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La invasión francesa, el origen de "La Pepa" y el feroz absolutismo de Fernando VII

José Bonaparte y Fernando VII
El 27 de octubre de 1807 se firmó el Tratado de Fontainebleau que establecía el reparto de Portugal entre Francia y España. A raíz de este acuerdo, en noviembre de 1807 el rey de España, Carlos IV de Borbón, permitió la entrada de tropas francesas en el territorio español con el fin de que éstas atacaran Portugal. Napoleón Bonaparte aprovechó la situación para atacar al país luso e invadir España.

Tras esta desastrosa decisión, el 7 de mayo de 1808 en la ciudad francesa de Bayona, el rey Carlos IV, apodado «el Cazador» y su hijo Fernando VII, apodado «el rey Felón», renunciaban al trono de España en favor de la familia Bonaparte.

El 6 de julio de 1808, Napoleón concedía a España su primera Constitución, en la villa francesa de Bayona, destinada a regir una nueva Monarquía satélite del Imperio francés a cuyo frente colocaba a su hermano José I Bonaparte. 

La presencia de tropas extranjeras en España provocó numerosos incidentes y episodios de rechazo, precipitando una heroica insurrección popular contra los franceses. La mayoría de españoles no reconocían la figura de José I Bonaparte como su rey. Durante la Guerra de la Independencia (1808-1814) se crearon las Juntas provinciales y locales de Defensa frente a la invasión francesa y las Cortes españolas se vieron obligadas a trasladarse a Cádiz en septiembre de 1810.

La delicada situación política por la que atravesaba el país, el vacío de poder provocado por la ausencia de Fernando VII y la invasión napoleónica, otorgaron un mayor protagonismo a las Cortes de Cádiz que serían depositarias del poder de la Nación, erigiéndose como poder constituyente y de resistencia tenaz a la invasión gala. Durante este período la ciudad estuvo ferozmente asediada y bombardeada por las tropas francesas mientras era defendida heroicamente por la flota inglesa y española. El 19 de marzo de 1812 las Cortes de Cádiz promulgaron la primera Constitución de la monarquía española, conocida popularmente como «La Pepa». La Constitución tenía cuatro características básicas:

1) Su origen popular: se elabora sin el rey, aunque no contra él, está ausente y cautivo en Francia. La fuente de legitimidad cambia: traslada la soberanía nacional a las Cortes, antes pertenecía al monarca. La Nación es la nueva forma de identidad, es la nueva sociedad. 

2) Era muy extensa: tenía 384 artículos organizados en diez títulos (La actual Constitución tiene 169 y la de la II República tenía 125). Consagra el principio de división de poderes: legislativo, ejecutivo y judicial. Se limitan los poderes y atribuciones del rey. Establece de manera minuciosa y detallada la organización del Estado y la administración territorial. 

3) La Constitución de 1812 establecía el sufragio universal masculino indirecto, la libertad de imprenta, la libertad de industria, el derecho de propiedad o la fundamental abolición de los señoríos. El texto consagraba a España como Estado confesional católico, prohibiendo expresamente en su art. 12 cualquier otra religión y el rey lo seguía siendo “por la gracia de Dios y la Constitución”. Este texto constitucional no contempló el reconocimiento de ningún derecho para las mujeres, ni siquiera el de ciudadanía, entre otras cuestiones. 

4) De carácter inflexible y muy rígida; difícil de reformar para darle estabilidad y continuidad, para evitar rápidas modificaciones y que fuera frágil. 

Tras la derrota de los ejércitos napoleónicos obligan a Napoleón a devolver el trono de España. El 11 de diciembre de 1813 Fernando VII fue restablecido en el trono por Napoleón. Regresó a España del voluntario exilio francés en marzo de 1814. 

Amparado en la fuerza, el 4 de mayo de 1814 Fernando VII suspende la efímera Constitución de 1812, disuelve las Cortes, deroga su obra legislativa y persigue a liberales y afrancesados, que fueron encarcelados, o hubieron de partir hacia el exilio. El rey felón no aceptaría la Constitución de 1812 que mermaba su poder, estableciendo el más férreo absolutismo durante seis años. (1814-1820)

El 1 de enero de 1820 tuvo lugar en la localidad sevillana de Las Cabezas de San Juan el pronunciamiento militar del coronel Rafael del Riego, precisamente con las tropas que debían viajar a América para detener la emancipación, el Fernando VII se vio obligado a jurar la Constitución de 1812, decretar una amnistía, suprimir la Inquisición española y convocar elecciones.

Tras el pronunciamiento de Riego se inicia el Trienio liberal (1820 y 1823) que permitió llevar a la práctica las medidas que habían surgido en la primera experiencia de las Cortes de 1810 a 1814. Para reponer el poder del rey Fernando VII, Francia envió a los "Cien Mil Hijos de San Luis" que derrotaron a los liberales, dando inicio a la llamada Década Ominosa (1823-1833) o segunda restauración del absolutismo, donde el tirano rey persiguió ferozmente a todos los liberales que ponían en peligro el absolutismo.

De esta forma, el 7 de noviembre de 1823 el general Rafael del Riego murió ahorcado en la Plaza de la Cebada de Madrid. El 26 de mayo de 1831 fue ejecutada la liberal Mariana Pineda que prefirió morir por garrote vil a delatar a sus compañeros. El 11 de diciembre de 1931 y sin juicio previo, el general José María de Torrijos fue fusilado junto a cuarenta y ocho de sus compañeros en las playas de Málaga.

Equipo de redacción de Eco Republicano





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