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Monago es inocente

Sí, decididamente José Antonio Monago es inocente, un inocente,  sin lugar a dudas. Inocente por pretender demostrar lo indemostrable. Inocente por pensar que a estas alturas a los españoles todavía nos valen las explicaciones de los políticos, sobre todo si se trata de explicar lo que han hecho con nuestro dinero. Lo que queremos son pruebas, verdades completas, detalle de los gastos y justificación de su necesidad. 

Cierto es que Monago no está obligado legalmente a dar explicaciones sobre el uso que hace de su privilegio para viajar gratis total por todo el territorio español. Él y sus colegas no son colegiales, ni las instituciones colegios, así lo dice el presidente del Congreso y tiene razón, solo faltaría que lo fueran. Perogrullo al poder de la mano de Quevedo. Tampoco lo estaban los sinvergüenzas de las tarjetas black de Bankia y pasó lo que pasó.

Imagen: didaknet.com
Si Monago tuviera parabólica sabría que en otros países europeos hay políticos que dimiten por copiar en un exámen o por saltarse un semáforo. Hace poco dijo que no basta con tapar las alcantarillas para evitar el nauseabundo olor que a veces desprenden, que lo que hay que hacer es limpiarlas, pero él ahora se dedica con cuerpo y alma a una campaña de limpieza de su honor, de su honradez, de su austeridad y hasta de su vida íntima, intentando tapar su propia alcantarilla. Una campaña que no le valdría para nada si la dirección de su partido actuase como predica. Pero claro, en un partido donde hasta su presidente está cuestionado por turbios asuntos escondidos en sobres, lo normal es que se trate de salvar a esta especie de soldado Ryan y de paso no perder para siempre jamás la oportunidad de gobernar en Extremadura. Un gobierno extremeño en el que en estos momentos, ya está tardando, Izquierda Unida debería retirar su apoyo al presidente viajero y junto con las restantes fuerzas de izquierda extremeñas plantear un moción de censura. 

Mientras tanto Monago sigue de tournée por los platós de las televisiones provisto de unos papeles que enseña pero que no entrega. En televisiones como 13tV hasta se le aplaude y poco falta para que lo saquen a hombros. Al fin y al cabo eso de que se pague la luz y el agua y que viva en su casa en lugar de en el palacio extremeño con piscina al que tiene derecho, parece que es un gran atenuante que compensa el hecho presuntamente cierto de que con el dinero de todos se iba a Tenerife por asuntos totalmente privados, de lo más privados, o para actos o gestiones del Partido Popular.

Lo de Monago es patético, da vergüenza ajena verle y oírle y esto no se lo puede permitir un presidente autonómico a no ser que te apellides Pujol. Mejor para él hubiera sido callar y solo hablar para decir eso a lo que nos tienen acostumbrados los presuntos: “Dejemos actuar a la justicia, ella demostrará mi inocencia”, pero Monago sabe que si la fiscalía y el juez investigan a fondo se demostrará que sus viajes a Canarias no se corresponden con el exclusivo ejercicio de su deber como senador por Extremadura, y no le queda otra que intentar convencernos de su honradez y dar pena al estilo pantojo.

Se queja Monago de que no se le da oportunidad de defenderse y esto también es mentira, bastaría con documentar sus viajes con sus actuaciones en función de su cargo de senador y el asunto quedaría finiquitado, lo que sucede es que eso es imposible porque de tales actuaciones a fecha de hoy no está probada su existencia y mucho me temo que nunca lo estará.

Lo bueno de todo esto es que el resto de senadores y congresistas españoles están viendo como se les ha acabado el chollo de la “tarjeta blak de transporte” y muchos andarán ya ajustando sus agendas a los viajes realizados, no vaya a ser que a algún amíguete o pareja despechados les de por largar. 

Lo de Monago me recuerda el caso de un alto funcionario que pasaba el cargo de un viaje Madrid-Valencia en avión e incluía la factura de un almuerzo realizado en un bar de Motilla del Palancar. 


Benito Sacaluga


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