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Hipócritas pacifistas: I Si vis pacem para bellum

El lamentable asesinato colectivo producido en París ha permitido que innumerables hipócritas pacifistas, ¡todos los gobiernos occidentales!, hayan hecho profundos alardes de lo mucho que aman la paz. Todos, sin embargo, siguen la lamentable recomendación de la época romana: “si quieres la paz prepara la guerra”. De hecho Parabellum, así, uniendo las dos palabras finales “prepara la guerra”, es el nombre de una pistola diseñada por un ingeniero Luger, nombre con el que también se la conoce.

Una de las traducciones del latín con las que a veces nos sorprenden nuestros escolares, más imaginativos que estudiosos, fue: “si quieres la paz para la guerra”. Aunque incorrecta gramaticalmente no le cabe más corrección desde el punto de vista de la racionalidad.

Todos los gobiernos, empezando por el nuestro que también se dedica al negocio de fabricar armas para asesinara a gente inocente - y sobre ese particular nuestro actual Ministro de Defensa tiene una amplia experiencia en el ámbito privado antes de acceder al actual empleo público - son unos asquerosos hipócritas que propician el asesinato y, si hace falta el genocidio, eso sí “legalizado”.

Su hipocresía les lleva a prohibir el asesinato ritual bendecido por los jueces impartidores de justicia - ¡pecado en el que no caen los USA que también se consideran dioses dueños de las vidas ajenas! - mientras se preparados para organizar el asesinato individual o masivo de todos los que haga falta asesinar, sean civiles forzaos a convertirse en soldados asesinos o civiles desarmados. 

En ese sentido ¡hasta me parece más honrada!, aunque igualmente descerebrada, la Srª Le Pen. Su propuesta de legalizar el asesinato ritual a golpe de jueces es menos salvaje que el asesinato legalizado que en la guerra contra civiles indefensos e inocentes. Salvajada por salvajada, la suya es menor; hipocresía por hipocresía ella no es hipócrita. ¡Dios mío!, ¿qué estoy diciendo?

No sé cuánto más tiempo necesitaremos para que se les acabe ese vil negocio a los capitalistas que trafican con la vida ajena fabricando armas y obligando a sus gobiernos a organizar guerras para mantener el consumo. Un negocio que promociona los “daños colaterales” como el reciente de París. Los terroristas les han comprado a ellos las armas. Con ellas cometieron ese insoportable asesinato colectivo de gente civil, gente indefensa y sobre todo gente inocente. A inocentes es a quienes unos y otros matan con el fruto de este negocio hipócritamente “legítimo” de fabricar armas para organizar guerras. Sean “formales o informales” a la víctima le da igual la forma en la que la han asesinado.

Mientras tanto tenemos que soportar las cínicas declaraciones del risueño Ministro de Sanidad - ¿qué es lo que le permite esas risitas? - que intenta disimular el hecho mercantil de este otro “asesinato en diferido” que practica el Gobierno soportado por el Partido Popular. Consiste en no comprar la medicina que podría evitar miles y miles de muertes entre los ciudadanos que sufren la hepatitis C. 

Está claro que si gastan nuestro dinero en “sus armas” no llega para ”nuestras medicinas”. A ellos no les importan los daños y sufrimientos materiales - son terribles en su última etapa - y los morales de la enfermedad que les matará sabiendo que se mueren porque para este gobierno ellos, los ciudadanos enfermos, son un despojo de la sociedad cuya vida vale menos que un medicamento. 

Me alegra saber que se ha presentada una querella contra el Gobierno por impedir la asistencia médica. Ojalá un juez la acepte a riesgo de ser expulsado de la carrera judicial, ¡pero no caerá esa breva! 

Ojalá, ¡al menos! los profesionales de la medicina se pongan del lado de los ciudadanos y receten el fármaco ¡somos los que pagamos sus sueldos!, y no del lado de los “asesinos en diferido”. 

Al hacerlo cumpliendo con su obligación harían realidad las declaraciones de hace la anterior Ministra de Sanidad que hace unos meses dijo que estaría a disposición de todos los ciudadanos

Al hacerlo cumpliendo con su obligación atenderían la recomendación del “risueño” Sr. Ministro que ha dicho que es suya la responsabilidad de hacerlo pues saben la necesidad del enfermo y frustrarían el montaje hipócrita de una “politizada comisión de expertos” que redactaría un “protocolo” es decir, la “licencia administrativa” para “matar en diferido”. Ese protocolo sería una patente de corso que legitimaría al “médico corsario” cuya actividad sería: “asesino administrativo en diferido legal”.

Los médicos a los que apoyamos con las mareas blancas defendiendo la dignidad de su profesional derecho a su puesto de trabajo y su derecho a recibir un salario justo, tienen ahora la oportunidad de demostrarnos cuál es su ética y su respuesta por el apoyo recibido rechazando ser “médicos corsarios” recetando la medicación que sea necesaria sin preocuparse de su coste, ¡que no es asunto de su incumbencia!, negándose a asumir el papel de “asesino administrativo en diferido legal”.

Alfonso J. Vázquez
Eco Republicano

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