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El momento político de España visto por Bernardo Giner de los Ríos y Félix Gordón Ordás (Diciembre 1932)

Bernardo Giner de los Ríos y Félix Gordón Ordás
Bernardo Giner de los Ríos, diputado a Cortes por la provincia de Málaga

Evidentemente el momento político actual es grave, no porque haya que temer nada contra la República, que considero definitivamente consolidada, sino por el peligro que puede representar para la futura gobernación del Estado que, después de tantos meses de Parlamento, no se hayan formado ya en la Cámara los grupos republicanos de izquierda, de centro y aun de derecha que constituyan la garantía para el futuro, cuando los socialistas consideren llegado el momento de cesar en su participación en el Gobierno.

Esta situación, como republicano de toda la vida, la lamento y, desde el principio, modestamente, pero con todo entusiasmo, he venido trabajando en pro de la formación de estos potentes núcleos republicanos, no habiéndolo conseguido, como tampoco el grupo parlamentario a que pertenezco, quizá por la modestia de nuestras voces.

Este fenómeno es el único que me preocupa y que me alarma, tanto más cuanto que se comienzan a apreciar síntomas de descomposición en la mayoría gubernamental, producto, quizá, del cansancio y del agotamiento, con excepción (sería injusto no consignarlo) de la minoría socialista, que sigue siendo ejemplo de lealtad y de unión, tanto más de tener en cuenta si se considera que su incondicionalidad muchas veces es a costa de sacrificios de sus postulados.

Por lo demás, los que hemos colaborado modestamente al advenimiento de la República, pero con toda decisión y entusiasmo, no podemos temer los ataques de los extremistas, que, caso de que se repitan, fracasarán siempre ante el fuerte espíritu republicano.


Félix Gordón Ordás, diputado a Cortes por la provincia de León


Yo veo hoy el momento político como una marcha ascensional hacia la plenitud revolucionaria. Así lo he visto antes de hoy; así lo veré también después de mañana. Y es que no somos los hombres capaces de detener un fenómeno de biología social tan definido como el que estas horas magníficas nos impulsa a los españoles.

Aunque no se quisiera, la revolución seguiría: dentro de la ley, mientras la ley sirva a la revolución; fuera de la ley, si dejara de servirla. Es un hecho fatal.

¿Encauzar la revolución? Eso prueba una previsión sagaz. ¿Contener la revolución? El solo intento revelaría una insensatez mayúscula. La revolución canalizada será una cosa fecunda; la revolución contenida se desbordará trágicamente. De todas maneras, lo que ha de ser será. ¿Para qué jugar, entonces, en un asunto tan serio?

¡Vía legal, amplia y profunda para la revolución política, social y económica que vivimos es lo único que puede hacer fecunda la torrentera!. Si nos perdiéramos en divagaciones políticas de tipo revolución francesa, como quieren ahora los reaccionarios irremisiblemente perdidos. Por fortuna, los hombres más responsables de nuestra República saben que el problema de hoy no es el problema de ayer, y sin hacer caso de pazguatos aspavientos van realizando la obra precisa, y yo confío en que la den pronto mayor extensión y más intensidad para servir mejor al interés revolucionario.

Los conservadores, que esperan que el momento político actual se desenlace con un derrumbamiento de las izquierdas gobernantes, no demuestran poseer una gran perspicacia política. Si estos hombres se fueran no sería ciertamente para ser sustituidos por otros hombres más templados, sino por otros hombres más audaces. Hacia adelante es posible hoy hacerlo todo; hacia atrás, ni por la violencia se podrá hacer hoy nada.

Por eso la única manera que tienen por ahora de demostrar que son conservadores los políticos republicanos de este matiz consiste en contribuir con todas sus fuerzas a conservar en el Poder al actual Gobierno, porque deben convencerse de que por muy radical que les parezca es el más conservador que puede haber en España durante mucho tiempo. 

Entrevistas publicadas en Heraldo de Madrid, el 12 de diciembre de 1932

Transcrito por el Equipo de redacción de Eco Republicano


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