El rey Felipe VI en la macrofiesta de Adlestrop (Gloucestershire). Verano de 2017 |
Rafael García Almazán | Kabila
Y van cuatro. Este buen señor sigue los pasos de papá con algo más de tristeza y de pepería incontrolada, nos ha vuelto a demostrar lo que es en la Nochebuena.
Es verdad que no ha estado tan borde como el pasado tres de octubre. Sin embargo, ha vuelto a ser un mensaje a favor del PP, seguramente fabricado por este partido, olvidando cuestiones de calado, que no le son favorables, y sacando conclusiones positivas que más le vale que él mismo cumpliera.
Hace once años, empecé a escribir mi blog –Kabila--, criticando el discurso de papá-rey, y no es que la cosa haya cambiado. El rey sigue siendo una correa de transmisión del gobierno de turno al que halaga –seguramente, por la cuenta que le tiene--, y al que nunca critica.
Si el tres de octubre se pasó unos cuantos pueblos y se posicionó claramente con el bloque del 155, olvidando la represión inhumana del uno de octubre y las claras responsabilidades de un gobierno pepero por su rechazo a lo que aprobó el pueblo catalán y por su inanición durante diez años, hoy ha pasado del tema.
No ha sido capaz de reconocer que ha ganado el independentismo y que él y su discurso han sufrido una tremenda derrota. Y es que, aunque no debería meterse en política puesto que así está establecido, sólo se mete para defender al gobierno de turno o para soltar inocuidades y cuestiones de carácter general que no dicen nada o que van dirigidas a las trincheras de los que no están en el bloque del 155.
Ha hecho menciones a los derechos humanos y quizá debería explicar porque sigue siendo tan amigo de ciertos monarcas sátrapas, misóginos y homófobos (como el de Arabia Saudita), o también ha hablado de transparencia, y su patrimonio es más oscuro que una noche sin luna, además ha mencionado la violencia de género y la igualdad de género y sin embargo su esposa no puede divorciarse sin acordarlo con él. Ha hablado de crisis y desigualdad, y no hay nada más que ver los emolumentos de su familia por hacer no se sabe qué. Por cierto también habló de corrupción, pero naturalmente no mencionó a su cuñado y a su hermana. Y, quizá, hablar de democracia cuando es Jefe del Estado por ser hijo de… y no tener que ser elegido, no parece casar muy bien. En fin, como se puede ver un ejemplo para todos.
Eso sí, siempre teniendo por delante la España Una-Grande-Libre. Siempre defendiendo una Constitución, por la que es rey, aunque está obsoleta en muchos artículos. Siempre afianzando cuarenta años en los que hemos mejorado. Sólo faltaba que después de Franco hubiéramos ido a peor, aunque sin duda podríamos haber mejorado mucho más.
En fin, otro discursito para sonarse los mocos y tirar, antes de que nos contamine. Una representación indigna desde un sitio ‘modesto’ y con ejemplos incumplidos. Una verdadera desvergüenza. Suma y sigue…
Salud y República
Rafael García Almazán
Fuente: Kabila