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Las Repúblicas Catalanas. Segunda Parte

En un anterior artículo estudiamos los proyectos republicanos catalanes en la Edad Moderna y en el momento de la proclamación de la Segunda República. Pero nos quedaba la tercera vez que se intentó proclamar una República Catalana, y que ha generado no poca bibliografía y polémica. En este trabajo haremos un acercamiento a los denominados Fets del Sis d’Octubre (Los hechos del Seis de Octubre) en 1934.

En el contexto de la Revolución de Octubre de 1934, el presidente Lluís Companys proclamó el día 6 el Estado Catalán de la República Federal Española desde el Palacio de la Generalitat. Los acontecimientos se precipitaron cuando la CEDA entraba dos días antes en el gobierno de la República, fuerza que la izquierda y el nacionalismo catalán consideraban antirrepublicana y anticatalanista. Esta consideración venía enmarcada por el temor generado sobre la ocupación del poder por parte del nazismo y el auge de las soluciones autoritarias en el centro de Europa. 

En el caso del nacionalismo catalán, que aquí es el objeto de nuestro trabajo, se interpretaba que Madrid podía frenar el autogobierno en plena confrontación a raíz de la Ley de Contratos de cultivo, aprobada en el Parlament y recurrida por el gobierno. Companys recibió importantes presiones del ala más radical de la Esquerra, sin olvidar la influencia que desde fuera podía ejercer la actitud del PSOE de plantear la huelga general, estallando la Revolución en Asturias. En el resto de España la conflictividad derivada de Octubre tuvo un marcado carácter obrero y social frente al caso de Barcelona, mucho más político y vinculado al nacionalismo por la abstención de la CNT. 

Curiosamente, el movimiento fuera de la capital catalana, es decir, en Girona, Lleida, Vilafranca del Penedès, Vilanova i la Geltrú, Granollers, etc.., sí tuvo, además del carácter político un mayor contenido social porque algunos elementos de la CNT llegaron a participar. Pero el movimiento obrero catalán, mayoritariamente anarcosindicalista, deseaba la revolución social no la política. Podía estar de acuerdo en combatir al gobierno de Madrid pero no iba a luchar a favor de la iniciativa política nacionalista catalana.

La Revolución en Cataluña duró horas, mucho menos que en Asturias. El mismo día 6 la reacción del capitán general Batet fue decisiva para abortar el movimiento. Se negó a seguir las órdenes de Companys y reprimió sin contemplaciones los focos de resistencia en el CADCI, Ayuntamiento y Generalitat.

Las consecuencias fueron la detención del gobierno de la Generalitat, juzgado y condenado, la supresión del Estatut y de muchos ayuntamientos.

Eduardo Montagut

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