No traduzco
el título al castellano porque la maravilla de las lenguas romances es que,
quizá con la excepción del rumano que ha sufrido una tremenda influencia
eslava, permite entender los textos escritos con un nivel cultural mediano. En
la península ibérica esa comprensión es más fácil, aunque sea algo más difícil,
como pasa en todos los idiomas, con el lenguaje oral, sobre todo si quien habla
es lo bastante grosero para hablar deprisa sin respeto al interlocutor
He
disfrutado con la noticia de que el primer ministro griego ha dicho en el
Parlamento que su gobierno reclamará al gobierno de Alemania la devolución del “préstamo forzoso” que Grecia tuvo
que dar a los nazis en la II Guerra Mundial.
“Es un deber moral no solo hacia nuestro pueblo, sino también hacia todos los
pueblos de Europa que lucharon contra el fascismo”, destacó
Alexis Tsipras.
Este
“préstamo forzoso” se parece a la igual “donación forzosa” del Pazo de Meirás a
que obligaron a los coruñeses para regalarle al general Franco en
agradecimiento por el genocidio y el robo de la libertad democrática que sus
herederos, tal para cual, consideran una herencia legítima.
La magnitud
del préstamo obligatorio alcanzó 476 millones de Reichsmark (RM)
– la moneda de Hitler - pero nunca fue devuelto a Grecia. Según parece una
comisión del Parlamento alemán, al fin y al cabo los deudores, estimó en 2012
que el valor actual del préstamo era del orden de 7.000 millones de euros. No
está claro si la valoración contabiliza los intereses que ese préstamo hubiera
producido, ni la penalización que tiene el hecho de haber sido un préstamo
forzoso - algo así como el descubierto en el banco por el que se pagan más
intereses que los ordinarios.
El Parlamento griego, los acreedores, lo valoró
en 11.000 millones sin contar el valor de la destrucción
causada que alcanzó al 20 % de las viviendas ni la indemnización - ¿cuánto vale
un griego asesinado por un alemán? - los 20.000 muertos militares y los 80.000
muertos civiles que sufrieron los griegos - claro que en eso también ayudaron
los fascistas italianos y, en la liberación, los aliados.
A la hora
de hacer las cuentas hay dos formas de hacerlas, lealmente, o trapaceramente. ¿Por
qué tiene Grecia la deuda que tiene? Porque los países que, como Alemania,
tenían hace unos años un exceso de dinero lo prestaron lustro tras lustro de
modo temerario e irresponsable a unos deudores, la derecha griega corrupta, que
se enriqueció con toda clase de trapacerías financieras sin crear riqueza
alguna. Fue la segunda edición de la de los USA cuando aquel exceso de
petrodólares. Prestaron dinero a la derecha corrupta de los países
Iberoamericanos que se enriqueció endeudando al país. Así les pudieron vender
con su dinero logrando el beneficio del pleno empleo en USA- Al tener que
devolver el dinero provocaron la devaluación de sus monedas y el capital
prestado, ¡en dólares!, se multiplicó hasta el infinito. La avaricia del
prestamista tiene como riesgo que el deudor no pague. Esa es la primera regla
de las deudas financieras arriesgadas. En estos préstamo arriesgados el riesgo
se descuenta en los primeros años ¡donde está garantizado el cobro! Lo
correcto, éticamente, no es una quita del préstamo abusivo: es no seguir
pagando lo ya pagado.
En el S.
XIX estos prestamistas avariciosos corrían otro riesgo: sus víctimas los podían
asesinar. Hoy son personas jurídicas: “respetables” bancos, o peor aún, “respetables”
gobiernos al servicio de los bancos. Eso desconcierta a la víctima que no sabe
a quién debe asesinar. Recuperar la teoría ética defendida por el P. Mariana
del regicidio - el presidenticidio o cancillericidio en el caso de las
Repúblicas - no sería mala solución ética, dado que la tradicional de
Raskolnikoff es imposible.
Pero nadie
me acuse de inducción al regicidio: la teoría no es mía; es del P. Mariana. Yo
soy más pacífico y propongo castigar como decía el romance “por do más pecado
había”: no devolver el préstamo. Sólo ahí les duele. Al hijo del prestamista no
le importa que asesinen a su padre: corre el escalafón y él se convierte en rico. Si el
banquero avaricioso ve de modo experimental que pierde lo prestado con
temeridad avariciosa dejará de hacerlo. Prestará dinero sólo a los ricos. Como
son pocos tendrá que bajar el interés del dinero; eso permitirá prestárselo a
los menos ricos ¡pero con bajo interés! y al no ser abusivo podrán pagarlo. ¡Y
todos contentos!
Srs.
griegos, cuentan Vds. con mi apoyo para no pagar la deuda. Ojalá lo logren y si
logramos nosotros cambiar el gobierno por uno decente en las próximas
elecciones intentaremos hacer lo mismo. Va siendo ya hora de que empiecen a
pagar los ladrones y dejemos de hacerlo sus víctimas.
Alfonso J. Vázquez