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Algunas claves para entender el conflicto entre Israel y Palestina

Palestina

En 1947, las Naciones Unidas decidieron la partición de Palestina en dos Estados, uno judío y otro árabe. El 14 de mayo de 1948, el Estado de Israel declaró su independencia de Palestina, seguida de la guerra árabe-israelí con los países árabes que se negaron a aceptar el plan de la ONU. Desde entonces, las disputas territoriales entre ambas naciones han sido una constante y germen de cultivo para el enfrentamiento.

Tras décadas de lucha, el Estado de Palestina fue reconocido por la Asamblea General de la ONU el 29 de noviembre de 2012 y esta gobernado por la Autoridad Nacional Palestina (ANP) cuyo presidente electo es Mahmud Abás. Ubicado en el Próximo Oriente, consta de las regiones de Cisjordania (en la que se incluye Jerusalén Este) y la Franja de Gaza.

La Franja de Gaza conforma el Estado de Palestina y tiene una superficie de 385 km² con cerca de 2 millones de habitantes. Desde junio de 2007 está gobernada por Hamás, una organización islámica considerada terrorista por ocho países y que expulsó a la Autoridad Nacional Palestina. El líder de Hamas es Ismail Haniya.

Actualidad 2021

Para conocer la reciente escalada de violencia entre Israel y Palestina hay que remontarse al mes de febrero de 2021 cuando un tribunal de Israel ordenó el desalojo de 7 familias palestinas en el barrio cercano de Sheij Jarrah, en Jerusalén Este. Lo que provocó protestas contra Israel.

Durante décadas, Israel lleva impulsando una política de expansión en los territorios palestinos mediante la colonización, ocupación, desalojo y robo de tierras. Israel ha impulsado la construcción de 540 asentamientos ilegales en barrios palestinos, en la actualidad hay 130 donde viven cerca de 400.000 colonos. Estos asentamientos ilegales violan la Resolución 2334 de Naciones Unidas que afirma que «todas las formas de asentamientos en tierras palestinas son ilegales». Sin embargo, los colonos israelíes afirman que la tierra ya pertenecía a propietarios judíos antes de 1948.

Otra de las cuestiones a destacar es que Israel convirtió al coronavirus en una herramienta más de la guerra colonizadora en contra de Palestina, con restricciones y arrestos. Las recomendaciones sanitarias del confinamiento han sido imposibles de aplicar en territorio palestino, entre otras causas, por el bloqueo al que está sometida la población que impide que lleguen suministros, medicamentos y tratamientos que cubran las necesidades básicas. Además hay que tener en cuenta que las operaciones militares de Israel destruyeron los principales centros de salud y las viviendas.

A raíz de esta política de expansión, Francia, Reino Unido, Alemania, España e Italia llamaron a Israel a dejar de construir nuevos asentamientos en territorios palestinos. Los asentamientos son ilegales según el derecho internacional y amenazan las perspectivas de una resolución pacífica del conflicto palestino-israelí.

A primeros de mayo, la policía antidisturbios israelí entró en la mezquita de Al Aqsa de Jerusalén durante el rezo en el último viernes de ramadán. Al Aqsa es el tercer lugar sagrado del islam. Durante los enfrentamientos en la explanada resultaron 205 civiles heridos, al disparar la Policía israelí balas de goma y granadas de aturdimiento contra jóvenes palestinos que lanzaban piedras. Durante los enfrentamientos, la policía agredió a un periodista de Rupty que daba cobertura al conflicto de entre la fuerza armada y los manifestantes.

Ese mismo día, el presidente de Palestina, Mahmud Abás, pidió una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU para analizar la situación en Jerusalén Este. El líder palestino hizo un llamamiento para garantizar el fin de la agresión contra su pueblo y contra los lugares sagrados. Nadie le hizo caso.

Mientras tanto, el líder de HamasIsmail Haniya, lanzó un ultimátum a Israel para que abandonase sus agresiones en Jerusalén. Al mismo tiempo, el grupo Hamas atacó a Israel con el lanzamiento de cohetes. En respuesta al ataque, Israel comenzó a bombardear la Franja de Gaza con aviones y artillería. Dejado al menos 243 palestinos muertos, entre ellos 66 niños y 36 mujeres, y más de 1.900 heridos. Las cifras de muertos pueden ser superiores porque siguen apareciendo víctimas entre los escombros. Por otra parte, los cohetes lanzados por Hamas han provocado la muerte de 12 israelíes y centenares de heridos.

Las llamadas a la paz han sido una constante, entre ellas las del mandatario ruso, Vladímir Putin, quien declaró este martes que «es necesario poner fin a la violencia en el conflicto entre Palestina e Israel».

Tras 11 días de confrontaciones, muerte y destrucción, este viernes se ha declarado un alto el fuego entre Israel y Palestina en la Franja de Gaza. En Jerusalén los palestinos han salido a la calle para celebrar la paz, sin embargo la policía israelí ha intervenido para dispersar la manifestación en las inmediaciones de Al Aqsa, lo que pone en peligro los acuerdos de paz alcanzados.

 


Equipo de redacción de Eco Republicano 

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