Eduardo
Montagut
En este artículo analizaremos un fragmento del discurso de
André Amar, diputado de la Convención, en octubre de 1793 sobre los derechos de
la mujer, y que, en realidad, aporta la justificación para que los
revolucionarios franceses no reconocieran derecho político alguno a las
mujeres, a pesar de su esfuerzo por la causa revolucionaria:
"¿Las mujeres deben ejercer los derechos
políticos e inmiscuirse en los asuntos de gobierno? ¿Deben reunirse en
asociaciones políticas? (...)
No, porque deberían sacrificar cuestiones más
importantes a las que han sido llamadas por la naturaleza. Las funciones
privadas a las que están destinadas las mujeres por naturaleza ayudan a
sostener el orden social. Y para el orden social es necesario que cada sexo se
ocupe de aquello que le esté encomendado por naturaleza.
¿Cuál es el carácter propio de la mujer? Las
costumbres y la naturaleza le han señalado sus funciones: educar a los hijos,
preparar el espíritu y el corazón de sus hijos para las tareas públicas, elevar
sus almas, (...) Después del cuidado de las tareas de su casa, la mujer ha
estado destinada a hacer amar la virtud entre los suyos. Es así como ellas
sirven a la patria (...).
En general, las mujeres son poco capaces para las
ideas elevadas y las meditaciones serias...."
La
argumentación del diputado pasaba por establecer que la mujer tenía una
naturaleza distinta y, por lo tanto, debía dedicarse a otras funciones, es
decir, las relacionadas con el mundo privado frente a las funciones públicas
que serían competencia de los hombres. El argumento era muy clásico y siguió
siendo dominante después. Llama la atención el argumento de la costumbre, no
tan propio de una época de fuerte influencia ilustrada, dado que este
movimiento era muy contrario a las argumentaciones relacionadas con la
tradición o la costumbre.
El
final del texto es demoledor: las mujeres no tendrían capacidad para pensar.
En el
libro de Bárbara Caine y Glenda Sluga, Género e Historia, se nos
cuenta que Amar auspició la prohibición de los clubs de mujeres, que se habían
creado en la Revolución. Era miembro del Comité de Seguridad Nacional. Estas
autoras aluden a que Amar insistía en el derecho que tenían los ciudadanos a
emprender negocios y actividades políticas seguros de que sus hogares e hijos
estaban bien cuidados por sus esposas, algo imposible si estaban en reuniones
políticas o en la Convención.