrificar…

Tengo claro que los discursos se los escribe el gobierno de turno, pero nadie le obliga a leerlos, usted podría gracias a su “gran preparación” que no pongo en duda, improvisar un discurso diciendo que es una vergüenza la situación del mercado laboral, pero no dice nada, lee lo que le redacta alguien afín a la tiranía que sufrimos los ciudadanos, lo cual lo incapacita para ser el jefe de mi país.

Podía enumerar muchos otros casos que están en las hemerotecas, pero no vale la pena. Sin embargo no le he escuchado decir nada, al decir nada, no me refiero a hacer una breve reseña sobre la corrupción, como algo genérico, sino sobre casos concretos, esos casos que afectan a miembros de su familia, a miembros del partido del Gobierno, o del principal partido de la oposición, los dos puntales que le sostienen.

Tampoco se ha pronunciado ni condenado el expolio que sufren las familias por parte de delincuentes de traje y corbata que les roban sus casas. Ni del drama del 25% de niños en riesgo de pobreza severa, que pasan necesidades, ni sobre los tres millones de parados que no reciben ninguna prestación económica y busca la comida en comedores sociales o lo que es peor en cubos de basura, ni sobre los recortes en educación que evitarán que existan en el futuro jóvenes altamente preparados como los miles que están exiliados, ni sobre los miles de suicidios/asesinatos provocados por la gestión de la presunta crisis en la que se les roba a los pobres para dárselo a las entidades financieras, a las empresas gestoras de autopistas, a la Iglesia o a la misma Casa real.

Por todas estas cosas y muchas más no le debe de extrañar que seamos muchos los ciudadanos que estamos hasta los mismos de aguantar. Que deseemos un cambio real, que sea más joven y esté muy preparado que su padre, no lo dudo, pero no tiene derecho moral a ser rey de todos los españoles, a no ser que en un acto de dignidad sea lo suficientemente digno para decir que renuncia al trono o porque no se lo merece o porque los españoles estamos en contra, o una solución intermedia que dignificaría en parte su acceso al trono:

La convocatoria de un referéndum en el cual se nos dé a los ciudadanos la oportunidad de elegir, sin trampas ni cartón*, si deseamos continuar con la monarquía instaurada por un genocida** o recuperar la soberanía arrebatada por el mismo al pueblo español.

Me gustaría que usted fuese lo suficiente digno para optar por alguna de esas dos opciones, de lo contrario yo y millones de españoles no le aceptaremos como jefe del Estado, ni le consideraremos digno de ocupar el puesto porque una Democracia sin la libertad para elegir el pueblo a su máxima autoridad, ni es libertad ni es democracia. Es una Democracia violada y secuestrada por sus adversarios.

Atentamente y con todo mi respeto como persona: Paco Arenas

*Manipulación babeante de los medios de comunicación
**Francisco Franco Bahamonde


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