Aznar había
dicho “sin complejos”. Es lo mismo. No sé si lo que ha dicho el Sr. Margallo ha
sido sin complejos o sin vergüenza. Pero a algunos nos ha acomplejado lo
que dijo y nos sentimos avergonzados por ello. Quizá por eso, entre mil y una
razones más, nunca llegaremos a ser Ministro de Asuntos Exteriores. Claro que
como esa opción nunca formó parte de mis alternativas vitales ello no nos produce
la más mínima desazón.
Es
cierto que Grecia adulteró sus estadísticas en 1999 para viabilizar su ingreso
al exclusivo club de la Eurozona, pero no es menos cierto que la Comisión
Europea, el Banco Central Europeo y el FMI, una panda de instituciones
conocidas como la Troika, hicieron la vista gorda durante más de una década,
actitud que si le permitió a Grecia ‘vivir la vida loca’ del gasto sin control
y contratación de deuda pública impagable fue solo porque había unos
prestamistas que conscientes de lo que estaban haciendo alimentaron una saco
sin fondo y ahora, con inocencia propia de las serpientes reclaman la
“obligación moral de pagar las deudas”.
Ese despilfarro lo organizo la derecha trapisondista
y creadora de burbujas para su propio beneficio a costa de los ciudadanos
griegos a los que se engañó “como a chinos”. Fue la misma estafa que montó en
España la misma derecha trapisondista y creadora de burbujas para su propio
beneficio a costa de los ciudadanos españoles a los que se engañó “como a
chinos. Y en un sitio como en otro aplico la misma solución: que paguen las
victimas, acusándolas de “vivir por encima de sus posibilidades” cuando fueron
los bancos los únicos culpables porque “prestaron por encima de sus
posibilidades”.
La solución que buscaron los culpables fue la misa
en ambos casos: ¡que paguen las víctimas! La derecha corrupta griega, en España
la actitud fue la misma, aceptó todas las condiciones que les impusieron los
culpables para recuperarse de la estafa monumental hecha a escala nacional:
atropellar los derechos sociales de las víctimas en lugar de que “cada palo aguantara
su vela” y el que prestó a un insolvente pasara los incobrables a la cuenta de
pérdidas y ganancias en lugar de seguir aumentando sus dividendos.
Las personas decentes somos pacíficos hasta más allá
de la injusticia. Sólo eso explica que sufriendo una injusta injusticia sin
límites, como la que soportan los miles de familias españolas expulsadas de las
viviendas que los bancos no ponen en el mercado cometiendo un delito de
acaparamiento para alterar los precios del mercado y otro - previamente legalizado por los
ministros de economía y la mayoría corrupta de un Parlamento que aprueba leyes
que permiten que esos acaparadores y delincuentes ni siquiera paguen impuestos
por las viviendas vacías. Otro tanto ¡y mucho más! han soportado las familias
griegas con la que nuestra solidaridad de explotados es inquebrantable, mucho
más inquebrantable que la solidaridad que tienen los corruptos prestamistas
empeñados en seguir cobrando a costa de la piel de sus víctimas.
Yerra el Ministro Margallo sólo superado en sus
declaraciones por su Presidente el Sr. Rajoy, cuando pretenden enfrentar la
solidaridad de los oprimidos por la injusticia. El pueblo español siente la
solidaridad del atropello injusto sufrido estos años por los griegos. Siente en
sus carnes que su gobierno hubiera estado dispuesto a privarle todavía de más
derechos de los que le ha quitado si los
corruptos acreedores se lo hubieran exigido.
Los españoles decentes nos sentimos con Tsipras y con
su ministro de Economía; ése que irrita tanto a la derecha por llevar un
bufanda de buena calidad.
Señores del gobierno, acomoden su comportamiento al
puesto que tienen al servicio de este concierto de acreedores corruptos y hagan
el trabajo que corresponde a su nivel llevando el botijo con agua fresca en silencio. ¡No nos
avergüencen más con sus bravuconadas¡
Y recuerden “el pueblo unido nunca será vencido”,
pero “los pueblos unidos serán vencedores”. ¡Entérense!; entre España y Grecia
hay un sutil hilo, como el de Ariadna, que se está convirtiendo en sirga.
Alfonso J. Vázquez