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El homenaje de los socialistas a Nicolás Salmerón

El homenaje de los socialistas a Nicolás Salmerón
En este breve trabajo nos acercamos al particular homenaje que los socialistas españoles brindaron al republicano Salmerón en el aniversario de su fallecimiento.

Eduardo Montagut | Eco Republicano

En el número 2310 de “El Socialista”, del día 20 de septiembre de 1915, se dedicó un artículo a recordar la memoria de Nicolás Salmerón en el séptimo aniversario de su muerte. Se da la circunstancia que en ese año se trasladaron sus restos desde Francia para ser enterrados en el Cementerio Civil de Madrid, en uno de sus panteones más destacados, y donde se puede leer un epitafio de Clemenceau: “dejó el poder por no firmar una sentencia de muerte”.

En esos tiempos de 1915 la beligerancia socialista hacia los republicanos había desaparecido o aminorado sustancialmente desde el acercamiento que supuso la Conjunción Republicano-Socialista, por lo que no parecía tan extraño que el Partido homenajeara a uno de los más destacados republicanos del siglo anterior a través de su órgano oficial. Salmerón no había sido socialista, como se dejaba claro en la glosa de su vida política, pero había realizado acciones a favor de los trabajadores.

Los socialistas valoraban mucho la defensa que hizo el político republicano de la legalidad de la Primera Internacional en 1871, y del derecho de asociación. Por otro lado, se recordó su defensa de los campesinos frente a los caciques, circunstancia que le había diferenciado de otros políticos republicanos.

Un tercer valor para los socialistas tenía que ver con el gesto más conocido de Nicolás Salmerón, es decir, con su dimisión por problemas de conciencia al no querer firmar sentencias de muerte. Cuando Pi y Margall dimitió fue elegido presidente del poder ejecutivo de la Primera República por una amplia mayoría el 18 de julio de 1873. Nuestro protagonista tuvo que enfrentarse a una situación política muy complicada, especialmente por la extensión del cantonalismo, sin olvidar la guerra carlista. Decidió emprender una política de dureza, por lo que rescató de la reserva a un grupo de militares, entre los que destacaban Martínez Campos, claramente monárquico y conservador, y el general Pavía. El ejército consiguió reprimir los cantones de Sevilla, Cádiz y Valencia. A pesar de que el poderoso cantón de Cartagena consiguió tomar Orihuela, fue derrotado en Chinchilla, por lo que tuvo que replegarse.

La política de dureza emprendida por Salmerón y el ejército tenía otra cara, la de la represión de los vencidos. Pero el presidente se negó a firmar condenas de muerte de algunos militares que habían colaborado con el movimiento cantonalista y por ello dimitió. Salmerón explicó que la pena de muerte era contraria a su conciencia, a sus principios y a los de la democracia. Pero también es cierto que pudo haber otro motivo importante, además del escrúpulo moral, que pudiera influir en su decisión. Al parecer, algunos miembros de su propia formación, como Eduardo Palanca, no deseaban que se tomara por asalto el cantón de Málaga, frente a la opinión del general Pavía que amenazó con dimitir. Ante esta disyuntiva, Salmerón decidiría dimitir. En todo caso, estuvo al frente de la máxima magistratura española durante cincuenta días.

El artículo recordaba un discurso de Salmerón en Barcelona en 1904, “propio de un socialista de Estado”, y en el que abogaba por la intervención de los obreros en la política, animándoles a hacerlo porque era el medio para que lograran su emancipación, pasando de la condición de trabajadores a la de legisladores. No olvidemos el carácter profundamente democrático del político almeriense. “El Socialista” destacaba su entrega hacia los demás y su dedicación a favor de los obreros.

Además, en el artículo se recordaba que un hijo suyo militaba en el PSOE. Efectivamente, estamos hablando de Exoristo “Tito” Salmerón y García, famoso dibujante caricaturista que ingresó en la Agrupación Socialista Madrileña en 1915. Perteneció a la redacción de “El Socialista”, y dibujó para la mayoría de las publicaciones socialistas. Saldría del Partido para hacerse comunista, aunque luego también abandonó esta causa, muriendo en 1925, como bien nos informa el Diccionario Biográfico del Socialismo Español. Por nuestra parte, conviene no olvidar la figura de Nicolás Salmerón y García, otro de sus hijos, activo republicano de izquierdas, luchador contra la Dictadura de Primo de Rivera, destacado miembro del Partido Radical-Socialista y diputado en las Cortes Constituyentes de 1931.

Para acercarse a la figura de Nicolás Salmerón es muy recomendable la lectura del capítulo correspondiente al político, redactado por Fernando Martín López, en el libro de Manuel Pérez Ledesma e Isabel Burdiel, Liberales eminentes, (Madrid, 2008).

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