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"Magdalenas sin azúcar", una esplendorosa novela de Paco Arenas

 "Magdalenas sin azúcar", una esplendorosa novela de Paco Arenas
Miguel A. Díaz Ibáñez

Esta novela habla de personas, pasionalmente de personas. De sus sueños, sus esperanzas, quehaceres, sus penas, sus alegrías, de las amarguras de una vida que nunca sabes por donde te va a llevar, ni si has acertado con el camino elegido. O creyéndote feliz, en una familia acomodada puedes bajar hasta los mismos infiernos.

Es una historia en un tiempo para valientes y también para mezquinos y ruines. En las más de cinco décadas donde discurre la novela, desde el ´34, antes de la Guerra Civil hasta bien entrado el periodo conocido como democracia, los personajes: Felipe, María, Jaime, Miguel, Antonio, Braulio, Elvira, Antonia, Clara, Emilio, Gervasio, etc. entrelazan sus vivencias, sumergiéndote el autor en sus vidas tal como si fueses tú uno de los personajes de la novela. Te hace preguntarte qué hubiera hecho cualquiera de nosotros en esas circunstancias en las que se encuentran los personajes.

El lenguaje expresivo de los protagonistas es rico, fluye su lectura con avidez, te hace sentir dentro de la trama, te proporciona conocimientos del modo de vida se desempeñaban en ese pueblo de la Mancha, que bien podría ser el de cualquier otro lugar del Estado. Sientes el sangrar, la angustia de esa España sacrificada y pisoteada, para mí tan bien representada entre Braulio y Miguel, dos hermanos enfrentados. Uno encarna esa España cruel, sanguinaria, egoísta, ruin, capaz de todo para conseguir sus fines, Braulio no te deja indiferente, el otro inocente, medroso, ajeno al futuro se le viene encima, pero a la misma vez feliz y como esta España representa, capaz de echarse a la espalda cualquier contratiempo. Ese es Felipe o como dice el autor el Jilguero "canta mal, pero canta mucho para compensar". A Felipe le apodaban el jilguero.

La trama avanza entre sucesos inevitables inherentes a la condición humana, la rivalidad, la venganza, el odio, los menosprecios, todos provocan y no te dejan impasible. La forma de comportarse de Braulio con su hermano durante tantos años, la ternura de quien sabes te ama y nunca te va a traicionar a pesar de las penurias, la furia del dominador que nunca ofrece indulgencia, si no recrearse en el dolor y el sufrimiento del débil y perdedor, la venganza que siempre llega aun a riesgo de sacrificar la de uno mismo, la ternura para tus mayores y también para quienes apenas levantan del suelo, la furia del rebelde que se resiste a entregar la libertad, a entregar la II República. Todo ello es esta novela.

Y por encima de todo esa España implacable, autoritaria. “Magdalenas sin azúcar” es esa metáfora de uno de los capítulos, aun hoy irresoluble, de no tener Libertad, pero te has de comer las magdalenas para seguir luchando y para tragarlas las endulzas con aguardiente, si no le echas no se pueden comer, y si las remojas te abrasan la garganta. Así es esa contradicción.

Así de duro es imaginar como se ceba con los desposeídos el infortunio de ver desalojados de sus pobres hogares, pero al fin y al cabo hogares por anegar una comarca con las aguas del Júcar, dejando tras de sí una parte de tu vida ya a tus mismos seres queridos bajo las aguas. En la novela es Juncos el pueblo elegido, pero en la realidad fue Gascas de Alarcón, un pueblecito que quedó anegado por la construcción del Pantano de Alarcón, que se inició en 1946.

Al final todo queda en “¿quién llevará flores a los muertos de Juncos si están bajo las aguas del pantano? Terrible metáfora para que nunca olvidemos de dónde venimos y quienes nos criaron para llegar a lo que hoy somos.

Genial mi amigo Paco Arenas, me has hecho sentir ternura, cariño, amargura, rabia y dolor al comprobar que hay veces que las cosas no pueden terminar lo bien que uno quisiese. Uno siente rabia de tanta injusticia, tanto sufrimiento, tanta desazón, pero sabe que es la semilla brotara aun con más fuerza trayendo nuestra ansiada III República. 

Recomiendo totalmente la novela, no te dejará indiferente, te imbuirá en ese tiempo. Te hará ver de donde vienes, cómo y tan doloroso fue aquel periodo de nuestra historia reciente, porque has de luchar contra los cuervos negros, la oscuridad. Nunca desfallecer en la perseverencia de alcanzar los sueños como en la novela hace Felipe, aun a riesgo de sus últimas consecuencias.

Termino diciendo que esta obra bien merecería una recreación cinematográfica, en mi caso porque no tengo posibles, si no ya estaría mirando la forma. Puedo asegurar y pondría la mano en el fuego que cualquiera de los directores actuales españoles extraería una maravillosa historia de entre sus páginas. 

Grande Paco!

Miguel A. Díaz Ibañez, presidente del Ateneo Republicano Almansa
Twitter:@mikeldi66

Artículo publicado en la web del autor: enlace

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