Han pasado casi 43 años desde el Congreso que el PSOE celebró en Suresnes (1974). Un Congreso llevado a cabo durante la dictadura y en el que se partía de una premisa, de la necesidad de colocar el programa de Pablo Iglesias como expresión única de su ideología, de hacerlo sin ambages, de elevar sus postulados a la máxima categoría. Postulados que inmediatamente despreciaron bajo la excusa del cambio de los tiempos y de la sociedad española, del cambio generacional. Se pasó de la ideología a la estrategia que había de posibilitarles el acceso al poder. Felipe Gonzalez sería el encargado de llevar a cabo el "giro".
Pasaron dos años y en 1976, ya en Madrid, el PSOE celebra un Congreso, aún sin estar legalizado y con Adolfo Suarez mirando para otro lado. Un Congreso que sentó en la mesa principal a Olof Palme y a Willy Brandt, contentos y expectantes con la deriva que el PSOE iba tomando. Lo que en un principio se calificó como una operación reformista finalmente se materializó en un giro ideológico de primera magnitud, que alcanzó su máxima expresión cuando en 1979 la UCD de Suarez ganó las elecciones generales, una victoria de Suarez anclada, entre otros muchos factores, en una campaña electoral basada en el miedo a las consecuencias derivadas de la toma del poder por un partido (PSOE) marxista. Felipe Gonzalez tomó nota y decidió que sin renunciar al marxismo la llegada al poder era algo casi inalcanzable. En el Congreso de mayo del 79 Gonzalez presentó una ponencia que renunciaba a la definición marxista del partido. Tierno Galván y Pablo Castellano impiden que la ponencia triunfe. Gonzalez no acepta el resultado y abandona. El PSOE pasa a estar en manos de una Comisión Gestora, mientras que Gonzalez y Guerra "luchan" por apoyos para su ponencia de abandonar el marxismo. Meses más tarde, en septiembre, tiene lugar un Congreso Extraordinario. Gonzalez y los suyos consiguen su objetivo. Felipe de Secretario General, el marxismo desterrado y un PSOE que pasó a definirse como un "partido de clases, de masas, democrático y federal”. Adiós al marxismo y adiós al contenido del Manifiesto Fundacional del PSOE. Para rematar la faena todo se acompañó con la renuncia a la restitución de la República dando validez absoluta a la monarquía.
Posteriormente vino el poder, (22 años gobernando), y ahora la debacle llama a las puertas de Ferraz. Una debacle que Gonzalez y sus acólitos quieren solucionar al modo de 1979, es decir dando un giro encubierto a unos principios ideológicos ya de por si bastante vapuleados en 1979. Hoy ya no pueden renunciar al marxismo, ya está desterrado, y están dispuestos a eliminar de sus entrañas todo que huela a izquierda real.
Así las cosas decapitan a Pedro Sánchez como Secretario General, se lanzan en manos de una gestora y acusan a Sánchez y los suyos de izquierdistas peligrosos, lo mismo que hizo Suarez con Gonzalez en 1979, Como alternativa colocan en la parrilla de salida a Susana Diaz (firmemente apoyada por la derecha) un personaje a todas luces incapaz, se mire por donde se mire, de dirigir el PSOE, no digamos ya de ejercer a la Presidencia del Gobierno, pero eso no importa, lo que de verdad importa es su sumisión a las directrices que Gonzalez y la vieja y no tan vieja guardia del partido tenga a bien imponer. Lo intentaron con Pedro Sánchez y éste no tragó....pero Susana Diaz, no lo dude nadie, tragará.
Dicen los detractores de Pedro Sánchez que si llega a la SG dividiría el partido en dos, que sería el fin del PSOE como partido con expectativas de gobernar, lo que no dicen, ni parece que asuman, es que el PSOE ya está dividido, y lo está desde octubre de 2016 gracias a Gonzalez, los suyos y su candidata. Si Pedro Sánchez llega a ser elegido SG de ninguna de las maneras supondrá la división del partido, eso si bueno sería que hiciera limpieza.
Del análisis de todo lo anterior se hace difícil no encontrar similitudes entre ello y lo que hoy sucede en el PSOE. Pronto veremos si el PSOE da un nuevo paso atrás en relación con el objeto de su fundación, o si por el contrario retoma la senda y los valores que la justificaron. De la militancia depende.
Para terminar quiero referirme a las críticas malsanas dirigidas a Pedro Sánchez desde gran parte del PSOE por haber manifestado que en España conviven varias naciones. Los que lo hacen deberían repasar el punto 11 de la Resolución Política aprobada en el Congreso del PSOE de 1974 (Suresnes), como exigencia para el restablecimiento de la democracia en España, dice así:
Reconocimiento del derecho de autodeterminación de todas las nacionalidades ibéricas.
pero claro, quién te ha visto y quién te ve.
Benito Sacaluga
Fuente: Bailando con ratas