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Comunicado Al Servicio de la República (ASR) ante la proclamación del Rey

Comunicado Al Servicio de la República, 20 de junio de 2014

Ante la proclamación del Rey, una respuesta clara: La República, irrenunciable. 
El camino: Fin de la impunidad, frente popular y elecciones libres.

El Rey ha sido proclamado en medio de la frialdad de la mayoría y en una ciudad tomada por la policía. Pese a la represión, el 19 de junio en Madrid se ha salido a la calle a ondear la bandera republicana. Se ha prohibido mostrar la bandera constitucional —no vigente— de la República y hasta se la ha infamado igualando su uso a la provocación y a la alteración del orden público por el mero hecho de portarla. 

Al final del día se suman una decena de detenidos y cientos de incidentes menores causados por el afán de control policial;, las fuerzas de seguridad han recorrido cada casa y piso del recorrido real e identificado a los que pretendieran poner banderas inadecuadas; la sorprendente represión —fruto del miedo—, rayana en el ridículo en ocasiones, no ha impedido que desde abajo, desde aquellos que sienten la República en el corazón, se haya dado ejemplo de dignidad y honradez ciudadana.

Pero ese día en Madrid no hubo ningún mitin organizado por ningún partido político en un sitio público, en una plaza, en una cine o polideportivo en que los diputados y cuadros que lo deseasen hayan expresado su compromiso con la República. Ni ayer lo hubo, ni hoy lo ha habido ni mañana lo habrá. Tampoco hubo actos públicos protagonizados por diputados el 14 de abril donde se dejasen las cosas claras; incluso meses atrás, cuando cientos de miles de personas marcharon sobre Madrid en una marcha llamada de la dignidad llevando con ellos cientos de banderas republicanas, desde las tribunas nadie hubo que defendiera la República ni como diputado o dirigente político, ni como nada; no tomaron la palabra, habiéndosele negado la voz a la columna republicana. Estas acciones sólo tienen una explicación funcional: complicidad. ¿Por qué? Porque el resultado práctico de estas negaciones públicas a la República suponen oxígeno para el régimen.

La monarquía tapadera de este régimen corrupto necesita cómplices y está claro que no faltan, lo sean de forma consciente o no. Asistimos a un nuevo engaño, en el que que la petición de un referéndum se ha convertido en un verdadero fraude, pues se pide a sabiendas de que es ilegal al tiempo que se abandonan otras líneas de acción más efectivas. ¿Cómo es posible que no se haga una oferta sincera de unidad en Frente popular por la República, que predomine el cálculo partidista y no se sea capaz de una mayor altura de miras? No se está pensando en términos de estado. La República representa un proyecto de estado distinto, alternativo en sentido profundo, basado en otra relación de fuerzas que se ha de construir, pero sobre todo es, en el caso español, una forma de estado que debe basarse en un compromiso nuclear con las libertades políticas y los derechos sociales de los ciudadanos. No es de extrañar que quienes en el plano de la política diaria hayan incluso renunciado a la victoria y se limiten a administrar de forma partidista su cuota electoral, sean de todo punto incapaces de darle a la lucha republicana la altura de estado que necesita.

Se marcha un Borbón de escena y entra otro, todo continua igual, la lógica monárquica se mantiene alimentada por una figura más joven y menos deteriorada. ¿Se ha recordado la II República Española en estos días? ¿Se ha hecho referencia a las instituciones en el exilio que mantuvieron la legalidad republicana activa hasta junio de 1977? ¿Se ha basado la lucha por la Tercera en la legitimidad de la Segunda? Nadie lo ha hecho entre quienes tienen representación parlamentaria. En la exposición de motivos de la enmienda a la totalidad de la Ley de Abdicación presentada por la Izquierda Plural —que sí habló de República en el debate subsiguiente— se llegó a afirmar que la CE 78 legitimó democráticamente la monarquía: si esa es la base de partida con la que se interpreta nuestra historia reciente y sobre la que se intenta orientar la lucha por la Tercera, no nos debe extrañar la confusión reinante.

Los cambios en la cúpula del estado no alteraran las políticas que se aplican. Los recortes y la precariedad seguirán, nada impedirá el sacrificio entero del país, salvo que se derrote social y políticamente a quienes se benefician de esas políticas y que precisan de esta forma de estado para amparar su posición de privilegio. ¿Alguien espera algo de este nuevo giro de la historia que nos convierte en el país que más años ha soportado a la corrupta familia Borbón? 

La monarquía, en 39 años no ha tenido ni un gesto, ni una palabra de humanidad hacia los cientos de miles de muertos y los millones de víctimas de la matanza fundacional del régimen franquista que les llevó al trono de nuevo. Al día siguiente, primer día del reinado, se reunirá el Rey con los familiares de los que «se sacrificaron por nuestra libertad», refiriéndose, por supuesto, a las «víctimas del terrorismo» por quienes siempre la Corona ha tenido una sensibilidad especial. El hecho es que entre esos que se sacrificaron por nuestra libertad,según el rey, estuvieron Carrero Blanco, Melitón Manzanas y otros muchos que defendieron la dictadura con las armas en la mano; una monstruosa contradicción con quienes fueron asesinados por oponerse a la dictadura, pero también con quienes cayeron defendiendo la CE 78, infamados sin duda por esa igualación con los esbirros franquistas. ¿Algún partido parlamentario ha denunciado esto?

La impunidad del franquismo continua, es el cemento del régimen, pero sin embargo algunos que pretenden ser hoy la vanguardia de la lucha por la república lo separan de las prioridades a seguir y lo ven como algo desligado de la acción política; algo que como mínimo es un error dramático.

Algunos creen que luchar por la república es simplemente no ir a un repugnante besamanos o pedir consultas populares imposibles, que nunca se concederán. Era de obligación para los republicanos no asistir al acto de proclamación, aunque la presencia de un diputado al menos que actuase como portavoz pudo ser conveniente. Un diputado lo es por votación popular, está allí en representación directa de los ciudadanos, quien sobra en el Parlamento es el Rey, no el diputado. Se pudo haber acudido como lo hizo el presidente de la Generalitat o el Lehendakari; no aplaudir, mostrar distancia, pero sobre todo, al acabar, en la ronda de entrevistas de valoración con los periodistas, se hubiera debido aprovechar la circunstancia para denunciar la monarquía. No se hizo; ni en ese instante, ni en ningún otro del día.

Los que hasta la abdicación decían que no era prioritaria la República y que el día de la proclamación fueron incapaces de organizar un acto político donde simbólicamente se expresara compromiso con la República, se creen capaces de dar lecciones de republicanismo. Mañana, cuando ya un nuevo monarca pretenda darle cobertura a la opresión, estos mismos volverán a decir que la lucha por la República ya no es prioritaria y desviarán la presión popular hacia un referéndum absurdo que nunca tendrá lugar.

En estos días se ve perfectamente como en torno a a Monarquía se nucléa la oligarquía que controla el país entero, cómo hasta que punto la cuestión del régimen político es central. La República es irrenunciable. La Libertad no se discute o se cuestiona, se proclama y se defiende contra sus enemigos. Acabemos con la Impunidad del Franquismo, anulemos sus leyes, recuperemos la legalidad republicana robada, digamos no a esta monarquía tapadera de todos los abusos y las corrupciones. 

La petición de referéndum como consigna u objetivo es oxígeno para el régimen, es un error, el poder no va a ceder, al contrario, sabe que mientras se hable de referéndum no se hablará de la recuperación de la legalidad republicana robada; al pedir un referéndum se da por aceptada la derrota de la República y el dictado de olvido dado por sus verdugos. Pero no es así, somos muchos los que no nos hemos rendido y guardamos memoria de lo que es justo y de la dignidad de este pueblo. El régimen actual ha generado su propia legalidad, pero la República es el único régimen legítimo. Digámoslo bien alto.

El día 2 de junio, cuando se anunció la abdicación, hubo una gran movilización popular. Ese día la gente se autoconvocó en forma masiva en cientos de localidades; Madrid, Sevilla, Bilbao, Salamanca, Santiago de Compostela, en todas partes. En Madrid la multitud se agolpó en la Puerta del Sol, un verdadero mar de banderas republicanas llenó la plaza, la multitud fue comparable a la de aquel 14 de abril de hace tantos años. No se fue allí para pedir un referéndum, se fue a defender la República y a expresar repudio por el rey. Una vez más, ningún partido o dirigente político con representación tomó la palabra en público. El pueblo está a la altura, otros no tanto. La crisis del régimen nos muestra también la crisis de la izquierda organizada y sus múltiples renuncias e incapacidades. ¿Propiciará el implacable choque de la realidad una reflexión capaz de ayudarnos a todos a reconstruir nuestros instrumentos de lucha? ¿Seremos todos capaces de reconocer los errores cometidos? Lo que sí es cierto es que hay salida; si hay voluntad de lucha y resistencia hay futuro.

¿Cómo derrotar al bloque oligárquico de poder que se ampara en esta monarquía basada en la impunidad? Sabiendo decir no. Convirtiendo cada elección en un plebiscito. Dando la cara y exigiendo candidaturas de ruptura, capaces de sumar a los que luchan por cambios sociales y contra los recortes, por la República y contra la impunidad, por los derechos de los pueblos. Orgánica o no, la combinación de estas tres líneas de justas demandas tumbará al régimen. Para lograr la República hay que tener voluntad de victoria y confiar en este pueblo. Nosotros lo hacemos. 

Hoy es un día triste para cuantos crean que esto empezó hace sólo 39 años al ver cómo se repite como farsa, la tragedia de entonces, cuando se traicionó a la República en la Transición. Pero no es así. Esta lucha empezó mucho antes, esto es sólo una batalla más. República es el nombre que le damos a la victoria final del pueblo, al triunfo de la libertad y de la igualdad. La República es el régimen de la fraternidad organizada y necesitaremos mucha si queremos sobrevivir en el mundo que viene.

Nunca hubo otro camino que el de la lucha y el compromiso. No cederemos ahora.

Hoy día 19 de junio de 2014, más que nunca, desde el absoluto respeto a la Segunda República, con inmenso agradecimiento a los que la defendieron y a cuantos han dignamente mantienen todavía la llama republicana...

¡Viva la República del Pueblo! ¡Viva la Tercera República!


Pedro A. García Bilbao


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