En este artículo estudiamos al escritor y político español, Ceferino Tresserra i Ventosa, uno de los intelectuales socialistas más destacados en la historia de España.
Eduardo Montagut
Ceferino Tresserra i Ventosa fue un personaje muy activo en la izquierda española de mediados del siglo XIX, en el complejo y fascinante mundo donde se desarrollaron las ideas avanzadas de los demócratas, del socialismo utópico y se fraguó el republicanismo español.
Tresserra nació en Barcelona en 1830. Trabajó en diversas imprentas como cajista, y comenzó a militar en la izquierda del liberalismo, en el naciente movimiento demócrata. Participó en los hechos de 1854 en Barcelona que inauguraron el Bienio Progresista. Pero su permanente movilización le llevó a ser detenido al final del Bienio, para ser desterrado a Granada. En 1857 pasó a residir en Madrid. En 1858 creó una sociedad secreta, denominada significativamente “El Falansterio”, junto con Ignacio Cervera, que se basaba en el modelo de la Carbonería italiana, pero con un tinte más socialista. En principio, fue un éxito porque creció muchísimo, especialmente en Cataluña y Andalucía. Pero la policía reaccionó y desarticuló el grupo, deteniendo a Tresserra, que pasó a la Cárcel del Saladero. La estancia en prisión le inspiró su obra, Los misterios del Saladero. Novela filosófico-social, publicada en 1860. Es una obra que interesa no tanto por la trama en sí, ya que lo más destacado es el análisis que el autor hacer de la realidad del delito y de la cárcel en la España isabelina, defendiendo la reforma penal. En este sentido, se basó en las ideas del Panóptico de Bentham, además de defender la existencia de jurados, una de las reivindicaciones del liberalismo democrático y del republicanismo.
Nuestro protagonista fue un seguidor de las ideas de Fourier y del socialismo utópico. También estuvo vinculado con el republicanismo, intentando que las distintas corrientes se entendieran, especialmente Castelar y Pi i Margall. Durante la Primera República fue nombrado gobernador civil en Soria y Palencia. Murió en 1880, en A Coruña.
Sus obras políticas son las siguientes: Cuadro sinóptico de la democracia española, Tablas del derecho democrático, un folleto titulado “¿Los anarquistas, los socialistas y los comunistas, son demócratas?” (1851), Porvenir de las asociaciones de la clase obrera (1855), Carta de un demócrata confinado, dirigida al Escmo. Sr. D. Juan Zapatero, Capitán General del ejército y principado de Cataluña (1856), el Catecismo de la Federación Republicano-democrática (1870), y ¿Hay Dios? Estudio crítico-filosófico de la cuestión de las cuestiones (1871).
El folleto sobre los anarquistas, socialistas y comunistas tiene un gran interés porque el autor hacer una serie de reflexiones sobre el concepto político de democracia. El autor no quería que solamente implicase la “soberanía popular”, sino también la denominada “autonomía individual”, con reconocimiento de derechos y libertades. La democracia era “el gobierno del pueblo por el pueblo”, pero sin caer en la arbitrariedad. Advertía que en la Historia se habían establecido democracias que habían terminado en verdaderas tiranías, como en la Francia revolucionaria. Una verdadera democracia tenía que basarse en el pilar de la justicia como deber del hombre. La justicia establecía los límites de lo que a cada uno correspondería. El otro pilar sería el derecho. En fin, el autor definía la democracia como "la razón pura explicándose sobre el hombre y sus derechos, el hombre y sus deberes, el hombre y sus libertades, el hombre y sus facultades, el hombre y sus intereses, el hombre y la sociedad",
También hay que destacar el impulso que dio a la creación de un volumen colectivo de escritores catalanes, titulado El libro del obrero (1862), un homenaje a Anselmo Clavé, un político, poeta y músico fundamental por ser el fundador del movimiento coral y asociativo republicano en la Cataluña del siglo XIX.
No se deben obviar sus novelas sociales, que escribió en los años sesenta, especialmente La judía errante. Novela filosófica-Social (1862-1863), perseguida por la Iglesia Católica, El poder negro (1863) y Los hipócritas (1864). También hay que citar la obra teatral, Las máquinas de coser (1875). En La judía errante el protagonista Arturo y sus compañeros pertenecían a una sociedad La Nueva Alianza de tendencia socialista y masónica, con muchas características de una logia, y que luchaban contra el fanatismo en aras de la fraternidad, la educación y la solidaridad. Parece ser que el autor consideraba en el momento de escribir la obra que las sociedades secretas eran ya un anacronismo frente al asociacionismo obrero.
Eduardo Montagut, Doctor en Historia
Twitter: @Montagut5