Benito Sacaluga
Corren malos tiempos para la monarquía. Por muchas vueltas que le queramos dar, la corona está de capa caída, una expresión de origen taurino aplicable a quién no resuelve adecuadamente los inconvenientes que se le van planteando y acaba cayendo en la apatía; estado que le induce a cometer errores de pequeño y gran calado.
Eso de ser rey y no pintar nada debe ser harto molesto, y el nuestro, al igual que sus antepasados, cuando se enfada o se siente agraviado borbonea, toma decisiones de carácter político que no le corresponden. Su más sonado borboneo tuvo lugar el 3 de octubre de 2017, dos días después de la consulta unilateral llevada a cabo por la Generalitat de Catalunya. El rey se despachó a gusto contra los políticos catalanes al mismo tiempo que, taimadamente animaba al gobierno de M.Rajoy a aplicar el Art.155 en toda Catalunya. Un discurso inaceptable e incendiario, pero que finalmente, y sin darse cuenta, les daba a los catalanes la solución a sus pretensiones, al final de su discurso pronunció la siguiente frase: «Mientras el país siga siendo una monarquía parlamentaria no habrá cabida para la fractura territorial». Un borboneo en toda regla y una amenaza cuyo cumplimiento, para nada depende de él por muy rey que sea.
A nuestro rey le gustan los uniformes y le gustan las togas. Con su impecable uniforme militar y la más alta graduación en sus hombreras hace acto de presencia ante las Fuerzas Armadas, siendo objeto de las más profusas reverencias, que para eso ejerce el mando supremo de estas Fuerzas, aunque dicho mando sea solamente simbólico y no constituya poder alguno directo ni efectivo (1), menos mal. Igualmente le encanta enfundarse en la toga judicial, atuendo que solo le vale de mero adorno, al igual que el Gran Collar de la Justicia conteniendo los emblemas de la monarquía y los atributos de la Justicia, emblema y atributos algo difíciles de conciliar.
No tan sonado como su borboneo en Cataluña ha sido hace un par de días su llamada telefónica a Presidente del CGPJ y del Tribunal Supremo, en la que muestra su descontento y malestar por no haberle permitido el Gobierno asistir a la entrega de despachos a nuevos jueces y juezas, acto que se celebra en Barcelona. Un borboneo, el de la llamada al jefe de los jueces, que podemos considerar como muy grave y merecedor de una respuesta contundente, pero nada comparado con el que hubiera podido soltar en su discurso si hubiera asistido a dicho acto. Bien hizo el Gobierno en no correr riesgos.
Al rey le cuesta aceptar cual es su cometido, lo lleva mal, más aún si su palaciego suelo tiembla bajo sus pies. Su temor, justificado, a que el republicanismo siga creciendo entre la sociedad, le empuja a cometer un nuevo error, consistente en dejarse utilizar por los partidos políticos de la derecha y la extrema derecha como cabeza visible de la unidad del país, sin darse cuenta quizás, o intencionadamente quizás, de que ese posicionamiento le está vetado.
El pueblo, parte del pueblo y a través de sus representantes, denuncian abiertamente el último borboneo del rey, algo que es contestado de urgencia por las derechas de este país con descalificaciones, petición de dimisiones y solicitud de reprobaciones en el Congreso, y lo hacen sin darse cuenta de que esos a quién quieren fulminar son representantes del pueblo y que es en el pueblo donde reside la soberanía y del que emanan todos los poderes de Estado, o al menos eso dice el Art.1-2 en el Título Preliminar de nuestra Constitución. Mientras tanto, los jueces entonan a gritos un ¡Viva el rey!,
Cuando algo estorba, cuando algo es manifiestamente contrario a la voluntad mayoritaria del pueblo, se deben tomar medidas contundentes, de lo contrario quien estorba y los suyos seguirán intentado llevar a cabo una involución que pocos, muy pocos quieren.
Salud y República, (que falta hacen las dos).
Benito Sacaluga
(1) "En torno al Mando Supremo de las Fuerzas Armadas en la Constitución de 1978". Jaime Antón Viscasillas. Teniente de Navío (RV). Jurista. Diplomado en Estudios Avanzados de Derecho Constitucional. Publicaciones Mº de Defensa.
Benito Sacaluga, analista político, colabora en Eco Republicano desde julio de 2014
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