Corría 1964 cuando el reconocido franquista Jose Luis Saenz de Heredia dirigió el documental "Franco, ese hombre", a partir de un guión revisado por Manuel Fraga. Ya en 1942, con el nazismo dominando Europa, Saenz de Heredia había dirigido "Raza", una película cuyo guión fue escrito por el propio Franco bajo el seudónimo de Jaime de Andrade, guión que marcaba los principios a los que se debían acoger los españoles de acuerdo con el ideario nacional-católico del régimen puesto en pie tras la guerra civil.
En "Franco ese hombre" el franquismo celebraba los 25 años de "paz" transcurridos desde el final de la Guerra Civil. Todo ocurría al mismo tiempo que el represor Tribunal de Orden Publico se encontraba en su etapa más activa y hacia menos de un año que Julian Grimau era acusado ante un Consejo de Guerra de crímenes cometidos en la retaguardia durante la Guerra Civil Española, fue ejecutado. En ese mismo año, 1964, mi padre fue detenido en nuestra casa y conducido a los calabozos de la Dirección General de Seguridad, en donde estuvo detenido dos días e interrogado sobre el paradero de su padre, marino de la República, acusado de pertenecer a la masonería y al que consideraban huido. La declaración de mi padre fue extremadamente sencilla, se limitó a exponer que mi abuelo había sido ejecutado en Cartagena por las tropas franquistas el día 29 de abril de 1939. Una llamada telefónica al archivo de la Base Naval de Cartagena permitió que mi padre volviera a su casa. ¿Paz?, no, represión pura y dura y además incontrolada.
De todos es conocido que el partido que nos gobierna actualmente dejó sin presupuesto la denominada Ley de Memoria Histórica, también que sus dirigentes no se cansan de insultar a las victimas republicanas y también que diariamente pregonan la necesidad de cerrar heridas, arremetiendo sin pudor contra las exhumaciones de restos y su dignificación. Al mismo tiempo, las victimas tenemos que soportar la celebración de actos de exaltación del franquismo, de la Falange, de la División Azul... y nos vemos obligados a pasear por calles y plazas cuyos nombres conmemoran a una partida de fascistas asesinos, cuando no son monumentos erigidos en su memoria y que inexplicablemente siguen en pié. Para ellos, para los franquistas si hay memoria y honores. Como diría mi abuela: "¿No quieres caldo?...pues toma, tres tazas". Ahora, como remate, se emite una moneda con la efigie de Felipe VI en conmemoración de "70 años de paz" tal y como figura en el anverso de la monedita. Una moneda de 200 euros de valor facial cuya utilidad práctica es a todas luces inexistente, pero cuya emisión obedece a los planes de propaganda monárquica que el Partido Popular necesita poner en marcha a causa de la indudable ilegitimidad y evidente deterioro de la actual monarquía española, una monarquía que nace de leyes promulgadas por aquellos que por la fuerza de las armas abolieron la legitimidad de la República Española, su Constitución y sus Leyes.
¿70 años de paz?...¿Para quién? ¿Acaso para aquellos cuyos restos aún se encuentran en fosas comunes o en las cunetas de nuestras carreteras y caminos? ¿Acaso para sus herederos y familias? ¿Quizás para los que tuvieron que exiliarse abandonado a su seres queridos? ¿ Quizás para los miles y miles de desaparecidos? ¿Acaso es un desafío a la prudencia y paciencia infinita de los familiares de las victimas del franquismo? ¿Cuando se darán cuenta nuestros gobernantes actuales, pasados y los que aspiran a serlo, que no puede haber paz sin verdad, justicia y reparación?...La situación actual y la dichosa moneda solo son compatibles bajo un régimen dictatorial o al amparo de una monarquía absolutista. Dada la función que la actual monarquía ejerce, parece claro que seguimos gobernados por auténticos continuadores de la ideológica franquista, bajo el amparo institucional de un rey que ni siquiera tiene legitimidad dinástica, tal y como no la tuvo nunca su padre; un golpe de estado, cientos de miles de muertos, un dedo dictatorial, dos abdicaciones y la privación de derechos a las mujeres lo certifican.
Ya solo falta que el Gobierno encargue un regio documental sobre la vida de Juan Carlos I y otro sobre la de su hijo, claro que el relativo a su padre debería realizarse en tono de vodevil -comedia frívola, ligera y picante, de argumento basado en la intriga y el equívoco- y el de su hijo, dada la carencia de guión argumental y las expectativas de continuidad en su trono, debería seguir el formato de aquel concurso emitido por TVE el mismo año del estreno de "Franco ese hombre", titulado "Reina por un día", tanto en el concurso como en la realidad de Felipe VI, los ganadores eran coronados simbólicamente y acomodados en un trono.
Benito Sacaluga
Fuente: Bailando con ratas