Se cumplen 25 años de la caída del Muro de Berlín que
facilitó la reunificación alemana. Fue el principio del fin del comunismo
soviético; y significó, en apariencias, el de la guerra fría tras la Segunda
Guerra Mundial. Desde entonces, se han levantado otros «muros de la vergüenza»:
En Palestina, Corea, Melilla, Ceuta, en la frontera entre Estados Unidos y
México o el de Marruecos con el Sahara; también el de la desigualdad social y
económica entre los ricos y los pobres, que sigue creciendo.
El muro que dividía Berlín estuvo en pie 28 años, desde su
construcción en 1961 por la República Democrática Alemana (RDA). Sitió a la
ciudadanía del este en una penuria económica y falta de libertades. Las
potencias que habían ganado la guerra contra el nazismo alemán, no terminaban
de entenderse. El muro se levantó, mientras se negociaba sobre el futuro de
Alemania y de Berlín en especial, que estaba divido en cuatro zonas de
influencia. El muro marcó la división ideológica de Europa y del mundo en dos
bloques irreconciliables, oriente y occidente, comunismo y capitalismo, fue la
imagen viva del «telón de acero», al que se refirió Winston Churchill.
Fue Willy Brandt, entonces alcalde socialdemócrata de
Berlín, el que lo señalo como «muro de la vergüenza». A EEUU no le preocupó en
exceso la construcción del muro; Kennedy entendió que la Unión Soviética no
tenía planes de conquista; había que estar alertas, pero tranquilos. Faltaba un
año para que se produjera la crisis de los misiles en Cuba. La caída del muro
fue fortuita. En el ambiente de la Perestroika de Gorbachov, el gobierno de la
RDA, pretendía liberalizar el régimen de viajes, eliminando la obligación de
«presentar motivo» para salir. A la pregunta de ¿cuándo la reforma?, el
portavoz gubernamental dijo: «inmediatamente», dando paso a las movilizaciones.
Cuando el gobierno intentó reconducir la situación ya era tarde. Los puestos de
control se desmantelaban, los alemanes orientales desafiaban a los guardias
fronterizos, que tuvieron que abrir las puertas y el muro se derribó. Mijáil
Gorbachov declaró: cada nación «puede escoger libremente su propio sistema
político y social» y Moscú «respetará el derecho de todos los pueblos a la
autodeterminación». Muchos lo deseaban y ninguno predijo el colapso de la RDA.
Las ansias de libertad lo hicieron posible.
«La pujanza de la mundialización, el desfase industrial
comunista, los fallos inherentes a las 'sociedades cerradas', el activismo no
violento de los sin poder, la influencia de la televisión, la parálisis de la
nomenclatura… fueron algunas de las causas que contribuyeron al colapso, pero
ninguna de ellas por sí solas explica la rapidez del derrumbe de un sistema, el
del socialismo real, que había tutelado la vida de millones de personas durante
más de cincuenta años», (Nacho Segurado en 20minutos.es).
La resolución 6061, Secure Fence Act of 2006, firmada
por George W. Bush, junto con otras propuestas y resoluciones de la Cámara de
Representantes y Senado de los EEUU, posibilitaron la construcción de
1.125 Km. de valla de seguridad, un auténtico «muro» a lo largo de
la frontera con México, para impedir la entrada de inmigrantes. Su
construcción ya se había iniciado en 1994 bajo el programa «Operación Guardián»
de lucha contra la inmigración ilegal. México y Estados Unidos, son países
amigos, vecinos y principales socios comerciales entre ellos. El terreno común
en intereses bilaterales, se agotan en el muro, que no sólo divide, sino
también polariza las relaciones. El rechazo al muro le resulta a México tan
necesario como para a Estados Unidos su existencia. (El muro fronterizo entre
México y Estados Unidos. Espacios, instrumentos y actores para un diálogo
constructivo, de Ana Córdova y Carlos A. de la Parra). Poner puertas al campo,
para impedir el paso de seres humanos que pretenden encontrar mejor vida, no es
de gobiernos decentes.
Como no es decente el español, ni su política contra la
inmigración y la construcción de las vallas en Ceuta y Melilla. Kilómetros de
alambre, cuchillas de doble filo y mallas de seis metros de altura, para
contener a quienes tuvieron un sueño en su busca por el bienestar. Pese a todo,
el muro infranqueable no lo es. «Cuando pusieron la primera valla, entendimos
que había que pasarla; cuando pusieron la segunda y la tercera, vimos que la
cosa merecía la pena. Ahora que han puesto la especial, disuasoria con alambre
de cuchillas, lo tenemos claro: hay que entrar como sea», retrata la viñeta de Manel
Fontdevila en eldiario.es. Y en esas están: entrar como sea; pero los tratan
como basura. Sobrevivir y salir de la miseria hace a las personas obstinadas y
valientes.
El gobierno de España está devolviendo a las personas que
consiguen saltar la valla, sin expediente administrativo ni resolución judicial.
Ahora mediante una enmienda a la Ley Orgánica de Seguridad Ciudadana, pretenda
modificar la Ley de Extranjería e introducir un mecanismo sin garantías para
rechazar a personas inmigrantes y refugiadas, pero «No se puede legalizar lo
que es ilegal en el derecho internacional», dice en su campaña #PortazoAlGobierno
Amnistía Internacional, contra las «devoluciones en caliente». Human Rights
Watch, ha pedido al comisario de Migración europeo, que se abra un
procedimiento de infracción contra España, puesto que las devoluciones en
caliente contradicen las obligaciones que España tiene. La ONG considera que
las devoluciones hechas de esta forma, es un riesgo más para los inmigrantes,
que podrían ser sometidos a torturas, tratos crueles, humillantes y degradantes
en Marruecos.
Para muro de la vergüenza, el que rodea y sitia al pueblo
palestino. Miles de personas han quedado aislados, careciendo de acceso a agua,
salud o educación. La ONU ha criticado en múltiples ocasiones la construcción
del muro, mediante resoluciones, dictámenes e informes. También han sido
aprobadas resoluciones en la Comisión de Derechos Humanos en los que se instaba
a Israel a su desmantelamiento. El Comité Internacional de la Cruz Roja,
considera el muro como «una violación flagrante del derecho humanitario
internacional». Amnistía Internacional en su informe Israel y los
Territorios Palestinos Ocupados: 40 años de ocupación, no hay seguridad sin
derechos básicos, denunció los abusos que se han cometido contra la población
en Palestina desde la Guerra de los Seis Días, entre los que destaca la
construcción de la «Barrera», que según este informe «está causando enormes
perjuicios a la vida palestina, cuyos efectos se dejarán sentir durante mucho
tiempo, socavando la capacidad de las personas que viven en decenas de
localidades y comunidades de hacer efectivos muchos de sus derechos humanos».
Ya conocemos como los estados delincuentes, hacen caso omiso a las decisiones
de los unos y la ONU.
Otros muros se han construido en el mundo, después del de
Berlín. El Muro del Sahara Occidental, comenzó a construirse en 1980, con una longitud
de 2.720 Km. Búnkeres, vallas y campos de minas, con el fin de «proteger» el
territorio ocupado por Marruecos, que no tiene reconocida la soberanía ni por
las Naciones Unidas ni por ningún país del mundo. Hasta 100.000 soldados
marroquíes sitian el Sahara, que quiere ser libre, desde que el 14 de noviembre
de 1975, el rey Juan Carlos, que sustituía a Franco moribundo, entregó el
territorio a su «hermano» el rey Hassan II. El Frente Polisario, proclamó
su independencia en 1976 creando la República Árabe Saharaui Democrática. España,
abandonó a los saharauis a su suerte y entregó el Sahara Occidental a Marruecos
y Mauritania, conforme a lo dispuesto en los Acuerdos de Madrid —con anexos secretos
de contenido económico—, considerados ilegales según el derecho internacional.
De hecho la ONU sigue considerando el territorio del Sahara Occidental, como
único territorio español pendiente de descolonización. A la ONU ni se la
escucha.
Este muro impide que el mundo no vea, lo que Marruecos no
quiere que se vea, con la complicidad de los gobiernos de España, que no quieren
ver, lo que las Naciones Unidas dejaron ver. Marruecos ocupa, la zona más
rica del Sahara Occidental, la explota y negocia con la Unión Europea y el
resto del mundo, en detrimento del pueblo saharaui, que malvive en campamentos
entre las arenas del desierto. El muro de la vergüenza en el Sahara, es el
secuestro de una nación y el exilio de un pueblo, que se siente olvidado. (Fuente
saharalibre.es).
España tiene responsabilidad y sigue manteniendo obligaciones
con el pueblo saharaui de tipo moral, histórico y político; también de carácter
jurídico, como garante de su derecho a la autodeterminación, con respecto a la
tutela de los Derechos Humanos de su población y la preservación de la
soberanía del pueblo saharaui sobre sus recursos naturales. La entrega del
Sahara Occidental a Marruecos, sigue siendo un asunto pendiente de la
Transición Española. Quienes entonces eran conciudadanos del Sahara, fueron los
grandes sacrificados. España empujó al pueblo saharaui hacia un horizonte de
guerra, horror y desolación, que está pendiente de reparación.
Muros de la vergüenza, que separan y hacen a la gente infeliz,
como el muro que produce la desigualdad social y económica, el que hace que los
ricos sean cada vez más ricos y a los pobres más pobres. Seis años después del
inicio de la recesión económica, las cifras de pobreza en el mundo son cada vez
más preocupantes. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, dos
mil doscientos millones de personas o son pobres o se encuentran al borde de la
pobreza. Ha aumentado la desigualdad: las 85 personas más ricas del mundo
acaparan la misma riqueza que los 3.500.000.000 más pobres. El aumento de esta
desigualdad se está viviendo intensamente en España, segundo país más desigual
de la Unión Europea, por detrás de Letonia. Este es el otro muro de las
#VergüenzasdeEspaña
Contra el muro de la desigualdad y pobreza, solo caben
políticas sociales y fiscales justas. Para derribar este muro, el Foro
Internacional de Plataformas de ONG, propone: profundizar y radicalizar la
democracia; reconocer y ejercer los derechos económicos, sociales y culturales;
justicia ambiental global frente al cambio climático; construir un nuevo
sistema financiero internacional; fortalecer y rediseñar la cooperación
internacional.
Contra todos los muros, compromiso social, voluntad política
y fuerza solidaria para derribarlos; por un mundo en el que se respeten los
derechos humanos, las poblaciones más vulnerables tengan voz y se combatan las
desigualdades y las injusticias. Pobreza, injusticia, corrupción, despilfarro,
desempleo, represión... Hay que cambiar de rumbo, al capitán y su tripulación,
y si procede la embarcación.
Víctor Arrogante
En Twitter @caval100