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La ley al servicio de la libertad: Prohíbir, exigir o regular

La ley al servicio de la libertad: Prohíbir, exigir o regular
Alfonso J. Vázquez 

La ley al servicio de la libertad: I.- Prohíbir, exigir o regular 

La ley,en los países democráticos, potencia la libertad del ciudadano al que reconoce como el único asiento de la soberanía. Su ejercicio colectivo se hace de modo directo en las varias unidades políticas que la historia ha consagrado como tales o a través de ellas en una democracia representativa.Su voto, al valer lo mismo,sin fraudes en la ley electoral, erradica los privilegios personales o históricos que atentan a la igualdad; sin el valor del voto no es igual,la “libertad”de las elecciones es una burla. 

La LOREG (05.06.1985) incumple el principio al convertir las provincias, un ente administrativo, en unidades políticas a efectos electorales al Congreso al atribuir en el art. 162.2. A cada provincia le corresponde un mínimo inicial de dos Diputados. Las poblaciones de Ceuta y Melilla están representadas cada una de ellas por un Diputado.3. Los doscientos cuarenta y ocho Diputados restantes se distribuyen entre las provincias en proporción a su población” Con ese fraude disimulado se necesitan 96.000 votos madrileños para obtener un Diputado, pero sólo 25.000 en Teruel. Es decir el voto de un madrileño vale 4 veces menos.¿Y qué pasa con el art. 14 CE78 que declara que todos somos iguales ante la ley? Que esta ley se carga la constitución. ¿Recuerdan al tramposo de Romanones? No ha muerto. “que ellos hagan las leyes y me dejen a mi los reglamentos”, decía 

Ese atropello a la igualdad ante la ley, que prohibe la CE78, es máximo en el caso del Senado. Los 5.000 ciudadanos dede la Isla de El Hierro eligen un Senador; en Madrid se necesitan 850.000 votos; es decir el voto de un madrileño vale 170 veces menos que el de un herreño. 

La historia esuna inacabada reconquista de la libertad individual original porque pronto fue atropellada por la fuerza de unos pocos sobre la mayoría. Ese abuso generó revueltas que al triunfar aumentaban la cuota de libertad y si eran derrotabas aplazaba el tiempo de su reconquista. Con avances y retrocesos de las revueltas de los plebeyos nacieron las XII Tablas y los tribunos de la plebe; la ciudadanía romana universal con Caracalla; el derecho del burgués a su representación en Cortes; el fin del atropello cuius rex eius religio aún vigente en tantos países; el derecho a la libre opinión sobre todo lo opinable ¿hay algo que no sea opinable?; el de todo hombre (mujer o varón) a no ser ni súbdito, ni siervo, ni esclavo; el delos varones, incluso los pobres, a elegir a sus gobernantes que luego incluyó a las mujeres, eternas siervas de sus padres, hermanos y maridos; aún hoy no es universal el derecho a casarse con quien se quiera negando, que es la mente la que define al ser humano encerrado en una anatomía; el fin del inicuo “derecho divino” que ocultaba el“atropello humano”de los reyes absolutos en sus dictaduras absolutas. Hoy todavía permanece ese atropello, aunque atenuado. 

Llevado al terreno político,lo real es que ninguna frontera actual es igual a la de hace un siglo. La esencia de esa realidades su mutación en busca del progreso y la felicidad del ser humano; unignoto camino lleno de constantes retrocesos, pero con una permanente trayectoria de progreso. 

Las leyes, más o menos democráticas, ninguna constitución lo es totalmente,sigue a la realidad. Aun si se quieren anticipar a ella, el caso de la UE es paradigmática, se ve obligada a tener que modificarse para acomodarse a la realidad emergente que tiene su propia dinámica. 

En todos y cada uno de los regímenes político hay “un discurso racional”. Parte de un dogma, punto de apoyo, pero hay dogmas muy diferentes: el respeto a los privilegios divinos, el respeto a los privilegios de la historia, el respeto a los privilegios que toda revolución genera cuando acaba con los del régimen previo o el respeto a la igualdad y a la liberta único dogma democrático que respeta la esencia del ser humano. 

Siendo infinita la clasificación de lo que debe ser una ley,hay dos extremos conceptuales y una amplia y difusa zona intermedia. La ley tiene un fin prohibitivo de conductas, un fin impositivo de conductas o un fin regulador de conductas. Sólo en este último casose legalizan las conductas del modo más amplio posible en el ejercicio de la libertad limitando sus aspectos de prohibición y los obligatorios a la protección de los derechos fundamentales porque su atropello haría del ciudadano libre un súbdito, un siervo, un esclavo, según fuera la magnitud del atropello de su libertad. 

Todos los regímenes políticos utilizan nombres que no siempre coinciden con el ordenamiento jurídico real. Los clásicos son las dictaduras, regímenes donde hay privilegios para unos pocos; en las democracias se pretende que todos los ciudadanos sean iguales ante la ley.No hay ninguna, pero así se denominan las dictaduras donde hay menos privilegios (se llamen reinos o repúblicas) pero también algunos regímenes donde hay muchos (Corea del Norte, Israel, Arabia Saudí, etc.). En todos se niega que se atropellen los derechos fundamentales pero se justifican los privilegios o porrazones históricas;o por razones revolucionarias; es decir, con razones fraudulentas. El privilegio no debe existir nunca. 

Lo que más diferencia a unos de otros es la posibilidad de modificar la norma constitucional. Los que lo prohíben ofrecen como única forma de progreso la revolución; los que la permiten ofrecen como fórmula de progreso la evolución; un tertium genus los que permiten modificarla de modo imposible en la práctica, al ser ello un fraude de ley caen en el primer grupo. 






La ley al servicio de la libertad: II.- ¿Es democrático ilegalizar la secesión? 

El paso de las cartas otorgadas, a las constituciones permite que haya reinos a cuyos súbditos se les declara el asiento de la soberanía libres e iguales ante la ley. No lo son;siguen viviendo bajo privilegios “históricos antidemocráticos”. No todas las constituciones, la CE78 no lo hace, declarara los límites del Estado. Antes,como cualquier campesino, el Rey era dueño de “fincas” (reinos) heredadas, incluidos sus súbditos “libres”, y sus siervos que sin su autorización no podían salir de sus territorios; eran “su mano de obra”, como lo eran los animales y los esclavos que heredaban. 

Todo ha cambiado, pero mucho sigue igual. Antes no se rechazaba al inmigrante porque era una fuente de riqueza; fuera un adulto o una familia completa,con su trabajo enriquecían a “su” soberano sin haberle costado nada: ¡era un regalo! Hoy, en los países “democráticos y progresista defensores de las libertades y de los derechos fundamentales de los seres humanos” se rechazan esos regalos y aun se procura que se pierdan por el camino; es decir, que se mueran antes de llegar. 

Dentro de este contexto hay que plantearse si en esos mismos países más desarrollados es democrático promulgar una ley que prohíba la independencia de las personas y territorios.A título personal si se cambia de nacionalidad, se mantiene la propiedad de los terrenos del antiguo Estado, pero es necesario ser nacional de algún Estado; ser apátrida es muy difícil, aunque a diario nacen personas sin nacionalidad, sobre todo en países en guerra o porque no en todos los países las mujeres pueden transmitir su propia nacionalidad a sus hijos. Esto lo regula la Convención de 1954 sobre el Estatuto de los Apátridas que no todos los países han firmado y que no todos los firmantes cumplen. La nacionalidad es un derecho que se nos impone al nacer según ciertas reglas; con ellas, al mismo tiempo, se nos priva del derecho a tener otra;las “razones” son geográficas, de filiación y raciales. 

Algunas constituciones prohíben, todas dificultan, que las personas que viven en un territorio del Estado se independicen. Que lo dificulten es lo natural. La historia ha creado unosEstados más o menos plurinacionales fruto de mil y un pactos que merecen ser respetado: pacta sunt servanda, o de un atropello finalmente “legalizado”. Entendemos por naciones o pueblos a todo colectivo que se identifica a sí mismo como políticamente diferente de sus vecinos en sus tradiciones, costumbres y, algo a lo que no se presta mucha atención,en su forma de divertirse que muchas veces eslo que más nos separa, pues también es lo que más nos une.Eso va desde una aldea hasta un Estado complejo. 

¿Es democrático prohibir “legalmente” la secesión de los territorios de un Estado? El Estado es una realidad que el derecho internacional ha construido sobre la base del derecho civil.El fundamento del Derecho Civil es que no hay pacto, hijo de la libertad, que no pueda ser revocado;por tanto, y esto es una realidad experimental, no se puede ilegalizar la secesión territorial. Otra cosa es que se pueda hacer atropellando los derechos de nadie sino cumpliendo unas reglas que los protejan.Toda revocación de un acuerdo exige una compensación al perjudicado por ella. A diario vemos como las herencias se resuelven en sede judicial porque un heredero pretende beneficiarse de los demás. Por igual razón se debe permitir la secesión de la herencia del Estado común, pero proporcionalmente. Hasta los jugadores de fútbol tienen que indemnizar a su club si rompen el contrato que tenían con él. 

La prohibición legal de la secesión se disfraza de“democrática”,pero no lo es. Lo dice el art. 1051 CC: Ningún coheredero podrá ser obligado a permanecer en la indivisión de la herencia, a menos que el testador prohíba expresamente la división.Pero, aun cuando la prohíba, la división tendrá siempre lugar mediante alguna de las causas por las cuales se extingue la sociedad.El derecho de los reyes absolutos a conservar “sus fincas”, “heredadas” o “robadas” al vecino por la fuerza no es el mismo que el de un Estado que declara que “la soberanía reside en el ciudadano de donde emanan todos los poderes del Estado” (art. 1.2CE78). Esta realidad jurídica, ¿o es otro engaño de la CE78?, de que el ciudadano está por encima del Estado, y no al revés, exige una forma de interpretar las leyes: la ley está al servicio de la libertad del ciudadano, no al revés 





La ley al servicio de la libertad: III.-La prohibición engendra la revolución. 

Toda convivencia que no descanse en la libertad individual engendra la revolución del que siente el atropello de su libertad. Sin ella el ser humano deja de serlo para ser súbdito, siervo o esclavo.La libertad,como todo, tiene un precio aunque a veces sea tan alto que nadie lo pague. A diario hacemos una cesión de uso de nuestra libertad en un sistema democrático representativo.Esa cesión, por ser libre, se puede revocar. A sen su contrario, si esa cesión de uso nuestra libertad no es libre somos reclusos por falta de libertad. Un sistema que prohíbe cambiar de opinión hace inestable al régimen. Un país cuya constitución ilegalice una vía pacífica para la secesión fomenta la alternativa violenta.En Europa hubo personas que viviendo en su misma aldea vieron cambiada su nacionalidad hasta 8 veces sin haberse movido de su sitio. Antes los reyes se regalaban “sus fincas”como hacían los campesinos como dote al matrimonio de sus hijos, por cerrar otro negocio, o se apropiaban de ellas violentamente tras una guerra más o menos larga y cruenta donde el rey participaba desde casa. El caso de América y de todos los imperios es evidente.También el de España. 

Aragón se independizó del Reino de Navarra y se convirtió en Reino; los condados catalanes se incorporaron al Reino de Aragón cuando Petronila engendro un hijo de Ramon Berenguer; Lérida dejó de ser aragonesa porque Jaime I así lo decidió; Castilla se independizó de León; mediante pactos matrimoniales acabo unificándose el Reino de León con el de Castilla; los reinos de Valencia y Mallorca se incorporaron al de Aragón por conquista; también todos los demás reinos moros se incorporaron al de Castilla; Navarra fue conquistada por Fernando de Aragón; luego se perdería la transpirenaica; Portugal se independizó de Castilla y fue uno de los reinos más prósperos del medievo europeo. Aunque brevemente se unieron ambos reinos con Felipe II,esa unión acabo re-fracturándose. 

Dentro de Europa hubo de todo. Aparte la creación de Italia y Alemania, Suecia y Noruega pactaron su separación;también Chequia y Eslovaquia;Andorra fue independiente tras un pacto a tres; Schleswig-Holstein, de reciente actualidad,decidió, en paz, ser parte de Alemania y no de Dinamarca; Alsacia y Lorena también decidieron si querían ser francesas o alemanas. Sólo Yugoeslavia nos ha avergonzado a todos los europeos con su forma de desmembrarse, genocidio mediante. 

El poder, aún el más ridículo, el paradigma es el del Presidente de una Comunidad de Vecinos, no esque transfigure al que lo ejerce, lo que ocurre es que le permite revelar como lo que era. Dice la conseja: “si quiere saber como es tu amiguillo, dale un carguillo”. Sólo quien ven en el otro a un igual ejerce el poder con pactos interiorizando aquel “prohibido prohibir” de mayo del 68. 

L’Etat sommes nous!, diríamos parafraseando a Luis XIV. Un Estado somos sus ciudadanos. El Estado nace por su reconocimiento inter pares como una unidad política autónoma y con derecho al pacto inter pares. La mayor parte de los Estados, salvo los mini-Estados, tienen subestructuras políticas algunas de las cuales fueron en algún momento sujeto de derecho internacional,aunque la mayoría no. Sus ciudadanos, herederos de esa realidad histórica,tienen o no disposición a conservarla, salvo en los Estados dictatoriales donde no hay ciudadanos ni libres, ni iguales, ni solidarios. 

Es cierto que el pasado condiciona el presente; pero es el hombre libre (mujer y varón) quienhacen de esa herencia un futuro de convivencia democrático elegido en libertad. 

La ley al servicio de la libertad: IV.- Números primos entre sí. 

Allí donde no hay libertad nace la violencia; es una alternativa con un coste muy alto en su valor económico, pero sobre todo vital. Bajo la violencia el valor de la vida se esfuma súbitamente.Potenciarla evolución evita la revolución. Esa es la tarea de un Estado democrático. Las leyes que cambian la realidad cotidiana se aprueban por simple mayoría; para modificar las que afectan a asuntos esenciales se exige una mayoría cualificada más o menos elevada según la trascendencia del cambio, pero siempre compatible con el respeto a la libertad. 

Se suele establecer un período de mandato de 4 años para el Presidente del Gobierno, el Presidente de una Autonomías y aún para el de un Municipio o Cabildo. Es bastante para ejecutar lo que prometió. Un período de 7 años es frecuente para la elección del Jefe del Estado cuya actividad está menos forzada por la urgencia que un Gobierno. El ser 4 y 7 primos entre sí permite a los electores forzar una cohabitación entre ambos poderes del Estado. Así,el Presidente del Gobierno estaría o no bajo el control, de distinta naturaleza, del Jefe del Estado y del Congreso. Un control del ejecutivo muy positivo ante el riesgo de su deriva autoritaria, como la que se aprecia en todo poder ejecutivo. 

El reconocimiento de la soberanía del ciudadano incluye el derecho a la anexión de territorios del Estado,si ambas partes quieren, o de secesión que debe poder plantearse con intervalos no menores de 15 o 25 años, porque no es razonable que sea objeto de continuos cambios de opinión. Aprendamos del Brexit. Es una frecuencia compatible con el ejercicio de la libertad soberana del ciudadano a cambiar de opinión sobre un asunto tan trascendente, que por ello La alternativa de ilegalizarlo emponzoñar la vida cotidiana; eso es un claro desvalor que ofrece tensión, no solución. 

Cuando surge un problema de convivencia lo razonable es que hayauna vía de solución jurídica y democrática real; ni una ficción jurídica inalcanzable, rayana en el fraude de ley, ni una solución trivialsi son asuntosde trascendencia. Una realidad política de convivencia que ha pervivido en escenarios políticamente tan distintos durante siglosrevela que tiene un respaldo de continuidad. Modificarla exige un respaldo cualificado, aunque siempre, en el límite, un voto decida entre el SI y el NO. 

En todas las sociedades humanas, sean de socios individuales o de colectivos, hay una norma consensuada para tomar las decisiones que resuelven los conflictos. Así, se centra la discusión en lo que se quiere cambiar,en el análisis del beneficio/perjuicio de cada opción,y no en el derecho a cambiar la realidad, algo que es inherente a la libertad. Así, se discutirá la corrección de los datos en favor de cada opción que deben incluir el pago delas deudas compensatorias a la parte perjudicada, si triunfara la secesión, la garantía de su cobro, el reparto del patrimonio y obligaciones que dicho reparto implica, las consecuencias jurídicas, administrativas, económicas, para cada ciudadano, etc. No todos los miembros de un colectivo están dispuestos a pagar cualquier precio por un beneficio. Por eso se exigen, según se acuerde, mayorías cualificadas de 2/3 o de 3/5 para tomar ciertas decisiones 

Un régimen político que presuma de democrático no puede ilegalizar el derecho al cambio porque atentaría contralos derechos fundamentales que hasta son opinables.Hoy se reconocen los que hace no mucho eran ilegales y aún delictivos. Los ciudadanos, asiento de toda soberanía; ya no somos “quasimodo geniti infantes”, balbuceantes recién nacidos; no necesitamos la “tutela” de nadie. 

Pero por eso, antes de todo, es imprescindible una ley electoral democrática donde cada voto valga lo mismo.El fraude de la ley electoral hecha por UCD para ganar en las primeras elecciones ya ha producido bastante daño. No es democrático que unos pocos representen a unos muchos en los Parlamentos autonómicos, en el Congreso y sobre todo en el Senado. Sin prohibir nada, pero con una ley electoral donde cada voto valgo lo mismo,mucho problemas apoyados en el fraude de la actual fraudulenta ley electoral falta de representatividad carecerían de respaldo democrático. 

Las provincias son meras unidades administrativas obsoletas en el sigo de la tecnología de la comunicación.Las unidades electorales políticas naturales son los Cabildos y Municipios y las Autonomías a la hora de establecer el sujeto del derecho colectivo a decidir y de identificar las circunscripciones en la ley electoral.Ahí está el caso internacional de Llivia y los varios autonómicos. 

La ley al servicio de la libertad: V.- ¿Son corruptos los Diputados o son corruptos sus votantes? 

Ya lo dijimos en nuestra primera reflexión. No se puede seguir viviendo bajo el fraude de una ley electoral que no respeta la igualdad del valor del voto de cada ciudadano. El escándalo del valor del voto 3 veces superior en el congreso en Teruel que en Madrid o el mucho más escandaloso de El Hierro frente a Madrid en el Senado 175 veces superior tiene que acabar. El Gobierno es víctima de esta situación con un Senado ilegítimo, pues la ley electoral es ilegítima por inconstitucional (art. 14). 

Y si el Gobierno no quiere hacerlo, lo cual sería un mal índice ético, esperemos que haya algún partido con representación en el Congreso que presente una propuesta de ley para conseguir el principio básico de toda democracia: que todos los votos valgan lo mismo. Sin ella, la situación es similar a cuando había voto censitario. Me da igual que mi voto no valga nada a que valga 175 veces menos que el de otra persona que vive en El Hierro. La burla es la misma 175 es casi el infinito. 

El Congreso se podría salvar sólo con que hubiese un partido decente; por no existir un justo Nínive fue destruida por el dios de los judíos. Todos los ciudadanos decentes, ¿somos o no mayoría?, votaría al que pusiera en práctica el art. 14 CE78 “todos los ciudadanos somos iguales ante la ley” dando fin al fraude de los cerdos de “Rebelión en la Granja” “pero algunos son más iguales que otros”. 

El resultado es disyuntivo. Si la mayoría de los Diputados son democráticos, votarán a favor de esta modificación de la ley y en las próximas elecciones podríamos presumir - ¡sin fraude de ley! - que las elecciones al congreso y al Senado son democráticas, lo cual es un buen comienzo. 

Lo maravilloso de la presentación de esta propuesta es que sería un éxito,aunque la mayoría de los Diputados demostraran su falta de ética democrática y quisieran continuar con la vigente y fraudulenta ley electoral. Entonces el poder de decisión pasaría a los ciudadanos que en las siguientes elecciones podríamos votar a favor o en contra de los partidos que se opusieron a una ley electoral democrática. Es decir, podríamos ejercer esa soberanía que nos reconoce al poder elegir a los Diputados que nos representen como reconoce en parte el artículo 1.2 CE78,aunque aún no al Jefe del Estado 

El asunto es claro, si la mayoría de los españoles, españolas incluidas, por favor, somos democráticos la mayoría de los Diputados electos, incluso con esta ley electoral corruptamente antidemocrática, pertenecerían a los partidos que votaron a favor de cambiar la ley por otra que fuera democrática. En esas condiciones el Congreso dispondría de la mayoría suficiente de Diputados para poder modificar la actual fraudulenta ley electoral por una que fuera democrática. 

Alguien puede decir, y no sin razón, que se corre el riesgo de que la mayoría de los españoles, españolas incluidas, siguieran eligiendo a los de los partidos corruptos que quieren una ley electoral fraudulenta que incumple el art 14 CE78 porque “legaliza la desigualdad de los españoles”. Pero eso no es un riesgo; es un ejercicio de transparencia democrática. Quedaría claro que la mayoría de los españoles no quieren democracia; lo que le va es el abuso de unos pocos sobre unos muchos. Quizá esperan llegar a ser algún día parte de los abusadores o, todavía más cómodo, que alguno de los corruptos elegidos por el les quiera hacer un favor “legal, por supuesto”, pero indecente. 

Es decir, descubriríamos una verdad que a algunos nos negamos a aceptar: Europa empieza en los Pirineos, y pido perdón a los portugueses; ellos siempre han sido más europeos. Descubriríamos que los partidos que quieren una fraudulenta ley electoral eran los únicos que verdaderamente representaban a la mayoría de corruptos que les votaban año tras año.Con ello no es que los demás cejáramos en nuestro intento de modificar esa oprobiosa realidad, pero al menos dejaríamos de gritar ante el Congreso “no nos representan” porque “si nos representan”, no a título individual, en España hay gente decente, sino a título colectivo, como un pueblo de corruptos 

Valdría la pena intentarlo.Una ley electoral democrática ayudaría a la solución legal del “problema catalán” fruto de esta fraudulenta ley electoral. La mayoría de los catalanes no ha votado a los partidos independentistas, pero fruto de esta fraudulenta ley electoral hay una mayoría de representantes independentistas en el Parlamento catalán. Se trata, ni más ni menos, que la misma mayoría fraudulenta que tiene el PP en el Senado; ¡pero legal porque el fraude está en la ley electoral! 

Hacer trampas, sólo beneficia a los tramposos. Claro que si son mayoría …. Habrá que aplicarse más para conseguir que sean minoría. Lo dijo Costa en el S. XIX: escuela y despensa educando en ética.

Alfonso J. Vázquez | Unión Republicana

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