Covid-19 · Actualidad · Internacional · República · Opinión · América Latina · Ciencia · Cultura · Derechos Humanos · Feminismo · Entrevistas


Bomba de dispersión y concentración, por Joan Llopis Torres

Hundimiento de España


Joan Llopis Torres

(Dispersión y concentración –aunque antagónico, que sin duda viene de angustia–, y todo a la vez) La conclusión gravitatoria es que son las que caen por su propio peso, aunque aquí trataremos sólo de una (sola y potente bomba que llega a todas partes), siendo que España no existe (esta España), sino Madrid, sin que extrañen las exclamaciones (en el mismo momento que sale el conejo para hacer ver que nos maravillamos como niños con el truco de magia) el truco será cuando aparezca la verdadera y vieja España por ensalmo, y resulte que está por estrenar. Totalmente nueva. Moderna y progresista. Antigua y rancia. Demócrata disfrazada (por conveniencia) y autoritaria de alma (de corazón y por interés) Vieja y enferma. Malvada como una espada sin escrúpulos en la cuesta de las Perdices, haciendo sangre. Para muchos, el infierno.

En España no hay ciudades. Sólo hay una ciudad. Una sola. Madrid es todas las ciudades. Madrid es España y España es Madrid. El resto es atrezo, un decorado. Hacemos de puta y decorado. Las putas siempre son de provincias (puta y pagar el gasto) Gobierno, ministerios, direcciones generales, instituciones, ejército, otro ejército de funcionarios resolviendo ecuaciones para aumentar la recaudación y miles de funcionarios resolviendo ecuaciones para recortar el gasto, todos sin desmayo a jornada completa con ventanales a la Castellana para que les dé el sol, Guardia Civil, puertos de mar y fluviales, bocadillos de calamares, autopistas, carreteras con recuerdos de Calahorra que van a Coruña, obispos y arzobispos, aeropuertos, secretarías y subsecretarías, el AVE a Sevilla, la Manga, el Magno y casa Lucio y Botín, pescado fresco, museos, Coruña, Lugo, Ourense y Pontevedra, Murcia, vinos de Yecla y Jumilla, unas izquierdas inexistentes, y las otras caducadas; los conservadores que deberían conservar lo bueno y rechazar lo malo, lo hacen al revés, y un no parar ligado por Atocha, Espartero y el rey. Este protegido para que los deje hacer y no cambie nada, sólo el decorado en cada acto de la obra que se representa, luciendo los poderes del Estado con cola de paja sin otro trabajo que perpetuarse todos juntos en contra de la España inexistente que es el resto que no son ellos (las migajas, la morralla, el reparto de medio pelo y las putas).

En Andalucía tienen su arte, de Galicia queda el folclore y Santiago de Compostela, los otros van a lo suyo, al País Vasco lo han hecho rico y no está ni se le espera, y en Cataluña los que son y se creen catalanes, son españoles y nos han vendido en esta ópera de tres centavos, por un real. Hay días que llueve y hay días que hace sol.

joan.llopis.t@gmail.com


El contenido de los artículos de opinión serán responsabilidad exclusiva de su autor/a y no tienen necesariamente que coincidir con la línea editorial. Eco Republicano se compromete a eliminar cualquier contenido que pueda ser considerado ilícito.

Publicar un comentario