Germán Gorraiz López
Vox habría sufrido una mutación pandémica que lo habría convertido en un agente patógeno capaz de arrasar la sui generis democracia formal española al poseer un ADN dotado de la triple enzima tardofranquista (mantenimiento de la unidad indisoluble de España, control estricto de la inmigración y retorno al pensamiento único heteropatriarcal).
El ideario de Vox
La crisis económica, el progresivo descrédito de la Monarquía, la crisis de Cataluña y la desafección política de la sociedad española motivada por los sangrantes casos de corrupción de la élite político-económica han hecho oscilar en sus valores los esquemas idílicos de la Transición y la vigencia de la Constitución del 78 en la que se sustenta el actual status quo, elementos desencadenantes del tsunami electoral protagonizado por Vox. La estrategia electoral de Vox se basó en la técnica de la manipulación de las masas expuesta por Edward L. Bernays en su libro «Cristalizando la opinión pública», en el que desentraña los mecanismos cerebrales del grupo y la influencia de la propaganda como método para unificar su pensamiento. Así, según L. Bernays, «la mente del grupo no piensa, en el sentido estricto de la palabra. En lugar de pensamientos tiene impulsos, hábitos y emociones. A la hora de decidir su primer impulso es normalmente seguir el ejemplo de un líder en quien confía», por lo que la propaganda de Vox está dirigida no al sujeto individual sino al Grupo en el que la personalidad del individuo unidimensional se diluye y queda envuelta en retazos de falsas expectativas creadas y anhelos comunes que lo sustenta.
El ideario de Vox tendría la paternidad del anterior asesor de Trump, Steve Bannon quien les transmitió los puntos esenciales del ideario populista: mensajes cortos y xenófobos en las redes sociales, culto al líder y utilización de las fake news para sumir a la población en la duda existencial y cuyo primer efecto nocivo sería el finiquito del paradigma vigente en las últimas décadas (Teoría de lo «políticamente correcto»). Así, el pensamiento de Vox no tiene en cuenta las razones contrarias, sólo recoge datos o signos que le confirmen el prejuicio para convertirlo en convicción y sufre de un delirio de grandeza que provoca que «el individuo se crea dotado de un talento y un poder extraordinarios debido a que las deidades le han elegido para una alta misión» (Reeditar la Reconquista de España).
¿Tras la estela de Orbán?
Europa estaría sufriendo una aguda crisis identitaria agravada por el triunfo del Brexit y por el «proceso de balcanización europeo» ideado por EE.UU. para mediante selectivos atentados terroristas, la crisis de los refugiados y la aparición de Gobiernos autocráticos que simbolizarían el declive de los valores democráticos. La autocracia sería una forma de Gobierno ejercida por una sola persona con un poder absoluto e ilimitado, especie de parásito endógeno de otros sistemas de gobierno (incluida la llamada democracia formal) que partiendo de la crisálida de una propuesta partidista elegida mediante elecciones libres, llegado al poder se metamorfosea en líder Presidencialista con claros tintes totalitarios (inflexible, xenófobo y autoritario), lo que confirma el aforismo de Lord Acton «El Poder tiende a corromper y el Poder absoluto, corrompe absolutamente».
La autocracia sería pues una especie de dictadura invisible sustentada en sólidas estrategias de cohesión (manipulación de masas y culto al líder) basadas en el control absoluto de los medios de comunicación y la censura y desprestigio social de los individuos refractarios al mensaje del líder, de lo que sería paradigma el primer ministro húngaro, Viktor Orbán que habría convertido a Hungría en la primera autocracia europea o «democracia no liberal», doctrina que por mimetismo adoptarán el resto de países del Grupo de Visegrado ( Eslovaquia y Chequia). La deriva autoritaria de Hungría estaría jalonada de violaciones en la separación de poderes así como no acatamiento de sentencias del TJUE lo que habría provocado la apertura de un expediente por la UE en el marco del Artículo 7 que impide que países díscolos pongan en peligro la separación de poderes o no garanticen los derechos y libertades de sus ciudadanos.
El penúltimo episodio del pulso de dichos países con la UE fue el veto de la aprobación del Presupuesto de la UE para el período 2021-2027 que incluía la puesta en marcha del Fondo de Recuperación estimado en 750.000 millones € al estar vinculados dichos Fondos con el mecanismo del Estado de Derecho que garantiza los derechos y libertades de sus ciudadanos y que en el supuesto de «un reiterado incumplimiento por algún Estado miembro, podría privarle de su derecho a voto en las decisiones comunitarias, previa unanimidad de sus miembros». Dado que dicho Fondo de Recuperación se antojaba vital para países como España e Italia, el chantaje de ambos países tuvo su efecto en forma de «suspenso en la aplicación de dicha cláusula de salvaguardia de las libertades», con lo que la Unión Europea habría sacrificado sus otrora sacrosantas libertades básicas en aras de asegurarse los mínimos básicos de supervivencia, lo que conllevará el declive en un futuro mediato de las llamadas democracias formales europeas.
¿Hacia un Régimen Tardofranquista?
En este contexto y tras la agudización del contencioso independentista en Cataluña, se irá agigantando la sombra de un partido como Vox, devenido en agente patógeno que podría arrasar con los principios de la sui generis democracia formal española al poseer un ADN dotado de la triple enzima tardofranquista (mantenimiento de la unidad indisoluble de España, control estricto de la inmigración y retorno al pensamiento único heteropatriarcal) y que implementará «el Tardofranquismo o democracia no liberal» en el supuesto de alcanzar el Poder en coalición con un PP aquejado de la metástasis de corrupción y al que no tardará en fagocitar. Así, una hipotética mayoría electoral de PP y Vox en las próximas Elecciones Generales se traducirá en la ilegalización de partidos refractarios a los postulados de la Constitución (partidos independentistas vascos y catalanes) así como la suspensión sine die de las Autonomías como punto final de una feroz ofensiva recentralizadora que supondrá la asunción de las actuales competencias autonómicas (Sanidad, Educación, Policía y Prisiones) por el Estado Central y la posterior implementación de un nuevo Estado tardofranquista que beberá de la fuentes del centralismo bonapartitsta y del paternalismo de las dictaduras blandas.
Germán Gorraiz, analista político. Colabora en Eco Republicano desde noviembre de 2014
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