María Lejárraga fue una figura destacada en la historia de la literatura española y también por su contribución en la defensa de los derechos de las mujeres. Nacida en 1874 y fallecida en 1974, Lejárraga desafió los roles de género de su época y se convirtió en una voz pionera en la lucha por la igualdad.
Junto a su esposo, el renombrado dramaturgo Gregorio Martínez Sierra, Lejárraga fundó la revista literaria "Helios" y escribió obras teatrales y novelas de gran relevancia. Sin embargo, durante muchos años, su autoría fue opacada debido a las convenciones sociales de la época, atribuyéndosele el mérito exclusivamente a su esposo.
No fue hasta décadas después de su muerte que se reveló su verdadero talento literario. Obras como "Canción de cuna" y "El amor brujo" fueron reconocidas como creaciones propias de Lejárraga. Su habilidad para plasmar las emociones y explorar la psicología de los personajes la distinguió como una escritora talentosa y sensible.
Además de su labor literaria, Lejárraga fue una ferviente defensora de los derechos de las mujeres. En una época en la que las mujeres tenían un papel subordinado en la sociedad, ella abogó por la igualdad de género y luchó incansablemente por la participación de las mujeres en la vida política y social.
En 1931 se afilió al Partido Socialista. Destacó por su labor de propagandista republicana, sobre todo entre las mujeres, con varias conferencias «La mujer ante la República» que tuvieron lugar en el Ateneo de Madrid del 4 al 18 de mayo de 1931. En 1933, fue elegida diputada en las Cortes republicanas por la provincia de Granada y fue designada vicepresidenta de la Comisión de Instrucción Pública.
A partir de 1936 ocupó la representación de la República Española en Suiza como Agregada Comercial del Ministerio de Agricultura, Industria y Comercio. También fundó y participó en la dirección del Comité Nacional de Mujeres contra la Guerra y el Fascismo. Al término de la Guerra civil inició un largo exilio por Francia, México y Argentina, donde finalmente falleció en 1974.
El legado de María Lejárraga sigue vivo en la actualidad. Su valentía al desafiar los estereotipos de género y su lucha por la igualdad continúan inspirando a generaciones de mujeres y escritores. Su voz se eleva como un recordatorio de la importancia de la inclusión y la equidad en el mundo literario y más allá.
María Lejárraga, una figura indomable y visionaria, nos enseña que el talento y la pasión no conocen barreras de género. Su valiosa contribución a la literatura y al feminismo es un testimonio duradero de su espíritu innovador y su búsqueda incansable de justicia e igualdad.
