“Cuando el fascismo llegue a Estados Unidos lo hará envuelto en la bandera y portando una cruz” esta cita atribuida al primer estadounidense ganador del Premio Nobel de Literatura, es toda una premonición de lo que se le puede avecinar al país más poderoso del planeta, símbolo del imperialismo desde hace siglos. Sinclair Lewis (Sauk Centre, Minesota, EEUU 1885-Roma, Italia 1951). En 1935, Lewis escribió una novela denominada “Eso no puede pasar aquí”, en la que plantea el posible ascenso del fascismo en Estados Unidos.
En las escuelas de Estados Unidos se enseña a los estudiantes que “el fascismo fue derrotado en 1945, con la capitulación de Alemania y Japón en la Segunda Guerra Mundial”. Sin embargo, según analistas de la talla de Amy Goodman y Denis Hoynhan, “las sombras de aquella época oscura se ciernen sobre la campaña presidencial de este año, con estallidos de violencia y promesas de lealtad a través del saludo nazi, todo ello encabezado por la retórica violenta del candidato republicano favorito, Donald Trump”.
El filósofo del siglo XX George Santayana escribió: “Quienes no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo”. Santayana vivió en Europa en la época de la Primera y la Segunda Guerra Mundial y experimentó de primera mano el fascismo italiano. Los columnistas antes citados, de forma didáctica explican a sus seguidores de la emisora de radio independiente Democracy Now! (Democracia Ya!) que “el fascismo fue el movimiento político violento fundado por Benito Mussolini, que asumió el control de Italia en 1922. Mussolini ordenaba que se golpeara, encarcelara, torturara y matara a sus opositores políticos, y gobernó con mano dura hasta que fue derrocado cuando Italia se rindió a los Aliados en 1943. Era conocido como “el duce” y ofreció su apoyo al movimiento Nazi de Alemania desde sus comienzos y cuando Adolf Hitler asumió el poder en la década de 1930.
¿Por qué el fascismo está presente en la actualidad política de EEUU? Donald Trump recientemente publicó en Twitter una cita de Mussolini: “Es mejor vivir un día como un león que 100 años como una oveja”. Cuando la cadena televisiva NBC preguntó a Trump por haber publicado palabras fascistas en su cuenta de Twitter, el candidato respondió: “Está bien saber que la cita es de Mussolini. Mussolini era Mussolini…Es una muy buena cita, es una cita muy interesante”.
Ojalá las comparaciones con el fascismo se limitaran solo a sus tuits, pero no. Sus actos políticos se han convertido en el centro de enfrentamientos violentos, avivados sistemáticamente por la acalorada retórica de Trump desde el estrado. Después de que un manifestante de Black Lives Matter fuera pateado y golpeado en uno de sus actos, Trump dijo en señal de aprobación: “Quizá deberían haberlo molido a palos”. En un acto en Las Vegas en febrero, después de que un manifestante contrario a Trump interrumpiera el evento y fuera expulsado del lugar, Trump vociferó: “¿Saben lo que solía pasarles a tipos como ese cuando estaban en un lugar así? Salían en camilla”. Y añadió: “Me gustaría darle un puñetazo, eso es seguro”.
Los actos electorales de Trump, están salpicados de incidentes, así, un manifestante recibió un puñetazo en la cara. Cuando los guardias de seguridad estaban sacando a Rakeem Jones, un afroestadounidense de 26 años de edad, del estadio en el que se llevaba a cabo el acto en Fayettesville, Carolina del Norte, John McGraw, un seguidor blanco de Trump, le dio un puñetazo en la cara a Jones. A continuación, los policías locales redujeron al hombre en el suelo, no a McGraw, que fue quien lanzó el puñetazo, sino a Jones, la víctima. El programa de televisión “Inside Edition” entrevistó a McGraw inmediatamente después de la agresión.
“La próxima vez que lo veamos, quizá tengamos que matarlo”, dijo McGraw, que fue arrestado al día siguiente. Trump se comprometió a pagar personalmente los gastos de defensa de sus seguidores que sean acusados de agresión contra manifestantes, incluido McGraw. Trump también contestó con evasivas cuando se le pidió que repudiara el apoyo del Ku Klux Klan y su antiguo “gran mago”, David Duke. Trump respondió en una entrevista con el periodista de CNN Jake Tapper: “No sé, sinceramente no conozco a David Duke. Creo que nunca lo conocí”.
Para encontrar una explicación a todo esto en el programa Democracy Now! Se entrevistó al catedrático Robert Paxton. Paxton es considerado el padre de los estudios sobre el fascismo y es profesor emérito de ciencias sociales de la Universidad de Columbia. Paxton sostuvo: “Donald Trump exhibe una predisposición muy alarmante a utilizar temas y estilos fascistas. La respuesta positiva que logra es preocupante”.
Donald Trump está avivando la llama de la intolerancia y el racismo. Está sacando provecho de los temores de los votantes blancos de clase trabajadora, cuya situación económica se ha deteriorado. Si la Convención republicana que se celebrará en julio en Cleveland no llegara a lograr un apoyo a su candidatura, Trump, advirtió días pasados en la CNN: “Creo que habrá disturbios. Represento a muchas millones de personas”. En pleno siglo XXI, el fascismo puede llegar a la Casa Blanca, sede de la presidencia de EEUU, un peligro para ese país y una grave amenaza para el resto del planeta. Donald Trump, ya ha amenazado a los inmigrantes sin papeles, apoya a los violentos blancos y amenaza seriamente a la paz del mundo. Con Donald Trump en la presidencia de EEUU, la guerra fría de la mitad del siglo XX pasado, será un juego de niños. Esperemos que ni siquiera llegue a ser candidato republicano a ocupar la Casa Blanca.
Ángel Pasero. Periodista. Director de La Hora de la República.