Recuerdo una anécdota, pero no
recuerdo del detalle de los autores de la misma. El caso fue el de un lord
inglés, personaje muy importante en la sociedad británica y muy rico que quiso
ofrecer un homenaje a un músico famoso. Lo invitó a su casa para una cena en
homenaje suyo.
El homenajeado agradeció la
invitación y el homenaje pero lo declinó excusándose: “Yo sé que Vds. se visten
de etiqueta para cenar y yo odio la etiqueta. A mí me gusta comer y cenar vestido con una ropa normal”.
El lord, consciente de que quien
era importante en el homenaje no era él sino que era el homenajeado se plegó a
las normas que él ponía. “No se preocupe, le dijo, avisaré a todos mis
invitados a su homenaje para que vengan con ropa informal”.
Hoy hemos tenido la oportunidad
de ver lo que pasó con el escritor Goytisolo. Se le quería homenajear pero él
avisó que el iría vestido con ropa normal. Lo que le hubiera correspondido al
homenaje ante hubiera sido haberse portado con la delicadeza y el respeto que
el lord inglés de la anécdota tuvo con el músico al que quería homenajear:
haber avisado a todo el mundo que fueran con ropa normal porque la persona a la
que se quería homenajear era el que tenía derecho a establecer las normas.
Como dijo el Presidente de Italia
que tuvo oportunidad de tratar con el Presidente Aznar: “manca fineza”. Parece
que al Jefe del Estado cuando heredó el reino que se inventó el genocida y
aceptó continuar la dictadura militar que su padre había disfrazado de monárquica
heredó la falda de delicadeza que es propia de toda dictadura. ¡Esa
es la marca España!
Alfonso J. Vázquez