Víctor Arrogante
Hace unos años reflexionaba sobre el acontecimiento
histórico ocurrido hace 527 años, cuyas consecuencias todavía colean. Hoy con
polémica incluida, entre quienes ven que el 12 de octubre se conmemora un genocidio,
en alusión al llamado "descubrimiento de América", y los que
entienden que "hablar de genocidio cultural solo se puede hacer desde la
indigencia cultural" y desde la falsedad histórica digo yo.
El 12 de octubre se celebra el Día de la Fiesta Nacional, declarada
por ley 8 de Octubre de 1987. En su exposición de motivos dice:
"La fecha elegida, simboliza la efemérides histórica en la que España, a
punto de concluir un proceso de construcción del Estado a partir de nuestra
pluralidad cultural y política, y la integración de los Reinos de España en una
misma Monarquía, inicia un período de proyección lingüística y cultural mas
allá de los límites europeos". Lo cierto es que el 12 de octubre
representa el franquismo fraticida, un expolio y un genocidio de los pueblos
indígenas, así como la imposición por la fuerza de la religión católica. Nada
que celebrar.
Quién expuso los motivos de la ley, recordó el
"Descubrimiento de América", pero se olvidó de la Constitución de
1978, que en aquellos momentos era apoyada de forma mayoritaria por el pueblo
soberano, así como consensuada en las Cortes Generales. El hecho histórico
significativo de entonces, era el fin de una dictadura y el descubrimiento de
la democracia. Según Tzvetan Todorov, la tal fecha, "significó el
encuentro de dos mundos humanos que se habían desarrollado independientemente,
sin que uno conociera la existencia del otro". Permítanme que presente
aquellos hechos a mi manera. Con respeto, sin dramatismo y una rayita de humor.
Así fue el acto del descubrimiento, que fue conquista.
Los Reyes Católicos, una vez conquistado el reino de
Granada, sin saber muy bien que hacer más, deciden apoyar al navegante Colón,
que les presenta un proyecto, poco claro –pero no tiene otro–, para llegar a
Oriente por una nueva ruta y favorecer el mercado de la seda y las especias,
que era una ruina, al verse colapsado en Europa, por la conquista de
Constantinopla por los turcos y la islamización de los tártaros. Como hacía
algún tiempo que había quedado demostrado que la Tierra era redonda, el genovés
Colón, provisto de mapas y su propio criterio, entendió, que si en lugar de
tirar a la derecha, tiraba a la izquierda, llegaría al mismo punto "0",
esto es, llegaría a Asia por Occidente, sin bordear África. Y no se lo pensó
más.
Los Católicos, en
las Capitulaciones de Santa Fe, concedieron al navegante –a futuro– el título
de almirante, virrey y gobernador general de todos los territorios que descubriera
o ganase durante su vida, un tercio de los beneficios y un diezmo de las
mercancías. Con dinero fresco y corta tripulación, en Tres Carabelas zarpo,
perdiéndose en los mares océanos atlánticos. Como ya es sabido calculó mal, al
no tener en cuenta el continente que había por medio; y mira que lo había dicho,
siglos antes, San Isidoro de Sevilla: "Además de las tres partes del
mundo, existe otro continente, más allá del océano". Lo llamaron Indias
Occidentales, por distinción de las Indias asiáticas.
Colón siempre creyó que había llegado a Asia. Murió sin
saber que había arribado, a otro continente desconocido por los europeos. La
suerte estaba de su lado. Después de motines, tiras y aflojas con la
tripulación, que quería volver por donde habían venido, el 12 de octubre,
visaron tierra. Pero no la esperada. Ni India ni China ni Japón ni sedas ni
especias ni las joyas de las que Marco Polo habló.
Los marineros de una de las Carabelas, desembarcaron en una
playa de finas arenas y aguas coralinas, con cascos, lanzas, flechas, arcabuces
y cruces en ristre. No sabían que estaban en la isla Guanahani, en las Bahamas.
El adelantado, que hacía las veces de
portavoz e intérprete, por su don de lenguas, se dirigió a un hombre –el recibidor–, que se había adelantado de
entre los muchos que se encontraban en la playa.
Parece nativo, pensó el marino (del pueblo Taíno). Cubierto
con taparrabos y plumas al pelo, tendió las manos. Alejadas, las mujeres, con
las tetas al cálido aire caribeño.
–Ustedes son de aquí, ¿verdad?–. Sin perder de vista a las
mujeres.
–Pues sí señor, ¿de donde si no?; y ustedes de donde vienen–.
Con sonidos guturales y gestos teatrales se iban entendiendo. Al portavoz se le
hace un nudo en la garganta, recordando el terruño extremeño que había dejado
atrás.
–Venimos de la España de la Monarquía unificada (que no era
tal) por los Reyes Católicos nuestros señores, que dios todopoderoso y misericordioso
(que no estaba demostrado) los tenga en vida muchos años, la virgen del Rocío
nos proteja a todos (que era como un talismán) y el Papa de Roma (que era de Xátiva) nos bendiga con sus plegarias–.
El nativo entendió poco, pero lo suficiente, como para darse
cuenta de que los barbudos desembarcados traían poco de bueno.
–Sean bien venidos a nuestra tierra ancestral, nuestras
casas, nuestra cultura, nuestros alimentos y todo lo que poseemos–. Haciendo un
gesto con los brazos, abarcando todo el espacio.
–Bueno, que le decía, que como les hemos descubierto, nos
quedamos con todo, como precio de la evangelización y castellanización, que les
vamos a hacer por los siglos de los siglos; nos quedamos incluso con las
mujeres–.
–¿Descubiertos? Pero si nosotros estamos aquí desde hace mucho
tiempo; somos nosotros quienes les hemos descubierto a ustedes, que estaban
perdidos por estos mares del dios agua,
de isla en isla, sin saber donde atracar–.
–¿Atracar?, pues aquí mesmo.
Arriba las manos, esto es un atraco–.
–De todos modos, lo llamaremos descubrimiento (que fue un
saqueo)–. Dijo el almirante Christophorus
Columbus desde lo alto de la vela.
Más tarde llegó lo del meridiano 46 y el reparto del botín
entre España y Portugal, bajo los auspicios del Papa Alejandro VI, que dijo hacerlo
en representación del altísimo. Entre los países europeos no gustó el reparto y
al cabo del tiempo se lo cobraron con creces.
Indistintamente de cómo se desarrollara la primera
conversación entre el adelantado y el
recibidor. El discurso de la
hispanidad ha esta contaminado por el franquismo. Hay que cuidar los vínculos
con América Latina y modernizar la fiesta. Sería razonable, que se traslade al
6 de diciembre, Día de la Constitución. El portavoz de Compromís, Joan Baldoví,
argumentó que el 12 de octubre se ha convertido en una fiesta "un poco
vieja, desfasada y antigua" y no cree que "sacar el Ejército a la
calle sea la mejor forma de festejar el hermanamiento con los países
latinoamericanos", ni con ningún otro, digo yo.
Este año, la izquierda se ha vuelto a borrar de la Fiesta.
Para Pablo Iglesias no hay "nada nuevo, nada distinto en esta ocasión
respecto a las anteriores", que le haga cambiar su postura tradicional.
Este año además coincide con la precampaña electoral. Iglesias no acudirá ni al
desfile de las Fuerzas Armadas ni la posterior recepción del Rey Felipe VI en
el Palacio Real. En esta ocasión, parece que Podemos es el único partido de los seis grandes que
no se ha envuelto en la bandera rojigualda para sacar rédito en las urnas. Estos
son los slogan españolistas: "Ahora, España", el PSOE; "España
siempre", Vox; "¿Izquierda o Derecha? España", el PP; "España
en Marcha", Ciudadanos. Se les llena la boca de ¡España! y no se acuerdan
del bien estar ciudadano.
El 12 de octubre constituye simbólicamente el inicio de una
ocupación político militar que tuvo como resultado el exterminio de más de
80 millones de personas y la esclavitud. La colonización supusopara los pueblos ocupados la destrucción de su sistema político, la represión de suespiritualidad y sus sistemas culturales, que devino en pérdida de diversidad
para el conjunto de la humanidad. La colonización, significó un sometimiento
aún mayor de las mujeres indígenas, que sufrieron violaciones masivas como
parte de la estrategia de dominación. La colonización instauro estructuras político-sociales
profundamente racistas y discriminadoras que se mantienen hasta hoy y que son
la base de las principales desigualdades, conflictos armados, violaciones de
derechos humanos y de la situación de vulnerabilidad de las poblaciones
indígenas.
El doce de octubre se celebra en España el Día de la Fiesta
Nacional. En Latinoamérica, el doce de octubre es más polémico. El
Día de la Raza es el nombre tradicional, que suele variar de un país a otro.
Los nativos quisieron dejar de reconocer de manera intencionada la supremacía
de la raza hispánica frente a la indígena. Entendieron los acontecimientos como
el encuentro entre dos mundos; con el reconocimiento a los que fallecieron
durante la colonización y la diversidad cultural que dejó, como consecuencia del
cruce de europeos, americanos y africanos en el nuevo mundo.
El 12 de octubre no se descubrió nada, sino que comenzó una
conquista, que exterminó a millones de personas, que estableció una jerarquía
racial y significó un enorme saqueo de recursos naturales, expolio de tierras y
de la cultura de los pueblos indígenas, cuyas consecuencias todavía se dejan
notar entre los países Latinoamericanos y Caribeños. Nada que celebrar.
Víctor Arrogante
En Twitter @caval100
Víctor Arrogante, profesor y analista político, colabora en Eco Republicano desde 2013
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