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Rajoy afila su cuchillo

Si a alguien le quedaba alguna duda sobre la irreversibilidad de las políticas de Mariano Rajoy, supongo que estas habrán sido despejadas después de escuchar o leer el contenido de su última comparecencia ante la élite de los medios de comunicación. Muchos ciudadanos, creían, creen que los recortes generalizados son circunstanciales, que han sido y son necesarios para superar la crisis total que se padece. Creen erróneamente que una vez superada la crisis económica los derechos eliminados o recortados se reincorporaran a la sociedad. Creen que los salarios volverán a ser dignos. Creen que sus aportaciones de hoy garantizarán sus pensiones del mañana. Creen, si, pero ni preguntan ni reflexionan, se entregan a un acto de fe inconsciente y en cierta forma cómodo, sin darse cuenta de que la "tierra prometida" por Rajoy, en el caso de que exista, será un desierto escasamente o nada habitable del cual ya estamos pisando sus primeras dunas. Entrar en el desierto es fácil, sin embargo salir de el es extremadamente costoso y difícil, coste y dificultad que se acrecientan cuanto más nos internamos en el. Hoy todavía estamos a tiempo de frenar el avance hacia la nada, antes de que la vuelta sea imposible. Rajoy, que lo sabe, coloca en nuestro camino a la pobreza generalizada una suerte de oasis prefabricados que a muchos confunden impidiendo así la percepción de la cruda realidad, que no es otra que la consolidación, una vez más, del capitalismo más agresivo como órgano rector de la sociedad española.

Con paso firme, Rajoy se presenta como el nuevo cruzado que salvará a España de la miseria, de una miseria que según él es consecuencia de la existencia de gobiernos más dedicados a conseguir el bienestar de los españoles que el bienestar de España, esto siendo cierto se ha minimizado a causa de políticas equivocadas y la comisión de errores gravísimos, además de su instalación en la corrupción. De una España abstracta, que si para unos es el lugar común de convivencia, para la derecha es una gran fábrica destinada a aumentar sus riquezas y privilegios. Una colosal fábrica en la que los obreros somos toda la clase trabajadora. Sin ápice de vergüenza se envuelven en la bandera para justificar sus desmanes al mismo tiempo que acusan a sus opositores de antipatriotas y arremeten con saña contra todos aquellos que intentan oponerse frontalmente a sus tesis, les acusan de ser "antisistema", cuando en realidad son ellos los que desde dentro están cambiando el sistema poco a poco y no pararán hasta que se convierta en una caricatura de lo que fue antes de que ellos llegaran al poder.

A poco que desde Moncloa echen cuentas saben que en las próximas elecciones será muy difícil, por no decir imposible, que consigan una mayoría absoluta en el Congreso, también saben que la mayoría en número de votos será para los partidos de izquierda y también saben que deben utilizar todos los medios a su alcance, que son muchos, para impedir que la izquierda se una, para lograr que permanezca en la fragmentación y que esos votos ciudadanos no consigan cambiar nada o casi nada.

El Partido Popular ya está inmerso en tres campañas electorales (municipales, autonómicas y generales), ya tiene porque así lo ha decidido Rajoy un candidato a la presidencia del Gobierno, él mismo, lo acaba de confirmar. Promesas de bajadas de impuestos, de moderación, de crecimiento repartido...decenas de eslóganes ya flotan en las ondas de sus fieles emisoras. Sin embargo, mientras que el Partido Popular afila sus cuchillos para la lucha, el resto de fuerzas políticas, andan enredados en asuntos internos sin que ni siquiera exista un líder claro en cada formación a excepción de Podemos, los neofalangistas edulcorados de UPyD y el confuso Ciudadanos. Sin darse cuenta, o sí, le están proporcionando a Rajoy la piedra donde afilar su cuchillo y sus tijeras. Por si fuera poca la confusión, el PSOE, sin que hayan transcurrido diez días de la proclamación de su voluntad de cambio, de vuelta a sus orígenes, ya recoge velas y se apresta a compartir puerto con la derecha. Pedro Sánchez juega a ser secretario general sin darse cuenta de que solo es el secretario de Felipe Gonzalez y demás especímenes de parecido ADN. Sánchez visita al Rey y nos dice que su proximidad generacional será un puente para el entendimiento. En poco tiempo, muy poco, ha pasado de las promesas de oposición férrea al PP a las promesas de pactos de Estado. Las primarias para la elección del candidato a la presidencia del Gobierno ya solo serán secundarias. Mientras, los engañados, las bases socialistas, ya empiezan a mirar su carnet con una creciente sensación de que está caducado y de que no tienen donde renovarlo. Pedro Sánchez le aconseja a Rajoy que pise la calle y Rajoy le aconseja a Sánchez moderación, pero al igual que para Rajoy pisar la calle ni le conviene ni le interesa, para Sánchez la moderación, el centro político, es ya, como desde hace décadas, su estrategia y su interés. Dos consejos inútiles.

Por si quedaba alguna duda sobre la voluntad de coalición entre el PP y el PSOE, la estrenada presidenta nacional de los "socialistas" es incapaz de desmentir en público de forma tajante la posibilidad de una coalición. Nos dice que coalición "no cree" que se produzca, pero enseguida nos dice que pactos si, sin explicarnos el número y alcance de estos pactos. Palabras huecas y mentiras, como siempre. Por supuesto que no se va a dar una coalición para que ambos partidos se presenten juntos a unas elecciones, cada uno y por separado tienen una cantera de votos suficiente para garantizarles hoy ser las dos primeras fuerzas políticas, una vez celebradas las elecciones, en las que como he dicho es muy difícil que nadie obtenga la mayoría absoluta, veremos como el PSOE favorecerá la investidura de Rajoy como presidente del Gobierno, apoyo que justificará con grandes frases alusivas a España, a la gobernabilidad del pais y a la higiene democrática.

Esta marcha electoral por separado del PP y del PSOE y sus posteriores alianzas les conviene por muchos motivos, los más los estéticos. Sin embargo a la verdadera izquierda, y teniendo en cuenta el sistema de adjudicación de escaños actual y las variaciones que en relación con la elección de alcaldes está cocinando el PP, lo que le interesa, lo que le es absolutamente necesario a la izquierda real es concurrir a las elecciones bajo unas únicas siglas. Si la unidad de la izquierda no forma un frente común y sólido muchos votos ilusionados y valientes quedarán sin efecto práctico.

La ciudadanía está respondiendo adecuadamente a la verdadera izquierda política española, las elecciones europeas lo han puesto de manifiesto y la respuesta aumenta cada día exponencialmente. Ahora le toca el turno a los partidos de los ciudadanos, de los trabajadores. No deberían fallar.

Si la izquierda consigue los escaños necesarios, el PSOE no tendrá más remedio que renunciar a su centrismo indignante o maridar contranatura con un Partido Popular acosado. Si el PSOE llama a las puertas de la izquierda éstas deberán tener en cuenta, adaptados a la hora actual, al menos uno de los premonitorios mandamientos que León Trotsky elaboró para el pueblo español en 1931, en evitación de traiciones posteriores o cambios de rumbo:

"Los socialistas que se dicen de izquierda (entre los cuales hay honrados obreros) invitarán a los comunistas a hacer un bloque e incluso a unificar las organizaciones. A esto los comunistas responden: "Estamos dispuestos, en el interés de la clase obrera y para la solución de determinadas tareas concretas, a trabajar unidos con todo grupo y con toda organización proletaria. En la lucha para los objetivos prácticos propuestos nosotros, los comunistas, estaremos siempre en primera fila y nuestros objetivos son irrenunciables. Esta es la forma de colaboración que los comunistas proponen fraternalmente a los obreros socialistas, sindicalistas y sin partido"

Los partidos políticos de izquierda españoles tienen muchas cosas que los unen y muy pocas que los separan. Teniendo en cuenta que lo importante es logar los objetivos que los ciudadanos reclaman, bueno sería que mañana mismo se pusieran de acuerdo para formar un nuevo Frente Popular que, al igual que el que en 1936 desbancó del poder al capitalismo, permita hoy el fin de la opresión a que nos somete el Partido Popular con el consentimiento del PSOE. Si esto se consigue, la III República será una realidad. Si dejamos, si dejan pasar la oportunidad actual puede que durante decenas de años sigamos transitando por el desierto.

Sin embargo no parece que la necesaria unidad sea fácil. Cayo Lara, en declaraciones de ayer a Europa Press, asegura no compartir las tesis de "Podemos". Con razón o sin ella debería haber callado. Obviedades innecesarias como: "Ni todos los políticos somos iguales ni todos los políticos formamos parte de una clase política" ya no interesan a nadie. A continuación afirma: "Podemos ha hecho un discurso frente a la política. Nosotros tenemos mochila, y una mochila que tiene elementos positivos y elementos negativos", tratando de justificar su posible marcha en solitario descartando cesiones identitarias ante una posible coalición electoral con la organización de Pablo Iglesias. Quizás debería desprenderse de su "mochila", muy pesada a causa de la ausencia de éxitos, si quiere que la razón de ser de IU tenga un sentido práctico. Quizás debería prestar atención a las bases y a las nuevas voces que claman para que IU deje de ser poco más que una anécdota a causa de su escasa representación en el Congreso. Dice Lara que su formación hace un discurso de clases y niega que "Podemos" lo haga (¡?), olvidando que la hora de los discursos ya ha pasado y ahora toca pasar a la acción. Nos dice también que muchos de los votantes de "Podemos" nunca habrían votado a IU, posiblemente tenga razón pero debería preguntarse el porqué. Si, debería preguntárselo, sin engañarse a si mismo.

Termina Cayo Lara diciendo que: Se abre un tiempo de esperanza donde es posible que podamos cambiar la situación del país" y que "veo el resultado de las pasadas europeas como un empujón para seguir mejorando sus resultados en las próximas citas electorales".Yo me pregunto cuanto tiempo es necesario para que IU en solitario llegue a ser una opción de gobierno. Quizás se conforma con seguir siendo indefinidamente una formación sin posibilidad de gobernar, en esto "Podemos" es claro, desde el minuto uno ha declarado que su meta es el gobierno, única forma de cambiar las cosas.

En fin, una vez más en España parece que el protagonismo de las siglas o de las personas impedirá un triunfo de la izquierda. Hoy Rajoy, leyendo las declaraciones de Lara, habrá disfrutado y mucho en su palacio.

Benito Sacaluga 



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