Rafael García Almazán
Es el momento. Un momento que el PSOE quiere desaprovechar. Algo que no es nuevo. Tiene una posibilidad de apoyar un proyecto de izquierdas y se niega. Sánchez y su gente han dicho no a una posibilidad de evitar que el PP obtenga mayoría en el Senado.
Podemos ha propuesto que el PSOE se una a la confluencia de izquierdas para formar candidaturas únicas al Senado, lo que tiene sentido si se trata de arrebatar la mayoría del Senado al PP.
Hay que recordar dos cuestiones: En primer lugar, que la ley electoral permite que con un 28% de votos recibidos, el Partido Popular tenga en este momento el 55% de los senadores. Y, en segundo lugar, que --aunque se trata de una cámara que no sirve para casi nada y habría que eliminarla o llenarla de contenido territorial— mientras exista como está, el Senado es un bastión pepero que permite ralentizar la mayoría de las leyes y en algunos casos, como en las reformas constitucionales, puede paralizarlas aunque se obtuviera la mayoría exigida en el Congreso.
Así es que gracias al Sr. Sánchez y al PSOE, que no acepta las listas conjuntas al Senado, se pierde otra oportunidad de tener mayoría en esta cámara. Todo ello, cuando se repite una y mil veces que el enemigo a batir por el PSOE es el PP, lo que parece una falacia total.
Son muchos los años que sigo la política como para confiar en el PSOE, me gustaría que cambiara, muchos son sus militantes de izquierdas, pero su cúpula, una y otra vez, ha demostrado que en caso de dudas, en las grandes decisiones, siempre se ha aliado con la derecha.
Resulta que mientras que en Baleares, Aragón y Valencia –en esta última comunidad, está casi cerrado el acuerdo— se está tratando de ir conjuntamente en la lista del Senado, entre el PSOE y las fuerzas de la confluencia, en Ferraz se niegan en redondo, desperdiciando una oportunidad única de conseguir una mayoría aplastante en el Senado.
La razón que esgrimen es infantil y débil. Hablan de que la confluencia mantiene el derecho a decidir entre sus premisas programáticas. Y olvidan, por un lado, que en 2012, ellos en Cataluña eran partidarios del referéndum, por otro lado, que están ya gobernando en ayuntamientos importantes y comunidades con partidos o coaliciones que están a favor de la consulta y, por último que prestaron dos senadores a Esquerra para que pudieran formar grupo el 20-D (¿??). Es más, ayer mismo, al mismo tiempo que Sánchez decía no al referéndum, el PSC entraba en el gobierno de la ciudad de Barcelona presidido por Ada Colau. ¿En qué quedamos? Aquí sí, allí no…
Yo intuyo otra razón, y no la cuestión del referéndum. Y es que, a pesar de que digan que su contrario es el PP, no es así. Si no quieren listas conjuntas en el Senado es porque no podrían, durante la campaña, dirigir sus ataques a la Confluencia Podemos-IU-otros, que es su verdadero objetivo. Sánchez y el PSOE van a dirigir sus ataques más agresivos en la campaña electoral –ya han empezado— a Pablo Iglesias, Alberto Garzón, Mónica Oltra, etc. Dejando al PP al margen, puesto que saben que el peligro del adelantamiento electoral viene de esa coalición.
Desgraciadamente el PSOE ya ha decidido. Prefiere a Ciudadanos –y veremos si también al PP--, antes que unirse con la izquierda. Ojalá que me equivoque, ya se verá a partir del 26 de junio.
De momento a las pruebas me remito, nunca han estado tan interesados en el devenir de Izquierda Unida, a la que siempre han despreciado, y ahora la ven entregada a los brazos de Podemos. Como si les importara de verdad. Y es que ven un futuro muy oscuro. Si la coalición de izquierdas consigue un buen resultado. Tendrán que decidir su futuro, ¿con Rajoy y C’s o con la izquierda? He ahí el dilema. Entonces tendrán que dar la cara, y una de dos, o se la partirán sus barones o lo harán gran parte de sus militantes.
Y mientras tanto, el Senado volverá a ser pepero. Gracias “compañero” Sánchez o debo decir: “compañera” Susana.
Salud y República
Fuente: Kabila