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Alberto Garzón: «Yolanda Díaz es la mejor candidata. No es tiempo de crear trincheras, sino de sumar»

Alberto Garzón


Eco Republicano

Yolanda Díaz ha confirmado este domingo que se presentará como candidata a las elecciones generales bajo la marca Sumar. Tras finalizar el proceso de escucha por todo el país, la vicepresidenta segunda del Gobierno, ministra de Trabajo y Economía Social, anunciaba su intención de convertirse en la primera mujer presidenta del Gobierno de España.

El ministro de Consumo y coordinador de Izquierda Unida, Alberto Garzón, fue uno de los dirigentes políticos que arropó a Yolanda Díaz en polideportivo de Magariños de Madrid.

Desde su cuenta oficial en Twitter, Alberto Garzón ha realizado varias reflexiones sobre su apoyo a la dirigente gallega. Por otra parte, ha tratado de bajar la tensión que se vive durante estos días entre podemitas y yolandistas. Garzón aboga por «canalizar y debatir» las diferencias para no cerrar las posibilidades a un futuro compartido.

«Sumar es un proceso con enorme potencial. Yolanda Díaz es la mejor candidata. La unidad de las fuerzas de izquierdas es deseable. Podemos es una fuerza hermana y quiero que estén con nosotras. Y, honestamente, tengo la sensación de que algo de todo esto yo ya lo he vivido», asegura.

«Un elemento para desterrar en la izquierda es el constante recurso a argumentos funcionalistas. Casi toda discusión está contaminada de este tipo de juego de manos intelectual que no aporta nada y que sólo sirve para neutralizar el pensamiento crítico», razona.

«El funcionalismo trata de explicar el comportamiento de las partes del sistema de acuerdo con las necesidades del propio sistema. El clásico "¿por qué ha pasado X?" es respondido entonces con un "porque beneficia al sistema"». En la izquierda hay quien tiende a explicar casi todo de este modo: cualquier evento político (una crisis, una derrota o una nueva fuerza política) parece susceptible de ser explicado con una versión grosera o sofisticada de "porque beneficia al capital/neoliberalismo/lo que sea"», continúa.

«Cuando surgió Podemos, en 2014, hubo una parte de la izquierda que, ahorrándose hacer un análisis crítico de los fenómenos sociológicos y políticos de fondo, optó por recurrir a esta simple idea: "Podemos surgió porque beneficia al sistema"», sostiene.

«Como "el sistema" eran también "los medios" no fueron pocos los que creyeron encontrar pruebas de su teoría en el hecho de que Podemos estuviera (mucho) más tiempo en la tele y, sobre todo, siendo tratado con infinita mayor generosidad». «Yo combatí ese pensamiento dentro de la propia Izquierda Unida, principal damnificada entonces. Pero eran legión quienes en todo "hecho" encontraban una prueba definitiva de su "verdad": había una mano invisible de un sistema que buscaba protegerse destruyendo IU (o al PCE)», explica.

«No es que faltaran "hechos", claro. Podemos estaba en todas las tertulias -también en las negadas a IU- e incluso en las elecciones de 2015 participaron en el debate de las televisiones privadas -no así IU- a pesar de que en 2011 no tuvieron representación parlamentaria. Entonces era fácil sangrar por la herida. Es más, era muy común en IU la idea de que todo eso estaba ocurriendo porque "el sistema" así lo quería o incluso lo necesitaba», añade.

«Los argumentos funcionalistas son circulares, y una vez compras ese marco mental es relativamente sencillo mantener la coherencia interna con "hechos" que parecen corroborar tu pensamiento. La clave es escoger de la realidad únicamente lo que te interesa». Ahora, qué ironía, tenemos a mucha gente que considera que como Sumar es "bien tratado" por los medios eso es "inevitablemente" una prueba de que el "sistema" se beneficia de ello o, peor, que está detrás», analiza.

«En realidad, basta examinar la prensa para encontrar otros "hechos" que apuntarían a lo contrario. Es más, el ataque de la derecha a Sumar es evidente y grosero, y sorprende además por su rapidez. Creo que no hace falta a estas alturas abundar en la idea de que Podemos no fue en 2014 una "operación del sistema". Aunque aún hay gente que lo cree. Naturalmente tampoco Más Madrid fue lo propio en Madrid, Equo antes de ellos o Sumar ahora. Lo dicho: algo de esto ya lo he vivido antes. La estructura mental detrás de este tipo de argumentos es siempre la misma, y es muy poco productiva para construir nada. Si alguien te argumenta "es que esto beneficia a X" o "el capital piensa que", lo mejor es salir corriendo», prosigue.

«Los argumentos funcionalistas no suelen decirnos nada sobre "la verdad". Únicamente sirven para promover y reforzar la cohesión interna de una comunidad, pues define un campo político de un "nosotros/sistema" que permite una llamada a filas ante una "amenaza". Solo es eso. No hay que desmerecer su fuerza. No es casual que históricamente casi todos los expulsados y marginados en partidos políticos de izquierdas se hayan caricaturizado previamente como una suerte de "agentes del sistema", fueran como seres conscientes o como cómplices ingenuos», asegura.

«Al final ganamos la posición en IU. Fui coordinador con el 70% de los votos. Pero por el camino perdimos a mucha gente que hoy está en su casa todavía convencida de que el sistema sustituyó a la izquierda real por un tipo con coleta útil al sistema. Mi conclusión: no es tiempo de crear trincheras, sino de sumar. La izquierda es plural y habrá diferencias que canalizar y debatir. Y para eso debemos renunciar a argumentos que, útiles desde la cohesión interna, nos cierran posibilidades para un futuro compartido», sentencia.

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