Julen Lizaso Aldalur
«Cuando tengas un invento
revolucionario, antes de mirar a quién beneficia, permanece atento al poder que
tiene aquel a quien perjudica».
Bien conocía el periodista y
aventurero Alberto Vazquez-Figueroa, el alcance de la condena al ostracismo y
al fracaso personal -cuando no era más-, de todos esos emocionados e ingenuos
inventores de un nuevo modo de vida y artilugios eficientes, económicos y
ecológicos, que de haber sido acogidos con sentido humanista y mayor
naturalidad cívica, hoy, en la primera fila de la guerra comercial global
(visible), no estarían las tecnologías para la movilidad de personas y
mercancías, que en función del sistema motor para rodaje y-o propulsión, las
relacionan estratégicamente con el calentamiento climático.
Una empresa que lanza al mercado un
vehículo de transporte aéreo para uso individual a precio muy asequible y
prestaciones, accesibilidad, disponibilidad confort, ahorro de tiempo y
seguridad, infinitamente superiores a las de los vuelos comerciales, al masificarse su uso
¿con que nuevas repercusiones de contaminación medioambiental, infraestructuras
de aparcamiento a mano, vías y control de vuelo, etc, nos encontraríamos?....inabordable
desde mi razón.
Salir a la carretera, hoy es un
desafío a la vida y desencuentro relacional. No en razón de que el motor sea
eléctrico o de gasolina; en razón de la sinrazón inercial, en particular para
quien de su coche privado hace hábitat o “ataúd”.
Al minimizar el enfoque sobre la
causa del problema, se han maximizado sus consecuencias. Pienso que situar en
el centro del debate, coche con motor de explosión si o no y sus alternativas
de coche eléctrico, pila de combustible, etc. distorsiona el diagnóstico sobre
este añadido de causa de perturbaciones en la atmósfera y cambios
climatológicos extremos consecuencia de la radioactividad latente en la
chatarra espacial y en fondos marinos. Movilidad excesivamente individualizada
y transporte de mercancías, artificialmente exagerado y excesivamente
globalizado. ¿Que sentido tienen miles de camiones al día con sus 12 metros de
remolque vacío.....contaminando en cientos de kilómetros?
La solución no está en optimizar la
tecnología, sino adecuar a la vida moderna una filosofía de coexistencia,
consumo y movilidad mas racional, naturalizada y muy en particular mas
conciliadora. También con los bienes planetarios que sin ganarlos, heredamos
las personas en derecho.... por el solo “mérito” de nacer.
Crear cultura desde la escuela a favor
de una economía sostenible, adecuando la producción de bienes a la medida de la
necesidad global y educar en cumplir nuestros deberes con el planeta y sus
reinos, exige frenar, desandar, decrecer.
Si el gran impedimento es, el afán
del Mercado por un crecimiento sostenido, por encima de él está, el
predicamento a favor del “a vivir que son dos días”, mantra de
inconsciencia que impide conocer......la razón de nuestra Existencia.
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