En las elecciones municipales y en las 13 comunidades
autónomas en donde se han celebrado, la
participación ha sido alta y cuando la participación es alta, hay cambio de
gobierno; una participación cercana al 65%, frente al 66,16% de las municipales
de 2011. Una vez más, unas elecciones municipales en España, han provocado que
el poder cambie de manos. También en las autonómicas. Las fuerzas de la
izquierda política han ganado, esperemos que de forma irreversible.
La ciudadanía española, se ha posicionado contra el
bipartidismo, comprometiendo a los partidos en el arte del pacto y del acuerdo.
Los resultados han mostrado que el PP y el PSOE, dejan de gobernar en la
comodidad de las mayorías absolutas y han de compartir el protagonismo político
con otros partidos. Algunos entienden que esta situación traerá la imposibilidad
de gobernar; pero es por la falta de costumbre. Rajoy, en sus últimas
intervenciones, ha clamado en favor de la estabilidad, contra el voto del miedo
y por el útil, que a él se lo asignaba, y que solo es posible con sus mayorías
absolutas. Pero eso, en esta legislatura, ya no va a ocurrir. Aunque capaces
son de cambiar las normas para que todo siga como está, para su mejor gobernar,
que sería por sus intereses.
Si nos refiriéramos a resultados de unas elecciones
generales, como las que celebraremos en otoño, Rajoy mediante, las hipótesis de
los resultados serían más sencillas y limitadas. Pero en unos comicios
electorales, celebrados en más de 8.000 municipios y en 13 entes autónomos, la
cosa hipotética, que no hipotecaria, resulta más compleja. El PP ha perdido
tres millones de votos, por lo que por decencia, Rajoy, mañana, debería
presentar su dimisión. Según el Sr. Inda en la Sexta, el PP pierde
prácticamente todo lo que tenía y se conforma un «Frente Popular» que se va a
reeditar a nivel nacional. Una visión que espero se materialice.
Ya no hay dos partidos a la cabeza, hay cuatro: PP, PSOE,
Podemos y Ciudadanos o sus marcas blancas en municipios y autonomías, han sido
los ganadores y serán quienes posibiliten la conformación de las mayoría
necesarias para gobernar o los pactos y acuerdos. Izquierda Unida,
lamentablemente, pierde fuelle, incrustado en las candidaturas populares. UPyD,
fuelle y fuselaje. En muchos lugares, los ganadores en votos, no van a ser
quienes asuman el poder institucional.
Sobre los pactos de gobierno que pueden realizarse con estos
resultados, tendremos que esperar algunos días y van a depender de la situación
en cada lugar, pero en estas coordenadas: que el PP gobierne en solitario;
pacto de gobierno PP/Ciudadanos; que gobierne el PSOE; gobierno PSOE/Podemos;
en algunos lugares Podemos en solitario; en el mayor número de lugares pactos
puntuales. También puede darse pacto PSOE/Podemos/Ciudadanos. Allí en donde IU
tenga representación suficiente, su apoyo será determinante para lo que ocurra.
Que gobierne la lista más votada es una posibilidad cierta y muy probable en la
mayoría de sitios.
La nueva alineación de fuerzas tras estas elecciones, se
consolidará en las generales, dando paso a unas Cortes, en las que se necesitarán
pactos multipartidistas. El PP perderá su mayoría absoluta y hasta su capacidad
para formar coaliciones para aferrarse al poder. El PP y el PSOE, no obtendrán
ni siquiera los dos tercios necesarios para la aprobación de determinadas leyes
y acuerdos. Las hipotéticas alianzas tripartitas, no sumarán mayorías absolutas
para gobernar a ninguno de los dos lados del espectro político. Ni siquiera las
fuerzas nacionalistas serán decisivas, como lo han sido en otros momentos.
El bipartidismo desaparece en los nuevos parlamentos
autonómicos y asambleas municipales. Todo se consumará, cuando Rajoy considere
oportuno convocar las elecciones generales, decisión vinculada a los resultados
de ahora y a la convocatoria de elecciones en Catalunya, que serán o no, según
la valoración que Mas haga de los resultados de CiU en Barcelona. Los partidos
tendrán que aprender a pactar a múltiples bandas, gobernando en minoría y con
acuerdos puntuales. Veremos su catadura democrática ante esta nueva realidad:
si es calmada o traumática o convertida en una guerra abierta, que nos lleve a
la ingobernabilidad absoluta.
Tendrán que entenderse. El pacto del 78, para la consolidación
de la democracia, mediante un sistema parlamentario de mayorías alternantes,
desaparece. Una nueva época tenemos encima. Podemos y Ciudadanos, podrán pactar
gobiernos con el PSOE. Queda descartado el gran pacto PP y PSOE y desde luego,
descartadísima la coalición PP con Podemos. «La tradicional ecuación política
izquierda-derecha está obsoleta, y ahora se impondrá paulatinamente una nueva
dualidad viejo-nuevo que obligará a transformar la composición y hasta la
mentalidad de los pactos entre partidos» (Jaime Miquel & Asociados para Público). En este
panorama, se pierde la identidad ideológica, que en mi opinión es fundamental,
siempre, en la toma de decisiones. Con un planteamiento de ideología
capitalista, ya sabemos quienes ganan y quienes perdemos.
En Madrid capital, mi pueblo, ha ganado Manuela Carmena, con
Ahora Madrid, la candidatura de unidad popular (constituida por Equo, Podemos,
Por Un Mundo Más Justo, y relevantes exmiembros de Izquierda Unida), pese a
quedar a un concejal del PP. La soberbia Aguirre, ha quedado sometida a la
exjueza y premio nacional de derechos humanos 1986. El pacto con el
PSOE, encabezado por Antonio Miguel Carmona, mi amigo, tercera fuerza, es una posibilidad
real de gobierno que puede y debe prosperar.
En la Comunidad de Madrid, el PP, perdiendo la mayoría
absoluta, gana en votos y podría pactar con Ciudadanos para gobernar, si éste
quiere identificarse definitivamente con la derecha del PP, que lo dudo, porque
la candidata de Ciudadanos, Begoña Villacis, rechaza rotundamente cualquier pacto de gobierno con Aguirre. Gabilondo, con el
PSOE, Podemos y Ciudadanos, podría obtener la mayoría absoluta y gobernar.
En Barcelona, Ada Colau ha ganado las elecciones, con la
candidatura Barcelona en Comú, que engloba a Iniciativa, Esquerra Unida,
Podemos, Procés Constituent y Equo. Los catalanes castigan la corrupción. Ninguna
formación obtiene la mayoría absoluta, por lo que estará obligada a formar pactos
a tres o cuatro formaciones. CiU el PSC, junto con el PP pierden posiciones,
convirtiéndose casi en fuerzas marginales. Ciudadanos adelanta a ERC, que gana
concejales. Tras estas elecciones, el escenario en Catalunya queda abierto y el
conflicto territorial enmarcado, ante la convocatoria de elecciones. Nadie modificará
su posición: ni el gobierno de España, ni el catalán
En Andalucía, Susana Díaz, asume para sí el triunfo
municipal. Saldrá elegida presidenta en una próxima sesión de investidura.
Queda descartada la convocatoria de nuevas elecciones, que a nadie parece
interesar. El PP, no tiene mayoría absoluta en ninguna de las 8 capitales de
provincia. El PSOE obtiene la mayoría en Sevilla y Huelva. Susana Díaz cometió
un doble error: disolver la Cámara y convocar elecciones y no ser capaz de
llegar a ningún acuerdo con las minorías. También las minorías tienen su propia
responsabilidad, que juegan a la contra en su provecho. Los resultados de hoy,
clarifican las posturas de cada cual y fortalece al PSOE.
La conformación de algunos gobiernos, va a depender del
posible compromiso, que deje paso libre a la lista más votada. La ley orgánica del régimen electoral, prevé que los eventualesempates se resuelven por sorteo. Los partidos políticos que se opongan a la
elección automática de la lista más votada tienen tiempo para negociar, aunque
no demasiado. La constitución de las corporaciones municipales se lleva a cabo
20 días después de la celebración de las elecciones, salvo en aquellos lugares
donde se planteen recursos contra los resultados, lo que proporciona más tiempo
para negociar.
Si existiera una cultura democrática suficiente, con capacidad
analítica para contrastar ideas, propuestas y elegir según convicciones
ideológicas, otros resultados se hubieran dado; pero «qui sait tout», que
dirían los franceses. Como la situación económica, social e institucional no es
buena, en contra de lo que nos han saeteado desde estrados y púlpitos
oficiales, no han ganado los mentirosos, engreídos y algunos corruptos; y en
eso hemos ganado todos. Si la economía va mal, la política va mal. Nos han acostumbrado
a enfocar todo desde una perspectiva económica. Tendremos que hacerlo desde
principios democráticos: igualdad real y efectiva, justicia social,
solidaridad, y con la máxima participación social. Si se hubiera votado con
estas claves, seguramente, el PP habría sido enviado, para siempre, a las
catacumbas del desprecio más absoluto.
Tendremos que conocer como desde el PSOE valoran los
resultados en la Comunidad de Madrid, donde el secretario general apostó buena
parte de su prestigio. Su liderazgo interior en el partido está en juego; porque
desde Andalucía, hay un operativo para lanzar a Susana Díaz al estrellato
nacional. De lo que si tenemos que felicitarnos, es que la cacareada gran coalición
PP-PSOE, en principio, se ha alejado perdurablemente. El PSOE ha ganado en
Aragón, Asturias, Canarias. Castilla-La Mancha y Extremadura.
Podemos se presenta como una fuerza política a la izquierda
del PSOE, lugar en el que se encontraba IU, coherente ideológicamente, ahora
mermada. Podemos no ha mostrado todavía su cara ideológica y por lo que se
escucha, no es tan de izquierda como en un principio podría parecer. Todo está
por ver, en función de las ideas que desarrolle y las propuestas y actitudes
que acomode.
Los resultados de las elecciones municipales y autonómicas son
los que son, y estamos todavía a tiempo para corregir nuestro voto y decisión
para las que se avecinan. Serán, no cuando más beneficie a los intereses
generales, sino cuando mejor convenga a los del PP y Rajoy lo considere. De
momento las lideresas, que marcaron el ABC popular: Aguirre, Barberá y Cospedal
pierden y esperemos que para siempre,
Para que los que no tienen que estar nunca más en las Cortes
representando a la ciudadanía no estén, hay que convocar elecciones generales
ya. Cuando la ciudadanía se moviliza, el cambio es posible. El poder popular,
la ciudadanía, la voluntad por el cambio ha ganado. Las fuerzas de la izquierda
política tienen que asumir el compromiso de pactar, para alejar a la derecha de
los gobiernos.
Víctor Arrogante
En Twitter @caval100