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Huelga General, 6D, en la red y en la calle, La República en marcha...

Una gran actividad se ha desatado en estos días. La fecha del 6 de diciembre, que desde hace 10 años une a decenas de miles de republicanos de todas las tendencias en manifestaciones y declaraciones públicas por toda España, se presenta este año con la ayuda importante de las redes sociales. Y la situación no es fácil en este terrible 2012 de recortes, desahucios y miseria creciente. Si para todos es cada vez más difícil el día a día, para los jóvenes y para los parados la condena a un futuro sin mañana parece inevitable, peor no es así; se pueden cambiar las cosas, pero habrá que luchar por ellas. Lo primero es desatar de una vez el gigantesco caudal de ilusión y rebeldía que existe y que algunos desean reconducir a espacios vacíos y sin salida. Los que están intentando romper los lazos de lucha y ejemplo entre las generaciones saben muy bien lo que hacen, debemos combatirles, no podemos perder el hilo rojo de la memoria de las luchas que nos han traído hasta aquí. En Galicia hemos visto con claridad como se abría paso una esperanza que supo unir muy bien juventud y experiencia, que dio salida a los que no han renunciado a vencer y que permitió que un mensaje que supo unir la República, el nacionalismo gallego, sus tradiciones y su presente, la memoria del Frente Popular y el recuerdo emocionado de los que lo dieron todo en la lucha contra el fascismo, con la rebeldía infinita ante un neoliberalismo atroz que condena hoy a Galicia y a España a la miseria. La Alternativa Galega de Esquerdas (AGE) hizo campaña por la República Galega y la III República soñadas como repúblicas de trabajadores y como tales unidas y fraternas, marcando un camino a seguir, uniendo república, memoria, perspectiva de clase y que los jóvenes y los no tan jóvenes están hartos de la izquierda acomodaticia que ha tragado con todo en la transición y que no supo gobernar cuando tuvo ocasión. El PP de Galicia no teme al PSOE que ha sido su cómplice necesario desde la Transición y aprendió a no temerle a un BNG que fue capaz de votar la ley de memoria que consideraba legal el franquismo, pactó con CiU y PNV y despreciaba la memoria del Frente Popular y del republicanismo gallego. Tarea de todos es forjar unidades que hagan temblar al PP y a los que hacen seguidismo de sus políticas, y que unan en un frente lo más amplio posible la lucha contra los recortes y la recuperación de la legalidad republicana.

De la Huelga General
La Huelga General del 14 de noviembre es una importante jornada de lucha, pero que para tener éxito deberá aprovechar al máximo las posibilidades de coordinación política y social. Hasta que los sindicatos no apoyen decididamente la lucha por la República o, lo que es igual, hasta que no reconozcan que este régimen de la Transición ha fracasado y ha derivado en un sistema antidemocrático y antisocial, la lucha sindical no triunfará. Los republicanos apoyamos absolutamente la Huelga General, hay motivos más que sobrados para hacerla, pero somos realistas, las voces clamando por el diálogo y la concertación están fuera de la realidad. Hay que apostar fuerte. Y denunciar lo que haya que denunciar. 

Los sindicatos deben unirse de una vez a la lucha por la República, al igual que la izquierda parlamentaria, unos y otros abducidos aparentemente por discursos y mensajes «ciudadanistas» y «globalistas» con diversos tonos naranja, Pero los republicanos lo tenemos claro en esto de los colores de la lucha. Nosotros no criticamos a los sindicatos sino a sus políticas de concertación, que son hoy voluntaristas e irreales; es preciso más sindicato, más fuerte, más duro, más combativo. 

Es preciso que esas trincheras de los trabajadores que son los sindicatos resistan y se conviertan en la base de la victoria. Es imprescindible la coordinación de la lucha sindical entre todos los sindicatos y entre estos y las organizaciones republicanas y de clase. Este jueguecito que algunos se traen tratando de inventarse un «15m» bis, tan artificial como el artefacto «naranjista— de hace un año, responde solamente al rechazo a ver el sindicato como la gran organización de lucha de los trabajadores en el marco de la lucha de clases que nunca tuvieron que dejar de ser. Pero con todo, son miles y miles los sindicalistas y trabajadores conscientes de lo que nos jugamos todos, y millones los trabajadores que vuelven sus miradas hacia los sindicatos... Los sindicatos a quienes deben dar esperanza y confianza es a los trabajadores, el mensaje de confianza debe recibirlo los que sufren, no los explotadores, pero esto es algo que solo se logra luchando todos.

¿Quieren transmitir un mensaje de firmeza y determinación el día 14 de noviembre CC.OO y UGT? Pues que se dejen de batucadas y manitas agitadas, que en la gran manifestación del 14 por la tarde abra la marcha la Banda 1º de mayo tocando el Himno de Riego y la Internacional y que en la tribuna de oradores hablen libremente, he dicho libremente, las organizaciones que apoyamos la lucha. Seguro que al día siguiente el interés por «hablar» aumenta en ciertos ambientes que temen una radicalización de la lucha. Si el 6D los republicanos hablaremos de la Huelga, el 14N debería hablarse de la República.

De la red
Las iniciativas que se están tomando, particularmente la que se ha adoptado estos días de llamar a contactar etc, son del máximo interés. Si en vez de llamamientos a la nada y a concentraciones absurdas como han estado haciendo algunos, pusiéramos el potencial de contacto de la red al servicio de un objetivo para extender la opinión republicana y la acción republicana se abrirían brechas en el muro este que nos rodea. No es tarea de un grupo concreto, somos muchos los que estamos en ello, confluir es nuestro objetivo, la Federación Republicanos (RPS), la Plataforma de ciudadanos por la República, la Unidad Cívica por la República, la Junta Estatal Republicana, el Frente Cívico Republicano que ha surgido en la Red, ámbitos reales y virtuales que se necesitan mutuamente.

Existe una diferencia enorme entre la militancia real y la cibermilitancia superficial. La acción política en el mundo real tiene sus «tempos», hay que verse, hablar, vencer mil dificultades, establecer contactos, generar confianza, negociar, vencer prejuicios, y también las mil dificultades de tipo humano —preocupaciones, trabajo, dinero, familia, problemas— que todos tenemos. Una expresión de la militancia real es la acción en las redes y en la red, que debe hacerse de forma correcta como todo en la vida si se quiere avanzar; aquí aplíquense las dificultades personales de las que antes hablaba. Pero la cibermilitancia superficial es otra cosa, es algo más fácil, más «botón de me gusta», etc..., a algunos les basta con fomentar estas acciones para lograr que no se haga nada, para conseguir que el ruido apague las voces.

No es nuestro caso. Lograr extender la conciencia republicana, generar la confianza, el sentimiento de «no estás solo» y que la gente se anime a dar el paso de conocer gente real y asociarse, participar, acudir a actos y convocatorias, pero sobre todo unirse para hacer cosas. Ese es nuestro objetivo. Un objetivo que lleva aparejado que quienes en el mundo real no defienden políticas republicanas diciendo que sí lo son, paguen un precio político y sean desautorizados. Queremos que oiga la voz de la República en el Parlamento, que se construya ya de una vez el Frente de unidad contra los recortes y por la República que necesitamos, porque tenemos muy claro que o vencemos a este régimen de la Transición que ha desembocado en este extraño golpe de estado neoliberal que padecemos o no hay salida. A la victoria sobre los neoliberales le llamamos Tercera República. Unir la lucha contra los mercados a la lucha republicana es una necesidad. No hacerlo, un error o una complicidad. 

Debo decir con toda claridad que la dirección de IU se equivoca y mucho cuando considera a los republicanos como un movimiento social más y a la República como algo no prioritario en estos momentos. Recuperar la legalidad republicana es fundamental en la lucha contra la crisis, los recortes o la dictadura neoliberal en ciernes, como quieran calificarlo; el franquismo fue un régimen ilegal, debe decirse bien alto, bien claro, y de ello deben obtenerse las consecuencias políticas pertinentes. Y hay que decirlo en las Cortes, en los ayuntamientos, en la prensa, en la fábrica, en la calle, en la Huelga General. Hay que decir que los banqueros y grandes empresarios —que no son «políticos— tienen pánico a que se hable de esto, que temen el fin de la impunidad del franquismo y que ese régimen sea declarado ilegal de una vez por todas. El motivo es claro, si fuese declarado ilegal todos los crímenes, abusos, posiciones de privilegio y toda la capacidad que actualmente tiene para determinar las políticas de los gobiernos se verían en entredicho. El problema no ha sido nunca la «clase política», sino la política al servicio de una clase, la misma que prosperó en la dictadura, controló la transición y ahora, en estos días terribles, no duda en condenarnos a la miseria y en arrojar por la borda lo poco que había de democracia y derechos sociales.

La República que viene será la República del pueblo, la heredera directa de aquella república de trabajadores de todas clases unidos en un régimen de libertad y justicia que asesinaron los abuelos fascistas de estos neoliberales y opusinos que hoy dictan el horror de cada día. Esa es la República a la que tienen miedo los Borbón y los Botín y los IBEX 35, esa es la República que necesitamos. Una con la economía al servicio de las necesidades de la población, sin desahucios y donde el trabajo sea un derecho y un ejercicio de dignidad.

Política real, personas reales, ideas sinceras y claras, dar la cara y hablar claro es justo lo contrario del ciberactivismo pirata que llena la red con convocatorias y lemas equívocos y ambiguos. Pero en la red también estamos los que luchamos en el mundo real. Unamos ambos frentes, el uno se verá potenciado por el otro. Es la lucha del pueblo, es una lucha sagrada. Frente a los globalistas y ciudadanistas al servicio de oscuros intereses que llaman a movilizaciones vacías, nosotros proclamamos que el hilo rojo de la memoria no se romperá, que construiremos la alternativa a lo existente sin renunciar ni a una sola de nuestras esperanzas, todas las banderas de la resistencia y de los trabajadores son nuestras banderas, la República a todos ampara y a todos señala un camino de lucha. 

Pensad que quienes destruyen la educación pública saben muy bien porqué lo hacen. Porque la educación pública es una idea republicana, basada en la convicción de que sin educación no hay ciudadanos libres ni una democracia verdadera. Pensad que la educación, la salud, los servicios públicos, son la garantía del bien común y los derechos humanos básicos y la administración pública bien organizada la garantía de su funcionamiento. La República es el instrumento para romper con los obstáculos que impiden el pleno ejercicio de la democracia y los derechos sociales.

La República se construye, no va a venir por sí sola, los enemigos de la República son los mismos que se están beneficiando de esta crisis, los mismos que se beneficiaron del golpe, la guerra, la dictadura y la Transición, que como dice V. Navarro fue «inmodélica». ¿A qué le tienen miedo los que hoy nos gobiernan? No le tienen ningún miedo a la izquierda del régimen, la que tragó con todo en la Transición y solo pretende hoy buscarse un espacio donde hacerse imprescindibles de nuevo en la tarea de perpetuar la dominación. Pero se equivocan quienes en el PSOE, en IU, en los sindicatos mayoritarios piensen de esa forma, nada van a lograr vistas las cosas como se han puesto, solo nos resta plegarnos o luchar y algunos no vamos a plegarnos nunca. El mundo ha dado una nueva vuelta de tuerca. Estos neoliberales vienen a por todo, les sobra el Welfare State, Keynes, de 1917 ya ni hablemos, pero sobre todo lo que odian con toda su fuerza es la idea de la República, la de 1793 y la de 1931, odian un estado republicano al servicio del pueblo y los trabajadores, donde el trabajo sea la única fuente de riqueza y donde el bien común sea la ley. Nosotros lo tenemos claro, la República es parte de la solución, porque sin ella, sin gobierno y un estado democrático comprometido con la defensa de los trabajadores no hay solución.

Es posible, es necesario, es hora de decir basta y hasta aquí hemos llegado, tenemos un plan, organización, y voluntad...., venceremos... Viva la República...

Pedro A. García Bilbao

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