El 10 de agosto de 1932, el general José Sanjurjo inicia en Sevilla un intento de golpe de Estado para derrocar la II República bajo el entonces gobierno republicano de izquierdas que presidía don Manuel Azaña.
La intentona golpista fracasó y los protagonistas son detenidos y encarcelados. El general Sanjurjo es condenado a muerte, pero finalmente el Tribunal Supremo le conmuta la pena por cadena perpetua. Posteriormente bajo el gobierno conservador de Alejandro Lerroux, logra la excarcelación y Sanjurjo logra que se le reintegren todos sus derechos como general. Tras la sentencia, Sanjurjo y su familia se exilian voluntariamente a Estoril (Portugal).
En febrero de 1936, surgen rumores de que el general Sanjurjo tiene la intención de presentar una candidatura a la Presidencia de la República. El reportero de la revista gráfica 'Estampa', Leopoldo Bejarano, se trasladó al país luso para entrevistar a Sanjurjo. Allí le recibió el militar, quien le negó tales afirmaciones dando al periodista su "palabra de honor". Curiosa la apelación al "honor" de un militar que en abril de 1931 prometía por su "honor" servir fielmente a la naciente República y en agosto de 1932 daba un golpe de Estado contra ella.
Las palabras de Sanjurjo resultaron "papel mojado" y la historia volvió a repetirse, ya que José Sanjurjo fue uno de los militares que apoyaron el golpe de Estado de julio de 1936 contra la República y estaba previsto que fuera el comandante en jefe del bando sublevado al inicio de la rebelión. Sin embargo, el día 20 de julio de 1936, el militar tuvo un trágico desenlace cuando iba a coger un avión para trasladarse a la zona facciosa y tomar el mando, la aeronave sufrió un accidente en el despegue y falleció. Al igual que el accidente de aviación que sufrió el general Emilio Mola, los investigadores guardan ciertas dudas en torno a estos supuestos accidentes que plantean innumerables incógnitas, ya que tanto Mola como Sanjurjo eran los mayores competidores de Franco.
Volviendo a la entrevista, Sanjurjo relata un interesante episodio que vivió durante un viaje a Gibraltar y Algeciras. Al parecer Sanjurjo estaba siendo vigilado por el jefe de la policía de Cádiz, quien debía informar al Gobierno de Madrid de todos los movimientos del general. Durante la estancia en el Hotel, Sanjurjo advirtió la presencia del policía, que resultó ser un viejo conocido y mantuvieron la siguiente conversación:
Policía: "Muy buenos días, mi general"
Sanjurjo: "¡Caramba, Fagoaga! ¿Cómo usted por aquí?"
Sanjurjo: "¿Qué? ¿Viene usted por mí?..."
Policía: "Tengo ordenes terminantes de vigilar a usted y de dar cuenta de sus pasos. Preocupa mucho este viaje de usted y su permanencia en el Peñón".
Resulta grotesco que el policía diera a conocer sus intenciones y desconocemos el informe que realizó -si es que hizo alguno-. Durante la Guerra Civil, Fagoaga fue cesado de sus funciones por el Gobierno de la República, según detalla la Gaceta de la República de 21 de noviembre de 1936. Posteriormente, en 1944 en el BOE aparece un Decreto firmado por Francisco Franco, en el que se nombra Fernando Fagoaga como Comisario General de Orden Público de la Dirección General de Seguridad.
Como dato curioso, en 1943 el periodista Leopoldo Bejarano, fue detenido, juzgado y condenado por el franquismo a 12 años y un día de prisión.
Equipo de redacción de Eco Republicano