Tomad este discurso y hacedlo vuestro, leedlo allí donde estéis, leedlo en alto, que vuestras palabras lleguen a los corazones...
Hace más de 80 años nuestros abuelos construyeron una República concebida en libertad y consagrada al principio de que todas las personas son creadas iguales.
Una criminal sublevación apoyada por el nazifascismo destruyó aquella esperanza y para ello tuvo que anegar en sangre el país entero, pues el pueblo con sus manos desnudas y su pecho generoso salió a las calles a defender sus libertades.
Hasta tal punto fue cruel aquel conflicto y triste su desenlace de entonces que se llegó a dudar si la nación y su república podrían algún día brillar de nuevo, así consagradas a la causa de la libertad, la igualdad y la fraternidad que lucieron aquel 14 de abril.
Hoy estamos aquí reunidos en emocionado recuerdo de aquellas esperanzas, pero sobre todo de aquellos españoles y españolas que dieron sus vidas en un ejemplo de entrega, de sacrifico y de dignidad que todavía asombra al mundo. Nos hemos citado aquí, para honrar su memoria y preservar su recuerdo, para buscar en él ejemplo y fuerzas para el futuro. En este nuevo abril , este sentimiento lleva a miles de españoles a actos como éste, ante monumentos que recuerdan a aquellos luchadores cuyo ejemplo honramos.
Es correcto y apropiado que tal cosa hagamos, pero en un sentido más amplio, quiero deciros, que en cierta forma no podemos hacerlo, no nos corresponde a nosotros honrarles. Fueron ellos los que honraron con su sacrificio la República. Nunca podremos lograr darles tanto honor como el que ellos alcanzaron con su sacrificio generoso por las libertades de este pueblo. Poco podemos nosotros añadir o sumar a tal entrega de tantos valientes.
Somos más bien, nosotros, los vivos, las generaciones actuales y futuras los que debemos aquí y ahora, en este 14 de abril y en los que vendrán, consagrarnos a la tarea inconclusa que emprendieron aquellos que supieron luchar entonces e hicieron avanzar tanto y tan noblemente tan justa causa.
Nosotros, en este nuevo abril, en el que brilla de nuevo la esperanza, asumimos con devoción vuestro ejemplo, y resolvemos firme e íntimamente luchar por la República, poniendo a su servicio todo cuanto en nuestra mano esté, porque los que cayeron defendiendo la libertad y un futuro mejor para sus hijos, no cayeron en vano y algún día habrá un nuevo abril de libertad en el que el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo prevalecerá sobre la tierra de España
HERMANOS, VIVA LA REPÚBLICA
Pedro A. García Bilbao
Colectivo Al Servicio de la República