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Luis de Tapia Romero (1871-1937)

Luis de Tapia Romero
Luis de Tapia Romero nació en Madrid, el 25 de octubre de 1871. Fue destacado poeta, humorista, periodista y abogado español. Además de su faceta de escritor satírico fue diputado a Cortes durante la II República (1931) y Secretario de la sección de literatura en el Ateneo de Madrid.

Tapia estudio Derecho e Ingeniería, pero se dedicó pronto al periodismo, iniciando sus primeras colaboraciones en la revista 'El Gato Negro' (1899) y posteriormente en 'El Evangelio' (1901-1902) periódico republicano y anticlerical dirigido por Leopoldo Romero. 

El periódico madrileño 'El Evangelio' denunciaba la corrupción y el amiguismo de los ministros de la restauración borbónica, lo que le llevó a sufrir denuncias y persecuciones. En este medio, Luis de Tapia firmaba poesías satíricas de actualidad con el seudónimo David. En su libro titulado 'Salmos' (1903) recopila varias de sus poesías a modo de "coplas del día" que ofrecían una versión satírica de la política de su época, denunciando la pomposidad a través de la burla. 

Ardiente defensor de la causa republicana, los escritos de Luis de Tapia alcanzaron altas cotas de popularidad. La crítica literaria lo consideró "El poeta del Pueblo" por antonomasia. Lo que le llevó a colaborar en diversos periódicos y revistas de España y de América Latina, en especial en La Libertad de Madrid. Muchos otros rotativos publicarían sus versos: ABC, El País, España Nueva, La Jornada, El Imparcial, La Opinión, El Pueblo, Nuevo Mundo, El Motín, Blanco y Negro, La Calle.

El libro 'Bombones y caramelos' (1911) recopila varios de sus trabajos, y lleva el prólogo del ilustre escritor republicano Benito Pérez Galdós, que escribía: "Al nacer a la vida del arte, Luis de Tapia trajo en su talento la marca de las vísceras de la madre españa. Bien claro lo dice su gracejo, su desenfado, su bravía sinceridad y el contento inefable con que ablandaron las durezas de la vida los grandes ingenios, el arcipreste de Hita, Quevedo, don Ramón de la Cruz". 


Luis de Tapia


En 1923, bajo la presidencia de Armando Palacio Valdés fue elegido secretario primero en la junta directiva del Ateneo de Madrid, coincidiendo con la llegada de la dictadura de Primo de Rivera durante el reinado de Alfonso XIII. Desde la Docta Casa se realizó una campaña que exigía la depuración de responsabilidades por las desastrosas campañas en la guerra con Marruecos. Durante la dictadura, Tapia se postuló como defensor de la libertad de asociación y expresión, por lo que sufrió persecución y encarcelamiento en julio de 1926.

De aquella experiencia carcelaria, Tapia escribió: "¡Sepan los que temen ser encarcelados que el sacrificio no es mucho!... ¡Pierdan el miedo al mito de la prisión!... En la cárcel no se está mal, cuando a ella se va por un motivo decoroso. En la celda se descansa de la agitación mundana, se trabaja con método, se come con apetito y se duerme bien (porque no hay mejor narcótico que el de haber cumplido con la conciencia)". 

Su republicanismo contumaz le llevó a ser propuesto como diputado en la conjunción republicano-socialista, por la que se presentaban entre otros: Francisco Largo Caballero, Alejandro Lerroux, Julián Besteiro y Roberto Castrovido. Logrando acta de diputado por Madrid con un total de 115.344 votos. 

El 14 de abril de 1931, día que se proclamó la Segunda República en España, el poeta se salió a la calle y dio lectura de varios poemas en las calles de la Montera, Arenal, Puerta del Sol y frente al ministerio de Gobernación. La muchedumbre, emocionada y enardecida, ovacionó al gran poeta, cuyos versos llegaron al alma popular, constituyendo grandiosas muestras de entusiasmo y de fervor republicano.

"¡Vencida la Monarquía,
limpióse España en un día
del vergonzoso arrebol!...
¡Yo he llorado de alegría!...
¡Da gusto ser español".

(Luis de Tapia poema "Victoria" (1931)

En reconocimiento a su labor, el gobierno de la joven República le ofreció ser embajador en Cuba o el Patronato del Museo de Arte Moderno, cargos que rechazó para continuar su labor de diputado y su vocación periodista: "considero que sirvo mejor a la República en España, criticándola unas veces, defendiéndola otras. Soy más útil a España en la Prensa, en el Parlamento y en la Calle. Antes que hombre de cargos importantes, quiero ser poeta y hombre del Pueblo". 

En 1932 varios célebres escritores y personalidades como Vallé-Inclán, Gregorio Marañon, Manuel Azaña, Bernardo Giner de los Ríos, Roberto Castrovido, Lydia Fridman, Marcelino Domingo, Juan Guixé, o Cipriano Rivas Cherif contribuyen a la edición antológica de "50 coplas de Luis de Tapia. Homenaje al poeta del pueblo". El 11 de febrero de 1933, Luis de Tapia junto a un grupo intelectuales españoles fundaban la Asociación de Amigos de la Unión Soviética como plataforma para el conocimiento y contacto recíproco entre España y la Unión Soviética. En octubre de 1933 causaría baja como diputado en las Cortes.

Durante la guerra civil se mantuvo leal a la República, entregándose a una constante labor periodística en favor de la República y arengando a la resistencia contra el fascismo. Desde Socorro Rojo Internacional se editó un librito que se regaló en el frente, titulado "30 coplas del día" que incluyen poemas como: "Generales", "¡Obreros del Mundo!", "¡¡No pasarán!!". 

La guerra civil dejó al poeta exhausto física y emocionalmente, por lo que fue ingresado en el sanatorio valenciano de Sant Onofre en Quart de Poblet donde falleció el 11 de abril de 1937. Un trágico final para un poeta que a lo largo de su vida escribió varios cientos de artículos en prosa y más de cuatro mil poemas. 

Luis de Tapia contrajo matrimonio con Pilar Bolívar Pieltain (n.1879), hija del naturalista Ignacio Bolívar Urrutia. La pareja tuvo como hijos a los dibujantes Luis (1903-1975) y Alma (1906-1993) y al escritor Daniel (1908-1985). Tras la muerte de Luis de Tapia la familia emprendió el camino del exilio llegando a Perpiñán (Francia) en febrero de 1939, posteriormente se trasladaron a Nueva York y finalmente se instalaron México D.F. Allí Pilar desarrolló una destacada labor como presidenta del Comité Femenino de la Junta de Auxilio a los Republicanos Españoles (JARE), constituido por viudas o hijas de destacados republicanos españoles.

En "La prensa española de nuestro tiempo", Arturo Mori escribía: "el poeta satírico de la República sintió tan hondamente el derrumbamiento de las libertades españolas, que enloqueció y, conducido a un sanatorio cerca de Valencia, terminó su vida acusando a la Compañía de Jesús de todos sus males, como un gran actor al final del drama..."

En la página 24 del periódico "ABC" de 13 de abril de 1937 se publicaba una sentida y emocionada crónica que servía de despedida al poeta:


Luis de Tapia, ha muerto.

Fue el primero, y acaso el único poeta satírico de nuestro tiempo. Se le llamó justamente "poeta del pueblo". Su musa, graciosa, ática, gentil, se entregó con una sonrisa lírica a los humildes, a los que tenían sed y hambre de justicia, dándoles la sal de su ingenio inagotable.

Su pluma no traicionó nunca la conciencia política que le hizo republicano desde muy joven. Fue un iconoclasta en la fenecida monarquía, que derribó a los ídolos con geniales epigramas. En las horas tristes en que el pueblo sufrió persecuciones supo plasmar en sus versos la eterna esperanza de las liberaciones proletarias. Madrid, sus masas populares, le llevaron a las Cortes Constituyentes. Fue una magnífica prueba de cariño de la que él se mostró siempre orgulloso.

Ha muerto sin ver la victoria del pueblo que tanto amó. Madrileño cien por cien, la tragedia de su país le produjo una aguda hiperestesia del espíritu que le ha ocasionado la muerte. En su viaje hacia la eternidad se lleva cascabeles de su estro satírico, que no tiene sucesor.

Al principio de la tragedia nacional, publicó bellas "coplas del día" que se hicieron cantos de guerra en las trincheras. La lírica española en su vena satírica pierde su insigne cultivador. El Pueblo, un amigo. Cuando termine todo, los madrileños le harán el homenaje sencillo y emocionado que merece.

Su obra no perecerá porque tuvo el hondo sabor humano y la huella de arte precisas para no perecer. ¡Descanse en paz!.


Luis Egea para Eco Republicano

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