Más de 300 palestinos y 20 policías israelíes han resultado heridos en los últimos enfrentamientos entre civiles palestinos y militares israelíes en Jerusalén Oriental. La nueva escalada de violencia tiene su raíz en el anuncio del Gobierno de Israel de ampliar los asentamientos sobre territorios ocupados.
El epicentro de las protestas ha sido en torno a la mezquita de Al-Aqsa durante la noche del viernes, después de las oraciones musulmanas semanales. La cadena televisiva Kan News, propiedad del Estado de Israel, informó que la Policía israelí utilizó granadas paralizantes y balas de goma para dispersar a los manifestantes.
Los disturbios se han incrementado este domingo en torno a la conocida 'Puerta de Damasco', uno de los accesos a la ciudad antigua de Jerusalén. A primera hora de este lunes las fuerzas israelíes han vuelto a usar la fuerza para entrar en el interior de la mezquita de Al-Aqsa, el tercer lugar más sagrado para los musulmanes.
La Unión Europea ha pedido una acción urgente para reducir tensiones en Jerusalén. El portavoz de Exteriores de la UE, Peter Stano, declaró: «La violencia y la incitación son inaceptables y los perpetradores de todos los lados deben rendir cuentas».
Por su parte, el Departamento de Estado de EE.UU. ha manifestado a través de un comunicado que está extremadamente preocupado por los enfrentamientos en curso en Jerusalén.
Diversos países árabes como Irán, Turquía, Jordania, Pakistán, Emiratos Árabes Unidos o Banréin han condenado la brutalidad israelí en la mezquita de Al-Aqsa.
El ministro de Exteriores de Irán, Javad Zarif, se expresó en los siguientes términos: «Irán se enorgullece de estar con el pueblo palestino, que lucha contra la barbarie de un gobierno racista. El Día de Quds (Día de Jerusalén) es un recordatorio de la responsabilidad moral de la solidaridad mundial con Palestina».
Equipo de redacción de Eco Republicano