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La execrable utilización de «Paracuellos» para evitar que se hable de los crímenes del franquismo

Gernika


Eco Republicano

El 5 de agosto de 1939 se conmemora el trágico asesinato de las jóvenes conocidas como las Trece Rosas, fusiladas por la dictadura de Francisco Franco, apenas cuatro meses después de finalizar la Guerra Civil Española.

Como todos los años que se recuerda esta triste efeméride, la ultraderecha neofranquista saca a relucir la matanza de Paracuellos organizada en la retaguardia republicana durante el transcurso de la batalla de Madrid. 

Resulta curioso recurrir a Paracuellos en una guerra que iniciaron un grupo de militares traidores mediante un golpe de Estado contra la República a la que habían prometido lealtad. Los militares golpistas estuvieron apoyados por la ultraderecha, la oligarquía financiera, el clero, y más tarde -para ganar la guerra que iban a perder- recurrieron a la ayuda 100.000 marroquíes, 78.000 italianos, 19.000 alemanes y 12.000 portugueses.

Cuando las catervas hablan de la matanza de Paracuellos, lo dicen como si el bando golpista se hubiera mantenido inocente y sin derramar ni una gota de sangre, somo si Paracuellos hubiese surgido por capricho. Se trata de justificar lo injustificable, pretendiendo equiparar golpistas con leales, víctimas con verdugos. 

Los militares golpistas convirtieron a todo el país en un gran Paracuellos que dejó a 120.000 desaparecidos en fosas comunes y cunetas. Algunos de ellos recuperados recientemente en exhumaciones que han revelado la multitud de atrocidades y vejaciones que sufrieron antes de ser asesinados. También conviene recordar que los fascistas se esmeraron en ocultar los crímenes tapando, en ocasiones, los cadáveres con cal viva para descomponerlos rápidamente y que no quedara rastro de las matanzas. Por otra parte, cuando a los republicanos asesinados se les daba sepultura en fosas cerca de los cementerios, a las viudas no se les permitía llevar flores rosas. Sin olvidar las mujeres que fueron rapadas, violadas y obligadas a beber aceite de ricino, mientras eran exhibidas como trofeos, lo que demuestra la personalidad perversa y criminal del ejército golpista.

En fin, los neofascistas recuerdan Paracuellos porque son incapaces de reconocer abiertamente los 40 años de dictadura, los 40 años de represión franquista, los 40 años de asesinatos, persecuciones, de encarcelamientos y exilio forzoso. El tiempo pasa, pero la impunidad y la desvergüenza permanecen. 

A Continuación, transcribimos un interesante artículo del compañero Floren Dimas que desmonta algunos mitos de Paracuellos.


Paracuellos y la Ley de Amnistía

Los crímenes de Paracuellos (1.800 víctimas derechistas según el profesor Javier Cervera Gil, máximo estudioso del tema) fueron efectivamente, crímenes contra la humanidad. Y deben dicha calificación al tratarse de crímenes masivos dirigidos contra un sector de población por razones ideológicas.

Pero a diferencia de los crímenes franquistas, los de Paracuellos no fueron delitos de inducidos ni ejecutados por ninguna institución republicana, sino al margen de ella y en contra de su voluntad. Fueron agentes soviéticos con la complicidad de dirigentes comunistas españoles, los que organizaron aquella masacre.

Hablamos de noviembre de 1936 en plena batalla de Madrid, cuando el destino de la República pendía de un hilo, las instituciones republicanas estaban desorganizadas y con escaso control de lo que sucedía en el frente y en la retaguardia.

No hubo ningún plan oficial de exterminio, ni ninguna alta autoridad del Estado tenía conocimiento ni autorizó aquellos hechos. Fue la propia situación crítica de la Guerra la que impidió actuar a la justicia republicana en la represión de aquellos crímenes.

Intentar comparar los crímenes de Paracuellos con los crímenes franquistas es un ejercicio de cinismo o de desconocimiento histórico.

Ningún crimen ha sido más investigado ni más duramente reprimido en la Historia de España que los de Paracuellos. Hablamos de más de 100 gruesos legajos con decenas de miles de documentos (AHN de Madrid), instruidos en Causa General por varios juzgados, que investigaron a los autores, los encubridores, desde mucho antes de que acabase la guerra.

Finalizada esta, un inmenso aparato judicial de investigación y represión se puso en marcha saldándose con el fusilamiento de absolutamente todos los implicados en los hechos, los cómplices, los instigadores y los encubridores. Ningún grado de implicación quedó impune. Tras la guerra fueron fusilados los alcaldes de Paracuellos y Usera, haciéndolos responsables de haber permitido a obreros de sus pueblos excavar las zanjas para las fosas comunes. Dicha operación se debió al marrón que tuvieron que comerse los responsables municipales por cuestiones sanitarias y sin que ninguna administración ni ningún partido político quisiera saber nada. ¿Qué iban a hacer?, ¿dejar 1.800 cadáveres al raso para que se los comieran los cuervos?.

Por otro lado, la reparación de las víctimas de Paracuellos fue reparada por el franquismo. En 1939 Franco ya les hizo un homenaje y en 1940 ya estaba preparado un pequeño mausoleo. Desde entonces cada año ha habido misas y han sido homenajeados. Además las viudas de las víctimas y sus familias recibieron puestos en estancos y gasolineras, además de las correspondientes pensiones.

Como conclusión a estas consideraciones, la “justicia” franquista, apuró hasta el límite todo el aparato represor, para que NINGÚN CRIMEN cometido en zona republicana quedase impune. …Y no quedó. Pagaron todos: los autores, los cómplices, los inductores, los encubridores... los sospechosos, los familiares, los amigos, aquel que pasaba por allí cerca… por lo tanto, los crímenes de Paracuellos ya fueron juzgados y no pueden utilizarse para impedir que se juzguen los crímenes cometidos por el franquismo alegando a la Ley de Amnistía de 1977

Floren Dimas

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